Cuando abrí los ojos todo estaba oscuro y tenía la cabeza apoyada en algo duro, mi cuerpo estaba cubierto por una cobija dura y fina que dejaba color el frio del aire acondicionado que estaba a todo poder. Levante lentamente la cabeza y note que mi almohada estaba compuesta por una chaqueta de cuero y el abdomen de Adam.
Se veía tan tranquilo y relajado, eso hacía que sus rasgos infantiles se realzaran más, no tenía esas pequeñas arrugas en la frente que lo hacían lucir feroz y atemorizante, sus pestañas gruesas e infinitas descansaban sobre sus pómulos sus labios carnosos y rosados se encontraban ligeramente abiertos. Tenía el torso en diagonal, las piernas estiradas, tenía una almohada entre el cuello y la cabeza con uno de sus brazos como soporte de la almohada y el otro estaba en mi hombro; se veía tan atractivo y no era un atractivo que pudieras ignorar. En menos de dos segundos unas inmensas ganas de besarlo recorrió mi cuerpo, como una especie de corriente eléctrica de cien mil voltios, mis manos picaban como si un enjambre de abejas las estuvieran picando, por la necesidad de acariciar su cabello... por su espesa y oscura cabellera el estar cerca de él se estaba volviendo doloroso. Nunca me imagine que lo que explicaban en las películas fuera real, mi corazón latía con mucha fuerza, ¿me estaba enamorando de Adam?
Nunca antes mi curiosidad había sido tan grande y mi deseo tan poderoso.
Estar cerca de Adam me volvía alguien diferente, me volvía suave, alocada, deseosa y otro sin fin de cosas. Y eso que solo llevábamos conociéndolo unos días.
¡Alto!
Tenía en frente la prueba viviente del pecado y estaba cayendo ante su extraño encanto. Por qué no podía entender que Adam era el tipo de chicos que tenía cara de dos cosas escritas con marcador rojo en la frente.
La primera decía en mayúsculas: cariño voy a romperte el corazón de mil maneras distintas y la segunda decía: tu y yo una noche sin arrepentimientos.
Mis... lo quesea que estaba desarrollando por Adam tenía que detenerse y ocultarse en una caja en lo más profundo de mi cerebro.
Cerré los ojos y me volví a acostar en su abdomen, esa sería mi despedía. La despedida a lo que sea que estaba pasando aquí.
*
Desperté por risas agudas que inundaban mis oídos, la luz llenaba la habitación.
Abrí un ojo y vi a Sam doblada de la risa sobre la cama de hospital. Abrí el otro ojo y me estire y bostece.
—Hola a ustedes dos ¿Por qué el escándalo?— pregunte con la voz aun somnolienta.
Sam y Adam rieron con más fuerza supuse que me habían maquillado mientras dormía. Busque mi teléfono y use la pantalla como espejo, no tenía nada en el rostro vi la hora. Eran las nueve y cuarenta y cinco y definitivamente no iba a ir a la universidad.
—Buenos días Jen— dijeron al unisonó.
—Buenos días a los dos ¿Qué se traen entre manos?—levante la cabeza de mi almohada improvisada y mi cabello estaba enredado con varios de los cierres de la chaqueta de Adam. Intente tiras de ellos pero hice una mueca cuando me di cuenta que estaban muy enredados. Intente soltarlos lentamente pero hice otra mueca cuando no funciono.
—déjame te ayudo— Adam puso sus manos en mi cabello y empezó a soltar cada mecho de cabello enredado.
Cuando termino de zafar mi cabello de los cierres de la chaqueta, en silencio May y Di entraron en la habitación. Di le lanzo miradas asesinas a Adam y May le empezó a dar el desayuno a Sam.
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ADAM el defecto mas perfecto... En Edición.
عاطفيةJennifer Stone a su corta edad a probado ambos lados de la vida. Luego de la muerte de su madre y que su padre se fuera dejándola ebria y sola en su casa se ve obligada por si misma levantarse. Pero hay algo que ella nunca se vio venir y es un chic...