Me adentré en el camino que me había señalado Beth, Seguían siendo los pasillos tétricos e infinitos de antes, con la diferencia de que ahora iba sola, ya que Oliver se había llevado a Beth con ella para rescatar a Bonnie. Yo me había ido en busca de Sam, al que temía que se encontrara en el mismo estado que nuestra compañera: Traumatizado, violento, loco...
No se escuchaba nada en el recinto, salvo los latidos del corazón que resonaban en mi cabeza. Estaba asustada, aunque nunca lo admitiría. Intentaba respirar profundamente para intentar tranquilizarme, además de palabras de ánimo hacia mí misma, cosa algo inusual en mí. El aspecto de Beth me había trastornado mucho y no podía quitármela de la mente aunque quisiera.
El sonido de algo cayéndose me sacó de mi peligrosa ofuscación. Puse todos mis sentidos alertas, aunque no quise mover ni un músculo ante el temor de que me oyeran desplazarme. Mis manos ya estaban listas para atacar a cualquier ser que quisiera hacerlo primero,
De pronto, un grito de dolor me desgarró los tímpanos y, sin ni siquiera pensarlo, me fui corriendo hacia la procedencia de tal horrible ruido. Tenía la certeza de saber quién había gritado.
Todos los pasillos eran iguales y ya me estaba empezando a agobiar de no saber por dónde iba hasta que encontré una gran puerta de metal, cerrada a cal y canto. Escuché un segundo grito que procedía de aquel lugar e intenté abrirla sin tener muchas esperanzas de que cediera ante mí. Sin embargo, se abrió sin oponer resistencia. Lo que vi me dejó helada.
Era una sala amplia y circular, con la única decoración de una mesa con diferentes utensilios que no supe saber qué eran ni para qué servían. No había ninguna ventana por la que pudiera entrar luz, pero estaba bastante iluminada gracias a varias lámparas de luz blanca. Aún así, lo más importante de esa habitación era el cuerpo que se retorcía en el suelo bajo un charco de sangre.
Yo no podía ni gritar ante tal espectáculo. Sam, mi Sam, estaba tumbado boca rápida en el suelo, escupiendo sangre y con varias heridas de consideración en diferentes partes del cuerpos. Sus ojos, tan llenos de vida antes, reflejaban cómo se iba yendo su vida poco a poco. Me acerqué corriendo, intentando ayudarlo aunque no sabía cómo, ya que había demasiadas heridas y yo estaba al borde de un gran ataque de nervios.
— ¡Sam, mírame por favor! No me dejes! — pude gritarle histérica, poniendo mis manos a cada lado de su cara, cuyo color era extraño. Quería que me mirara, que me hablara, que hiciera algún gesto de que me escuchara.
Mi amigo pareció reaccionar y pudo verme cómo lloraba desconsoladamente. Sin embargo, un segundo después se cerró la puerta de la habitación de golpe, sin que nadie la tocara. Aún así, no me importaba nada. Sólo quería volver a ver a aquel chaval que me hacía reír por sus tonterías y que me ayudaba y me animaba en el momento más necesario. Quería que volviera mi Sam. Que personas buenas tengan finales tan horribles era algo muy injusto. Yo sólo podía esperar su inevitable muerte.
Súbitamente, la cara de Sam cambió a una sonrisa algo extraña, que hizo que me entrara un escalofrío por el cuerpo.
— Parece que la agente Ventisca es algo sentimental, ¿No? Ha sido muy fácil engatusarte. Me esperaba algo más de ti, mejorada. — habló con una voz extraña Sam, que no era suya ya que era más grave que la de él. Ya no parecía el débil y herido Sam, sino una versión de él terrorífica. Me habían engañado y había caído en la trampa como una vulgar principiante.
El cuerpo de Sam se desvaneció del suelo, al igual que su sangre derramada. Ante tal acontecimiento, me pilló con la guardia baja una mano que se acercó con rapidez a mi boca. Sujetaba un pañuelo, que fue puesto en mis labios y nariz, sin posibilidad de quitármelo. La fuerza con la que me aguantaba era tal que me costaba respirar y creía morirme ahogada. Me puse de pie pero sólo duré unos segundos. Mi mente se nublaba, mis ojos daban vueltas a la vez que se iban cerrando e iba perdiendo la conciencia poco a poco. Sentí ceder mis piernas y lo último que noté fueron unos brazos agarrándome.
Me desperté, tirada en un suelo frío y en un sitio donde sólo había oscuridad. Me encontraba muy mareada y los ojos me pesaban muchísimo. No tenía fuerzas para levantarme y lo único que hice fue girarme para buscar una salida. Sin embargo, lo que vi fue a un chico que me era familiar. Mi cerebro estaba aún muy poco lúcido así que tardé en darme cuenta de que era el hombre que me había atacado en el aeropuerto. Quería irme hacia él y matarlo con mis propias manos, convertirlo en una figura de hielo. Desgraciadamente, era incapaz de moverme.
— Por fin despertarte. Antes de que quieras abalanzarte hacia mi, me presentaré: Mi nombre es Theo y soy uno de los integrantes del Escuadrón Delta. Te aviso que si me matas no podrás salir de aquí, ya que donde nos encontramos ha sido todo producto mío.— explicó orgulloso Theo.
— ¿Qué quieres decir? — pregunté confusa. Estaba recuperando las fuerzas poco a poco y ya me podía poner medianamente de pie.
— ¿No te parece extraño que todo esté oscuro aquí pero que tú y yo nos podamos ver con total claridad? Eso es porque todo forma parte de mi poder. Creo ilusiones tan reales que no podrás distinguirlas de la realidad. Puedo descubrir tu peor miedo y hacerlo posible delante de ti. Gracias a mi poder, puedo hacer con las personas lo que yo quiera, como ya has visto. — bufó orgulloso, haciendo aparecer una ilusión de Sam — Convertirlas en mis títeres.
Hizo aparecer dos grandes serpientes a mi lado, a lo que yo respondí pegándome un gran susto y saltando hacia el lado, con miedo. Tenía fobia a las serpientes.
— Aún no me has explicado dónde estamos. — comenté molesta e intentando parecer segura, tras haber hecho él que desaparecieran esos dos reptiles . Parecía tenerlo muy creído y tener aires de magnificencia, mostrar su poder era lo que más le gustaba. Exhibirse.
—Eso no importa ahora. Verás, quiero hacer un trato contigo; Si me cuentas lo que quiero saber te devuelvo a tu amiguito, el fantasma traspasa-paredes. Os dejaré que os marchéis de aquí sin oponerme a ello.— me ofreció, pareciendo como si me hiciera un favor.
— No pienso contarte nada ni aunque sea la cosa más obvia del mundo. — respondí furiosa. Tras mi respuesta, se desvaneció de donde estaba y apareció justo a mi lado. Intenté abalanzarme sobre él pero lo traspasé sin ningún impedimento, cayéndome así al suelo de nuevo. — Olvidaba decirte que aquí también soy una ilusión. No puedes hacerme daño, pero yo a ti sí, y mucho. — explicó cuando volvió a aparecer a mi lado.— Estamos en tu mente. No me ha costado mucho entrar en ella. Desgraciadamente, no he encontrado lo que buscaba.
— ¿Qué quieres saber?— pregunté finalmente. No podía salir de allí por mí misma.
— Dónde está la llave de la caja Magna. — respondió con gran rapidez.
— No sé a lo que te refieres. — contesté con sinceridad. Nunca había escuchado ese nombre ni nada referido con ella, ¿Para qué la querría Gamma? ¿Qué tenía que ver conmigo?. Theo tuvo que darse cuenta de que decía la verdad, ya que su chulería inicial se había tornado en una mueca de gran enfado y desesperación.
— Sigue bloqueado en tu memoria, ¿Eh? Tu hermano hizo un gran trabajo— comentó siseando y acercándose a mí, lentamente. Yo, por alguna razón, no podía moverme del sitio —Sin embargo, se olvidó de un detalle: Que yo soy mucho más poderoso que él.
Me cogió de la cabeza con fuerza, poniendo sus manos a ambos lados de ella. Un dolor insoportable empezó a brotar dentro de ella, como si miles de cuchillos me la atravesaran. Grité por tal sensación. Sentía que cada descarga que me llegaba se adentraba cada vez más profundo en mi cerebro y, con ello, más dolor se acumulaba dentro de mí.
— Me hubiera gustado que te acordaras y que me hubieras mentido para así poder practicar otro método mucho mejor para mí. Espero disfrutar de él más adelante — susurró en mi mente.
Tras ésto, caí en la más profunda oscuridad.
¡Hola!Quisiera avisaros de que he actualizado con un capítulo en el primer libro, "Agente Ventisca" debido a que estoy participando en unos premios con ese libro y estoy en la segunda fase. En ella, necesito la ayuda de mis lectores. Por favor, pasaros por el último capítulo de ese libro en lo que os digo qué tenéis que hacer. ¡Gracias!
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Proyecto Mejorados (Agente Ventisca N°2)
ActionCONTINUACIÓN DE AGENTE VENTISCA. Han pasado dos meses desde que mis amigos fueron capturados por Gamma. No sabemos dónde están, cómo están ni si siguen vivos. Después de una tranquila estancia en la casa de Caleb, debemos huir de Gamma, quien pone d...