capitulo 12 womanzicer

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Estaba en el auto con Sam escuchando su música, podía verla sonreír y eso era bueno, al menos alguien sonreía en el auto porque si era por mi nunca hubiera pasado eso, al menos eso no hubiera pasado eso hoy, hoy no sonreiría ni porque viera todas las películas de una pareja explosiva, hoy quería sentarme y ver todas las películas tristes que había en internet y comer helado y llorar hasta quedarme sin lagrimas. Mientras pasábamos los grandes árboles afuera hacia un hermoso día y eso era agradable pero por más que lo intentara el hermoso día se veía oculto bajo mi burbuja de tristeza y desesperación. Tenía mucho tiempo queriendo ir a contarle de mis cosas a mamá pero nunca tenía tiempo o simplemente lo atrasaba para no tener que decirle a May donde estaría. Sam estaba oliendo los ramos de lirios las flores favoritas de mamá. Sabía que estaba conmigo porque May y Di estaban decididos a no dejarme ir sola, ni siquiera sabía para que les había contado hubiera sido mejor si les hubiera mentido diciendo que iría a comprar cosas de limpieza luego a la librería y pasearía un rato en el parque o iría a ver una película pero no tenía que decirles y hacer que May se pusiera tensa y Di alerta, tome una larga bocanada de aire.

— ¿Extrañas a tu mamá?— pregunta Sam sacándome de mis pensamientos.

No creo que extrañar defina todo lo que me hacía falta que me hacía ya que era como un vacio en el pecho que nunca cerraba o siquiera cicatrizaba levemente era como si siempre estuviera a carne viva como si me carcomiera de adentro hacia afuera llenándome de dolor y una constante sensación de vacío infinito, había buscado la palabra correcta durante tres años para descifrar como me sentía y ninguna llegaba a la cuarta parte de cómo de sola rota desesperada y perdida me sentía, normalmente era buena con las palabras pero no existían palabras suficientes en el mundo para expresar como me sentía, no había nada, nada hiciera dejar de sentir que me estaba ahogando con cada segundo de mi vida. Solo había una persona que me con la que me había sentido lo suficientemente cómoda como para decir cómo me sentía y esa persona había sido Adam y era un idiota a niveles industriales así que no valía la pena pensar en el en este o en cualquier otro momento.

—sí, la extraño mucho— no me había dado cuenta que una lagrima se me había escapado una lagrima, no me preocupe en secarla ya que Sam no me estaba viendo.

— Mm del uno al diez ¿Cuánto la extrañas?— sabia que Sam no tenía idea de cuánto me dolían las preguntas. Otra lágrima corrió por mi mejilla nublándome la vista unos segundos.

—no hay una cantidad de números suficientemente grande para explicar cuanto la extraño— y no la había no existía la cifra era tan alta que no cavia en una calculadora científica de la NASA. Un dolor se posiciono en mi pecho haciendo que no pudiera respirar.

Estando en el estacionamiento del cementerio podía sentir una fuerte ansiedad no podía definirla como buena o mala pero mientras más nos acercábamos más crecía sentía como si quiera llorar, gritar, hablar y vomitar, todo al mismo tiempo. Sam ya se había bajado del auto y estaba junto con May y Di a mi me tomo un poco mas controlarme cuando tuve las suficientes fuerzas para salir me envolvieron en un suave abrazo ellos también llevaban tenían lirios contuve el aliento y las lagrima cuando me di cuenta que May era la copia exacta a mamá tuve que tomar varias reparaciones mientras caminábamos para no desmayarme o sufrir un colapso nervioso.

Llegamos allí saque las flores marchitas y puse las nuevas Sam empezó a decirle cosas que no escuche el sonido de mi palpitar me invadía las orejas le conto que yo lloraba cuando la recordaba y le pregunta que podía para ya no llorara. Mis ojos se llenaron de lagrimas y Di se acerco y me abrazo. Y volví a tener dieciséis. Me abrace fuertemente a Di porque sabía que mis rodillas cederían y caería al suelo si lo soltaba. Susurro en mi oído: — vamos a estar bien. — Di tenía una voz muy dulce y siempre me infundía valor pero ahora solo me estaba quebrado en miles de pedacitos. El psicólogo que me había llevado Di un en mi última visita dijo "respirara hondo que un día el dolor desaparecería" pero maldita sea, cuando seria ese día, cuando podre reír al recordarla, cuando me volvería sentir feliz, habían pasado cinco años, cinco malditos años y me sentía igual que el primer día que le perdí.

ADAM el defecto mas perfecto... En Edición. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora