Poco a poco fui abriendo los ojos, aunque tenía un gran dolor de cabeza. Sin embargo, no lamentaba ningún daño más. Dirigí la vista hacia mis amigos, que parecían estar bien. Sam ya estaba de pie y Caleb estaba sentado en la acera, con las manos despellejadas.
— Creía que os cogería menos de sorpresa. Os he sobrestimado — escuchamos decir tras nosotros. Sasha se encontraba erguida detrás nuestra, observando cómo salía humo de sus manos. — Parece ser que ésto va a ser menos divertido de lo que esperaba.
Le lancé una daga de hielo directa al corazón pero la esquivó casi sin inmutarse. Intenté congelar el suelo que había alrededor de ella pero no duró mucho mis tácticas. Sus pies parecían irradiar calor y en unos pocos segundos sólo quedaba vaho de mi poder. Sam se abalanzó sobre ella, intentándola pillar por sorpresa, pero cayó al piso al teletransportarse ella un segundo antes. Apareció en un balcón de una de las casas que estaban en esa calle.
— Aquí la única que puede atacarme medio decentemente eres tú. Qué aburrimiento — fingió un bostezo mientras me señalaba— qué pena que no seas para mí. Aunque...vamos a hacerlo más interesante.
Se volvió a teletransportar con una velocidad asombrosa, por lo que no nos dio tiempo a reaccionar a Sam ni a mí. Caleb se intentó abalanzar sobre nosotros, que estábamos juntos pero no le dio tiempo a hacernos caer. Sasha llegó antes y cogió a Sam, agarrándolo fuertemente por el cuello y la barriga sin que a él le hubiese dado tiempo a reaccionar.
— ¡Tu poder!— le gritó Caleb. Su habilidad era la de volverse incorpóreo como un fantasma, asi que el agarre de Sasha no podría durar mucho si Sam activaba su don.
Sin embargo, antes de que Caleb acabara de decir el "Tu", Sam profirió un grito desgarrador. Empezó a salir humo de debajo de su ropa. Yo, impactada, intenté de nuevo darle a Sasha pero esta vez, de lo nerviosa que estaba, ni siquiera le rozó mi ataque.
Volvió a desvanecerse, apareciendo en lo alto de una casa de dos plantas. Sam seguía gritando amargamente.
— Debilucha, sigue adelante, que todavía no has terminado la carrera de obstáculos. Yo me quedaré con tus dos amiguitos. — explicó con una sonrisa. Se nota que se lo estaba pasando bien mientras que a mi me hervía la sangre a más no poder.
— ¡Antes muerta que dejarte torturar así a mis amigos! —le grité, escupiéndole toda la rabia que tenía acumulada en mi interior. Ella, primero emitió un bufido de fastidio.
— No me dejas otra alternativa —advirtió. De pronto, la pelirroja aumentó el dolor de Sam, que empezó a llorar y a gritar de pura desesperación.— O corres para allá o no dejaré de provocarle más y más dolor. Tú decides.
— Vete Susan — dispuso Caleb a regañadientes — Sé que no soy muy útil en esta situación pero tú lo que haces en empeorarla, así que déjame a mí y acaba con el que falta.
Tras sus palabras, me acordé de que Sasha había sido la causante del incendio en la casa de Caleb. Por ello se le notaba tan tenso y furioso. Sabía que no sería buena idea dejarlo allí en esas circunstancia pero, por otro lado, si me quedaba sabía que no podríamos derrotarla y que Sam podría ser herido muy gravemente. Decidí, no sin reticencias, irme.
— Intentaré venir lo antes posible. Lo prometo — afirmé mientras le echaba una última mirada de odio a Sasha. No podía dejar que le hiciese más daño a mi amigo
— Y yo intentaré que ella no vuelva a hacernos daño nunca más — contestó. Su tono me dio un escalofrío. Estaba dispuesto a luchar fieramente.
Decidí correr sin más, sin detenerme. Me encontré con que el último tramo era una cuesta, así que decidí bajarla más rápido de lo normal: Con un golpe de pie, congelé la cuesta y, sin pararme a pensar en la posibilidad de romperme el cráneo en aquello, me deslicé calle abajo. Me encantó la velocidad que cogió aquello y la sensación del viento en mi rostro. Era increíble. Sin embargo, casi me caigo al frenar de golpe.
La Plaza Mayor estaba totalmente solitaria. El ambiente festivo que se había sentido horas atrás se había desvanecido. Los farolillos que estaban puesta en las paredes de los edificios que la conformaban se movían con la brisa que corría. Parecía un pueblo fantasma en aquel momento.
Miré a mi alrededor y me fijé en que no había ningún rastro de lucha ni de destrozos, algo que esperaba que hubiera ya que habíamos escuchado algo parecido a una explosión. Estaba un poco confundida y no sabía muy bien qué hacer.
— ¿Me buscabas? — escuché decir a mis espaldas. Inmediatamente supe quién era y ataqué sin esperar ni un segundo, sin ni siquiera apuntar bien, lo que hizo que errara por muy poco.
Mi daga rompió un cristal de un establecimiento de ropa, que se encontraba detrás de Theo.
— Fallaste — replicó con sorna— Te recordaba con mejor puntería.
Intenté varios ataques más, sin descanso. Sin embargo, era capaz de esquivarlo todos, sin necesidad de teletransportarse, al contrario de lo que hacía Sasha. Mostraba una gran agilidad, digna de un atleta.
Yo seguía con los ataques, intentándolo pararlo de todas las formas que me permitían mis poderes, sin resultado. Parecía un fantasma, incorpóreo.
El tiempo fue pasando. Poco a poco me fui cansando, me costaba respirar y pegaba cada vez bocanadas de aire más grandes y seguidas. Me empezó a dar calambres en los brazos, al principio pequeños pero luego iban aumentando en intensidad y frecuencia. Además. sentía mi boca pastosa, seca.
— Como sigas así, te vas a desmayar. La deshidratación no es algo bueno y puede acarrear varios problemas graves.—explicó, comportándose como si fuera el profesor de un colegio y yo su alumna.—Por cierto, ¿Qué tal Elías?, ¿Sigue dormido tal y como lo dejé? Ya no le tiene que quedar mucho tiempo de vida.
— ¡Cállate!—le grité. Él había hecho que Elías estuviera en ese estado. La ira empezó a brotar en mi interior, al igual que sentía algo extraño en mi cuerpo. No sé exactamente cómo lo hice, pero utilicé toda mi energía para crear una gran tormenta de nieve e hielo, que envolvió a Theo por completo.
El remolino eran tan grande que sobrepasaba la altura de los edificios de la Plaza y parecía estar a punto de convertirse en huracán. Todos los adornos de la fiesta se quitaron con facilidad, al igual que arrastró varias cosas más que se encontraban allí.
Desgraciadamente, no pude aguantar mucho esa situación y, después de transcurrir medio minuto desde que lo formé, finalmente caí exhausta al suelo, de rodillas. Al tiempo que mi cuerpo no pudo sostenerse más en pie, el remolino desapareció rápidamente.
Theo cayó de espaldas también, pero se levantó tras unos segundos tirado en el suelo. Primero, me miró con sorpresa y, a mi parecer, con terror. Sin embargo, le duró poco esa expresión. Se levantó, no sin esfuerzo, y se acercó a mí. Yo ni siquiera podía mover mis brazos y piernas. Parecían de piedra.
Cuando llegó a mí, me cogió la barbilla con fuerza, obligándome a mirarle a la cara. Yo no podía oponer resistencia ninguna. Me hubiera encantado poder escupirle a la cara pero mis fuerzas sólo me permitían seguir despierta, no hacer nada más. Me sentía más débil e inútil que nunca.
— Siempre supe que serías fuerte, desde el momento en el que te conocí. Ahora bien, ¿Utilizarás ese poder para el bien o para mal? Estoy deseando saberlo— susurraba, con un tono de voz extraño.
No sabía, en ese momento, que tal poder podía suponer la destrucción de mucho, y de muchos.
¡Aquí está el capítulo que os prometí! Creía que no podría terminarlo a tiempo pero, al final, lo conseguí. ¡Feliz Año Nuevo y próspero 2018! Por cierto, me encantaría saber lo que pensáis que va a ocurrir o teorías acerca de cosas que se han presentado y que no se han explicado aún.¡Nos leemos el año que viene! :D
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Proyecto Mejorados (Agente Ventisca N°2)
ActionCONTINUACIÓN DE AGENTE VENTISCA. Han pasado dos meses desde que mis amigos fueron capturados por Gamma. No sabemos dónde están, cómo están ni si siguen vivos. Después de una tranquila estancia en la casa de Caleb, debemos huir de Gamma, quien pone d...