Estaba de pie recostada del marco de la puerta, ese había sido mi lugar los últimos meses, siempre junto a la puerta, nunca entraba ni salía, siempre me mantenía allí. Esperando algo un milagro tal vez, quizás una señal que me dijera que todo saldría bien.
Pero eso nunca pasaba.
—Pasa cariño—me indico mi madre.
Entre y le tome la mano, me quede en silencio ni ella ni yo hablamos al comienzo. Solo estaba allí tomando su ahora frágil mano.
—Mi niña, mi dulce y tierna niña— su piel se había vuelto huesuda y fría— ¿Cómo estás?— pregunto con voz áspera pero con su tono cantarín, me dio una sonrisa muy débil que no llego a sus ojos, habían grandes ojeras debajo de sus ojos, pero para mí seguía siendo igual de hermosa y aunque sabía que lo estaba no parecía tan enferma, solo cansada.
Me encogí de hombros y tome un largo suspiro llenándome de valor. —bien, mamí te vez muy cansada ¿Cómo te sientes?— dije con la voz lo más serena posible, aunque no me sentía así.
—cariño estoy muy enferma y ya no me puedo quedar mucho tiempo más... me tengo que ir.
Mis ojos se llenaron de agua.
— ¿ir a donde? Yo quiero ir contigo, tienes que quedarte conmigo— los ojos se me llenaron de lágrimas e intente contenerlas sabia que a ella no le gustaba que yo llorara —dijiste que no te marcharias.
— No...—le costaba mucho hablar y cada palabra me causaba un dolor inmenso en el pecho—a donde voy no pueden ir las niñas tan dulces y tiernas como tu... además quien va a cuidar de tu padre— dijo con una sonrisa débil. —Lo siento tanto tanto mi niña.
El corazón se me partió en mil pedazos.
—Papa es mayor y puede cuidarse solo, no voy a poder seguir sin ti— le apreté la mano con más fuerza.
—Claro que puedes seguir, yo me iré al cielo porque el señor me está llamando.
—No, no puede llevarte y dejarme sola, no puede dejarme sin ti, dile que se lleve a otra mamá solo tengo 14, no puedo cuidar a papa, te necesito aquí... conmigo. —Las lágrimas se empezaron a derramar por mis mejillas — Tienes que verme entrar en la universidad, tienes que ver a mi primer novio, que consolarme cuando me rompan el corazón, quiero discutir contigo por tonterías, te lo pido quédate, quédate te lo ruego quédate por favor, por favor—dije mientras sollozaba.
El alma se me estaba destruyendo y no sabía como detenerlo, el corazón me lastimaba el pecho con cada latido, nunca en mi vida me había sentido tan rota.
Ya no podía ser fuerte, me había dejado caer en un pozo sin fondo, no quería perder a mi mamá, no podía si ella se iba ya no me quedaba nada.
—No puedo quedarme, por más que lo desee... me tengo que ir— su voz era un murmullo triste—ya es mi hora, pero siempre voy a estar aquí contigo aquí—dijo mientras señalaba su corazón. —las personas solo mueren cuando se les olvidan.
—No te olvidaré, te lo prometo.— Dijes entre lágrimas.
—Gracias, un regalo antes de irme—le pidió a la enfermera que le pasara una gran caja envuelta y una más pequeña. —Ambos son tuyos el más pequeño tienes que abrirlo en tu cumpleaños diecinueve, no importa lo que pase tienes que abrirlo en ese tiempo, y el otro puedes abrirlo en cualquier momento después que me haya marchado.
Me negué con la cabeza y las puse a un lado.
—Te amo mamá—dije mientras le besaba los dedos y la mejilla.
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ADAM el defecto mas perfecto... En Edición.
RomanceJennifer Stone a su corta edad a probado ambos lados de la vida. Luego de la muerte de su madre y que su padre se fuera dejándola ebria y sola en su casa se ve obligada por si misma levantarse. Pero hay algo que ella nunca se vio venir y es un chic...