Primera noche entre copos de nieve.

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Ya eran las nueve de la noche en Moscú. La única luz que se colaba por las ventanas era la que provenía de las farolas, que alumbraban a las personas que volvían a su casa, cansados ya del día y queriendo llegar a su hogar para descansar. Yo miraba desde la ventana de mi habitación, que años antes había sido ocupada por mi versión pequeña y asustada. Ya nos habíamos acomodado e intentábamos hacer la estancia lo más llevadera posible. Sin embargo, el único que no ponía de su parte era Oliver. Estaba bastante malhumorado y a la mínima saltaba. Incluso había gritado a Caleb, tras habérsele caído a éste una de las maletas cuando subía por las escalera.

De repente, un olor muy apetitoso entró por la puerta de la habitación. Parecía carne. Escuché unos pasos ágiles que venían desde el pasillo.

  —¡Susan, ya está la cena!—gritó Elsa desde el marco de la puerta. Estaba envuelta en varias mantas, una encima de otra. No entendía cómo no se caía cuando andaba, ya que todas eran arrastradas por el suelo. 

  —Ya la he olido...¿Quién la ha hecho? —pregunté curiosa mientras me bajaba de alféizar.

  —No lo sé. Yo he estado casi dos horas en la ducha, intentando quitarme el pringue del tinte.—contestó, señalando su cabello. Ciertamente ya estaba pelirrojo, aunque más oscuro de lo normal.

Yo ya me había quitado el rubio de mi pelo, aunque también me había quedado más claro Esperaba que se me quitara después de varios lavados .

Acompañé a Elsa hasta la estancia más grande, que hacía uso de cocina y salón de estar. Se me hacía raro ver a Oliver poniendo la mesa y a mis dos amigos sirviendo los platos. Era una imagen cotidiana en cualquier familia todas las noches. Sin embargo, era extraño para mí ver esta estampa, debido a que nuestras condiciones, asuntos y condiciones eran muy dispares a las de las demás familias, mucho más normales que nosotros. Aunque...¿Podía considerar nuestro grupo como una familia? Era una pregunta de difícil respuesta y que no venía al caso-

  — ¿Quién es el que ha cocinado? — preguntó Elsa, acercándose a la encimera para contemplar el delicioso manjar que nos esperaba.

  — Creo que es la primera vez que huelo en esta casa un delicioso olor a comida. — comenté divertida, recordando mi estancia allí.

  — Pues aunque no os lo creáis, he sido yo. — respondió con una fingida reverencia Jack.— Ésto es carne en salsa acompañada con unas buenísimas patatas cocidas. Espero que os guste y, si no, os aguantáis porque es lo único que podéis comer esta noche.

  — No sabía que cocinabas. Nunca me has hecho ningún plato cuando yo iba a almorzar a tu casa. — expresé con un poco de sorpresa y queja.

  — Hay muchas cosas que no sabes de mí, Ventisca. — contestó con una sonrisa picarona. Yo le iba a responder cuando mis tripas rugieron, haciendo que mi prioridad fuera comer.

Nos sentamos a comer todos a la vez. Estuvimos en silencio todo el tiempo, ya fuera por el hambre que traíamos o porque no había necesidad de hablar. La cena estuvo espléndida, haciendo que quisiera felicitar a Jack por su importante contribución a la supervivencia del grupo. Al terminar Caleb de rebañar el plato, se puso serio y habló:

  — Y bueno, ¿Cuál es el plan para mañana? Debemos coordinar bien esta operación, porque podemos caer presos con cualquier pequeño fallo que cometamos.

 —Oliver, explícanos dónde se encuentran nuestros amigos.—pedí a Oliver.

  — Se encuentra a dos horas de aquí yendo hacia al oeste. La base en cuestión fue donde nos entrenaron de pequeños para convertirnos en unos asesinos sin piedad. — paró un momento para contener su rabia.— Conozco bien ese sitio y puedo intentar que nos colemos sin ser vistos pero no sé si habrá muchos agentes por allí o si nos esperan el Escuadrón Delta. Además, debo avisar que no sé si todos nuestro amigos siguen vivos y, si es así, en qué estados estarán. Por ello, no debemos contraponer nuestros sentimientos a la misión ni querer formular ninguna venganza. Nuestra prioridad es salvar al mayor número de ellos.

Había hablado con una gran serenidad y madurez, cosa que me dejó impactada al igual que a los demás. Ese cambio repentino me extrañaba en él, aunque no quería decir que fuera uno malo. Sin embargo, me parecía algo que no se puede hacer de la noche a la mañana, con lo cual ha habido algo que ha debido hacer cambiar de parecer.

  — Deberíamos trazar una estrategia para saber las funciones de cada uno. — reflexionó Jack, con los brazos cruzados.

  — Nos dividiremos en dos grupos. Es verdad que estaremos más desprotegidos, pero así llamaremos la atención menos y abarcaremos un mayor espacio, ya que el complejo no es que se pueda decir que es pequeño. A partir del sitio que yo diga, un grupo de tres personas y otro de dos se dirigirán hacia lados opuestos. Nos encontraremos a la hora fijada en un sitio que ya concretaremos. 

 — ¿Y cuáles serán los grupos?— preguntó Elsa con el semblante serio. Cada vez esa chica era más madura y menos acorde con su edad. Eso me daba lástima.

  — Mi primera idea era que tú te quedaras en el vehículo o incluso en esta casa... — al ver que Elsa iba a quejarse airadamente, le hizo una señal para que esperara.— pero como sabía que no ibas a acatar esa decisión, he pensado que irás con Caleb y Jack, mientras que yo iré con Susan. Ya no hay más que decir, debido a que no tengo ningún plano del complejo ni ninguna información que nos sea útil aparte de ésa. Sin embargo, debemos estar muy atentos porque no sabemos si nos están esperando ya allí. Ahora, iros a descansar porque mañana será un día muy largo.

Nos levantamos de las sillas y yo me dirigía con Elsa hacia el cuarto de baño cuando escuchamos el crujido de la puerta hacia la calle. Los cuatro nos giramos rápidamente hacia tal ruido, un poco asustados y preparados ante una ráfaga de violencia de agentes de Gamma. Sin embargo, era Oliver el que había abierto la puerta. Iba enfundado en su abrigo negro, colocándose bien los guantes antes de salir hacia la oscura noche.

— ¿Pero a dónde vas? — preguntó sorprendido Caleb ante tal situación.

—A dar una vuelta. Me vendrá bien despejarme un poco.— respondió cortante a mi amigo. — Idos a la cama vosotros, que yo ya volveré.

— ¡Se supone que mañana es un día importante y debemos estar bien despiertos mañana! Hay muchas cosas que pueden salir mal pero la probabilidad aumenta si tú no pones de tu parte.—dijo enfadado Jack, como si fuera un padre que regañaba al hijo por su comportamiento.

— Es gracioso que un crío como tú me vaya a decir lo que tengo que hacer. — contestó divertido Oliver. Parecía que el Oliver sensato que habíamos visto minutos antes se había esfumado.— Soy consciente del riesgo que hay pero quiero salir. Mejor dicho, lo necesito.

— Déjalo, Jack. Que haga lo que quiera.— intervine yo, poniéndole una mano sobre su hombro. Acto seguido, Oliver se esfumó por la vieja puerta del piso.

— ¿Crees que ha sido lo más acertado? — inquirió Caleb, dudando de si mi decisión había sido la mejor en ese caso.

— No lo sé... — dije dudosa. Sin embargo, Oliver se habría esfumado con o sin nuestro permiso y era mejor que lo hubiésemos dejado así por el bien del equipo, aunque me intrigaba a dónde se habría ido...¿Tal vez con Gamma?Yo aún no sabía con certeza si poder o no confiar en él, aunque no me quedaba otra.

Proyecto Mejorados (Agente Ventisca N°2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora