23. Autoinvitado

527 88 2
                                    

Narra Andrés

Es viernes y Camila sigue sin atenderme, y por alguna razón que no logro entender me evade. No he podido hablar con ella más de un sí y no.

¿Qué le pasa?

El celular suena repiqueteando sobre la mesa de madera y yo miro de reojo quien llama. Es Laura. No quiero tomarlo, pero por alguna extraña razón no puedo ser descortés con ella.

―Hola, Lau ―digo con mi tono seco.

―¡Hola, Andy! Que es esa forma de contestar, es viernes, anímate.

Ella tiene razón, es viernes... la invitación de esa chica y lo de su tío.

―Sí, tienes razón. Podemos hablar después, tengo algo que hacer.

No quiero cortarla así nomás, pero no me queda de otra. Camila anda muy rara conmigo ―«más que de costumbre»― y tengo que saber que le pasa. Si es lo de sus días, ya debió haberle pasado, pero da la impresión que no.

―¡Andy! ¿Me vas a colgar?

―Lau, lo siento...

―Pensaba invitarte a una reunión especial más tarde en el club.

―Lau, sé que eres muy considerada, pero ve y diviértete con Adrián, en serio tengo algo super importantísimo que hacer. Lo siento. No dejes que Adrián beba mucho ―explico a la carrera y le cuelgo.

Tengo que hacerlo de esa forma o terminará convenciéndome. Estoy muy agradecida con ella, pero creo que ya no la necesitaré más. Sé que fue una promesa cuando me hice a un lado, antes de que empezara algo serio; y ya no más. Ellos pueden seguir y yo también, porque mi problema ahora se llama Camila Caro.

Desecho la intención de ir a hablarle porque será infructuosa. Así que solo saco la caja de ropa interior que le compré y he estado tratando de entregarle desde el lunes en la tarde en que la encontré almorzando con mi primo y la meto en una bolsa negra. No me queda de otra que presentarme en la fiesta de su tío; pero, ella no se puede enterar.

Busco en el directorio el número de Edilberto Caro y le marco de inmediato. no tengo una relación más allá de lo comercial y dudo si Camila le comentó si trabaja aquí, pero es mejor averiguarlo.

―¿Quién habla? ―me contesta con su grave y gruesa voz.

―Ah, buenas tardes, señor Caro...

―A ver, ¿Quién habla? ―insiste.

―Disculpe, habla con Andrés Alcántara, de Cósmica Inc.

―¿De dónde rechazaron a mi sobrina?

―Eh, no señor, no la rechazamos. De hecho, ella ya trabaja con nosotros...

―Lo sé, solo te probaba, muchacho. ¿Qué se te ofrece?

Vaya humor el de este señor, y pensando en Camila, ya veo que es de herencia.

―Eh, bueno, Camila me contó que hoy tiene una pequeña celebración...

―Pequeña no, muchacho. Es mi aniversario de bodas, así que es en grande, ¿por qué?, ¿vas a venir?

―Camila me invitó, pero llegaré un poco tarde. Está bien si llego a las ocho.

―No, claro que no. Ya veo que mi Cami os hizo caso y traerá un novio.

―No señor, no soy su... novio...

―Es una chanza, muchacho, y no hay problema por acá te espero ―dice el hombre y me cuelga.

Bueno, por lo menos estaba de buen humor. Y espero que Camila lo esté cuando me vea. Ya que básicamente me he autoinvitado.

Sí, he caído bajo por esa muérgana.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Latte amor✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora