capitulo 25 ¿que quieres?

4.2K 271 3
                                    

Me sentía tan cansada y agotada cuando llegue a mi casa pero lo extraño era que no tenia sueño subí a mi habitación y me di una larga ducha caliente, cada minuto que pasaba una presión en mi pecho se hacía más fuerte, no sabía a qué se debía eso pero el rosto de Adam estaba tatuado a mis parpados, se veía tan triste, dolido, vacio, se veía destrozado y con un inmenso dolor, dolor que yo provoque, me puse mi pijama favorita y me metí en la cama, pero seguía sin poder dormir dándome cuenta que lo había terminado, que había dejado a Adam, mientras mas consiente era de lo que había hecho la presión mas creía haciéndome sentir más vacía, no pude evitar llorar, era como si hubiera abierto una llave y no me dejaran cerrarla, así me sentía como si estuviera suspendida en el tiempo.

Mi cama empezó a saltar de arriba abajo y me desperté de golpe y vi a Sam saltado por toda la cama, me sentía muy cansada y adolorida me sentía peor que cuando me dormí y eso si que era mucho cansancio pero no me quería mover mire a Sam y le guiñe un ojo me hice un ovillo y me volví a quedar dormida, la cama se dejo de mover y la puerta se cerro, extrañaba los brazos de Adam a mi alrededor en la mañanas, su olor, la forma en la que mi cuerpo y su cuerpo encajaban cuando nos abrazábamos. Extrañaba tanto a Adam, nunca en mi vida había extrañando tanto a un hombre en mi vida, Adam era el primero, el primer hombre que me hacia extrañarlo por la mañana.

Me desperté cerca de las doce del día, aun sintiéndome cansada, era como si Adam me hubiera dejado sin fuerzas para nada.

¡Genial! ahora ni para dormir sirvo.

Me sentía tan cansada era como si me hubieran drenado la energía mire mi teléfono y me di cuenta que eran las dos de la tarde estaba más que segura que May seguía abajo y que no sabía nada al respecto porque de lo contrario estaría aquí equipada de consejos, un tarro de helado y un montón de palabras lindas para decirme y hacerme sentir mejor, si tenía a la mejor tía del mundo pero quería que se mantuviera en secreto lo que paso con Adam, sentía un enorme vacío en mi pecho cada vez que respiraba y cada vez que pensaba en Adam, podía sentir como mis ojos se llenaban de lagrimas y como mi garganta se cerraba al pensar en su cara devastada, no quería llorar, no quería, me había prometido no volver a llorar por un hombre y lo mantendría así, seria fuerte, y me tragaría mis lagrimas . Porque después de todo hubo un tiempo antes de Adam y abría uno después de él, me agradara la idea o no, y para ser honesta ese tiempo despéese lo veía tan lúgubre y vacio, no entendía como se había metido bajo mi piel, tan dentro de mi ser que no había nada que lo sacara, llámenme cobarde había tenido tanto miedo que esto pasara pero no me importo, a pesar de todas esas veces mi subconsciente me lo gritaba cada dos por tres no me importo.

Mire al techo buscando formas o una manera de que me doliera menos o también una forma de ver como guardar todo esto en un cajón pero lo único que podía ver era el rostro triste y sin vida de Adam cuando me di media vuelta y sali del club.

— ¿Cómo deje que se metiera tan dentro de mi piel?— me dije a mi misma como reproche.

—Porque te enamoraste del chico— respondió alguien desde la puerta, rápidamente me senté y vi a May apoyada en el marco de la puerta en una taza humeante de algo que imagine seria sopa.

— ¿Cuánto tienes hay?— pregunte secamente

—no mucho quizás unos dos minutos—sonrió— Ben me llamo hace un par de horas— se quedo en silencio esperando que le soltara toda la historia pero no iba a decirle nada al respecto a May, eso sería como llevar el trabajo en la casa, me negaba a hablar con nadie de lo ocurrido y para empezar mi tía no era una buena opción— ¿quieres hablar?

—No—negué suavemente con la cabeza y me abrace las piernas mientras descansaba mi mejilla en ellas y mire por la ventana, hablar sobre eso solo lo haría as real.

Se sentó al otro lado de mi cama y dejo el plato humeante entre nosotras —como un poco— suspiro pesadamente— es un buen chico Jenny— no tuve que girar mi cabeza para saber que tenía una sonrisa tímida en la cara, era esa sonrisa que decía "se de lo que hablo" y yo odiaba tanto— y pensante que el esta abrumado con todo lo que siente por ti al igual que tu por él

Negué con la cabeza yo no estaba abrumada, quizás si lo estuve mucho antes por todo el reto que representaba Adam pero ya no lo estaba, a diferencia de él yo si sabía exactamente lo que sentía, sabía que estaba dolida y enamorada de una persona que conocía desde hace muy poco tiempo, era más e tiempo que habíamos salido de lo que realmente habíamos hablado, es decir no éramos un típico cuento de hadas, si yo era muy inteligente pero no era nada tímida y estaba muy consciente de la atención que recibía del sexo opuesto y si Adam se veía atemorizante y en realidad lo era pero no era nada malo, solo era un chico lo suficientemente torturado interiormente como para castigarse así mismo.

— ¿Cómo puedo estar tan enamorada de una persona que apenas conozco?— pregunte casi en un murmullo aun no entendía eso y May siempre parecía tener todas las respuestas y tenía que tener la respuesta a esto, necesitaba que tuviera la respuesta a esto.

Acaricio mi cuero cabelludo con cuidado y dio la vuelta hasta sentarse en frente de mí pero yo seguía sin apartar la vista de la ventana, beso suavemente mi cabello

— eso pasa cuando lo que sienten es un millón de veces más fuerte que ustedes y pensar en estar lejos es una tortura— acaricio mi cabello por un par de minutos en silencio como único sonido las comiquitas que estaba viendo Sam en el piso de abajo— ¿Qué es lo que quieres?

Trague con fuerza el nudo que se creó milagrosamente en mi garganta, y sabía lo que quería, pero no quería decirlo en voz alta, ya que lo que quería en este momento no lo podía tener, quería a mamá, quería que me abrazada y que me calmara y luego preparar galletas en la cocina mientras cantaban alguna canción tan vieja como el tiempo.

— ¿Jenny? ¿Qué quieres?

Tome una larga bocanada de aire y la solté suavemente y tomándome mi tiempo —quiero que confié en mi como yo confió en el ¿eso es mucho pedir?           

ADAM el defecto mas perfecto... En Edición. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora