24. ¿Qué haces aquí?

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Ha pasado casi una semana y aunque debería estar tranquila al respecto, cada que lo veo es como si recordara lo que hizo. Y es tan cínico que no se arrepiente porque actúa como si nada. Adrián carga cuernos por su culpa y a él ni siquiera le remuerde la consciencia.

¡Tendrá cara!

Miro mi celular, las seis de la tarde. Hora de salir. Hoy es la fiesta de celebración de tío, finalmente canceló lo del sábado en el club e hizo lo que más le gusta, un asado de viernes por la noche. La verdad, más que ir allí, preferiría ir a casa y meterme debajo de las mantas. Mañana voy a hacer un turno en el café, y la verdad, aunque suene pesado quiero ir porque extraño a los chicos. También quiero ver a Pipe que extraño que me haga reír.

Pensando en él, le llamo mientras recojo mis cosas. Hoy me he puesto un vestido con botas planas de media pierna, para estar decente para la fiesta de tío. Me contesta de inmediato.

―¿¡Dónde hago la raya!? ―me dice con desparpajo.

―Muy gracioso ―le rechisto.

―Ay no, como ya subió de estrato ―Se mofa de mí, y sé que lo dice duro para que los demás le escuchen y sepan que habla conmigo.

―¡Bobo! ―resoplo―, solo llamaba para avisarles que mañana me guarden turno. Me pasaré por allá.

―¿Mañana o tarde?

―¿Por qué lo preguntas?

―Porque estaré en el de la tarde por si vienes solo a verme.

Eso me hace bufar, Pipe es increíble.

―En la tarde, bobo. Voy a ir a verlos.

―Entonces pásate y que sea verdad.

―Sí, sí, nos vemos mañana.

―Ajá, adiós ―dice y me cuelga.

Yo solo me sonrío de este divertido costeñito. Seguido recojo mi chaqueta y mis cosas, dejo todo en su lugar y salgo rápido. Lo último que quiero es encontrarme con Andrés. Paso por la oficina de Adrián y le hago señas de despedida, tampoco me detengo o no saldré como quiero. Mi intención es llegar a casa del tío, saludar a todos, beber una cerveza y pitar de allí porque no pienso aguantarme a nadie.

Pido un Beat que me sale barato y en cuestión de minutos estoy allí, frente a la reja de entrada de la enorme casita de mi tío. Cabe destacar que vive en una zona exclusiva de la ciudad en el barrio La Cabrera. Una de las empleadas que le ayudan a tía me abre la puerta. Lo haría yo, si tuviera llaves, siempre odié tanto esnobismo por parte de mi familia paterna.

―Yo llego sola, no te preocupes, le digo a la señora y me encamino rápido hasta el patio donde tío básicamente ha hecho fiesta bastante postmodernista y lo que más le gusta en contra de la voluntad de tía, asado.

―¡Camilita! ―me saluda contento levantando el tridente con que chuza la carne muy animado.

A él le encanta eso. Se lo entrega a su ayudante y se acerca.

―¡Hola tío! ―intento ser un poco efusiva, aunque no me sale de a mucho gracias al idiota de Andrés.

La verdad, sentiría algo de remordimiento por no traerlo ya que prácticamente se autoinvitó el día que nos encontramos con Tatiana; pero seguro que debe tener otros planes, y ruego que no sean con la novia de su primo.

Eso me revuelve el estómago.

―Ve por una cerveza y busca un plato que esta carne de chigüiro ya casi sale ―avisa.

Me inclino un poco hacia él.

―Si recuerdas que a tía no le van mucho estas recochas con asado.

Latte amor✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora