Latte amor✔

1. Entrevista

En este momento, soy consciente del lugar en el que estoy; también de lo mucho que me molestan los Spring Fashion negros de tacón de plataforma que me he puesto... sí, estoy delirando para decir eso. Y con el permiso de nadie, me los quito. ¡Ya no los soporto! Me tallan los dedos pequeñitos del pie, y me recrimino a mí misma que lo hacen porque lo decidí así. Bien lo dicen, el que quiere gustos, paga gustos, o bella, bella, aunque vea estrellas.

Lo acepto, eso se escuchó tan de diva fresa, uggg.

―A ver Camila―; querías subirte a estas elegantes plataformas, ahora te toca aguantártelos. Suspiro haciendo lo dicho, aguantándome, pero, las ganas de injuriar a alguien mientras sigo esperando sentada en la nada despreciable y elegante sala de recibidor de la agencia Cósmica inc. Por lo menos el sillón donde estoy sentada es cómodo.

Cósmica inc. Es una de las agencias publicitarias con más prestigio de la ciudad, y por ser de esa enorme importancia, ameritaba todo mi sufrimiento con los tacones; al igual que la búsqueda indiscriminada de tips para causar una muy buena impresión y no parecer una oportunista; aunque no estoy ni estaré acostumbrada a ellos, en mi propia convicción ―prefiero mis Converse― me animo añorándolos y a mi forma cómoda y descomplicada de vestir. Solo las hago de lado; porque el prestigio de la agencia es un motivo más que importante para padecer un poco, sólo un poco. Suspiro de nuevo.

Esta es mi primera aplicación para un trabajo luego que me gradué de diseñadora gráfica. Y aunque mis padres hace mucho tiempo no están conmigo, siguen siendo mi más grande motor para lograrlo; medito en esto con una sonrisa optimista en mis labios. Si mi padre estuviera vivo, jamás me hubiera dejado estudiar diseño. Él siempre me decía que nadie come solo con letras y carteles, o dibujitos. Y si estuviera vivo le demostraría lo contrario, que he hecho más de lo que él afirmaba. Sobrevivo con ello.

Hasta ahora he dependido de mi propio esfuerzo y empeño, y he subsistido con mi trabajo en la cafetería donde me dieron la oportunidad de ganarme el pan de cada día, y terminar de pagar mi carrera, y también mostrar un poco del talento que llevo dentro. Lucho duro y sigo con mi vida; no obstante, ya es tiempo que haga lo mío, aquello por lo que me he quemado las pestañas todos estos años de trasnochos universitarios.

Obtener una entrevista para entrar en este lugar, fue casi que una odisea. Y considerando que no tengo experiencia, más que la académica y lo que he hecho en la cafetería, donde diseño toda su publicidad, es toda una proeza que siquiera me hayan citado para entrevistarme.

¡Pero es el colmo!, llevó cuarenta y cinco minutos aquí, sembrada, no sentada. Estoy a punto de completar el proceso de la fotosíntesis, echando flores y frutos y aún no me llaman. Ya me parecen siglos, eternidades, y la chica morena de lentes detrás del puesto de recepción que de vez en cuando me mira. Lo hace como si yo fuera un bicho raro que quiere espantar, ¿o es pena ajena lo que veo en su cara? Ni siquiera se ha dignado a decirme si me van a atender o no hoy. Esta vez, no suspiro, refunfuño, hecho humo por las narices desesperada. Si sigo haciéndolo de ese modo, lo más seguro es que se me escape todo el aire de los pulmones y muera asfixiada en este sillón.

Me frustra un poco no poder negar, que en parte estoy aquí, por la recomendación de mi tío, y del cual soy su sobrina favorita. Hecho al que no pude negarme. Hacerlo, equivaldría a ofenderlo y nunca haría eso. Él ha sido muy bueno conmigo.

Mi tío, es hermano de mí difunta madre, y también el dueño de El lector. Uno de los periódicos más populares, y de los que más circulan por todo el país, por su credibilidad y antigüedad. Esperaba que trabajara para él apenas me graduara, a lo que me rehusé contradiciendo sus planes. Nada de contratos familiares. Esto también tengo que hacerlo por mis propias manos y pies. También es por eso por lo que trabajo en la cafetería y no en una de sus oficinas.