―¿Sales a Almorzar? ―La voz de Adrián hace que me gire de inmediato y le mire con mucha sorpresa luego de lo que vi―, ¿sucede algo? ―pregunta y eso es lo que quiero saber ahora.
―¿Y tú?
―A Laura se le presentó algo importante. Una reunión urgente con su maestro de tesis. No pudo venir.
¿En serio? Y acaso su maestro de tesis es Andrés. Ese cretino me había invitado a almorzar y como me negué, invitó a la novia de su primo. ¿Cómo pudo hacerle eso? Pero, por qué esa bruja le dijo eso a Adrián.
Miro con pesar a Adrián, y no me cabe en la cabeza que lo esté engañando, no después de lo que di...jo. ¿Acaso es ella? La chica que dejó de lado por la felicidad... de otro.
Eso me cae como un valde de agua fría, y más cuando mi cabeza empieza a engranar pensamientos, situaciones y conversaciones que no me dejan pensar otra cosa que la chica de la que el idiota de Andrés está enamorado es esa tal Laura.
Recuerdo sus caras de felicidad y mi estómago se revuelve. Pero ella...
―¿Cami? ―Adrián llama mi atención y tengo que espabilarme.
―Lo siento.
Tengo que disculparme por eso y por todo lo que estoy atando en mi cabeza. ¿Cómo pueden? Si Adrián se nota que es un pan de Dios. Tan lindo. Eso me hace enojar y mucho con esos dos.
―No te disculpes si no quieres.
―No, está bien. ―Vuelvo a la charla, él no merece que nadie lo haga sentir mal―; pero, es un poco tarde, ¿tienes algún lugar donde pedir?
―Tengo Rappi, podemos pedir cualquier cosa ―dice y yo sonrío a desgano.
En serio que es un lindo.
Nos devolvemos a la oficina y una vez allí el pide un domicilio, y mientras llega nos ponemos a trabajar. Hago lo posible por entretenerme y no pensar en nada; pero lo cierto es, que Andrés ha empezado a decepcionarme y lo que pensaba ya no parece tan descabellado. El es tan creído y tan fino que solo hay un tipo de mujer que debe quedarle muy bien.
Laura.
Lo malo y cruel, es que es la novia de su primo al que tanto quiere.
La tarde nos alcanza y estamos tan enfrascados que ni tiempo nos da de recoger los desechables sucios de la comida japonesa que pedimos. Alguien toca la puerta y yo digo adelante.
Es Andrés que asoma solo su cabeza y verlo solo me recuerda lo que estaba haciendo. Supongo que traía una cara de felicidad porque esta se borra cuando nos ve. Tampoco estoy para reír.
―¿Ocupados? ―pegunta.
Noto algo de ironía en su tono, peor me importa porque ahora me resulta muy cínico.
―Sí, mucho ―digo para cortarle cualquier intención.
―Ella tiene razón ―Adrián me secunda y yo lo agradezco.
Andrés se devuelve por donde vino y cierra la puerta. Me da igual lo que quisiera, porque en estos momentos pienso muy mal de él.
―¿Por qué lo echaste así? creí que ya se la llevaban mejor.
Eso me hace bufar.
―Llevarnos bien, él y yo ―Quisiera decirle por qué no será nunca así, pero me callo para no hacerle sentir mal―, jamás ―culmino levantándome para despejar la basura de la mesa.
Jamás, me repito.
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Latte amor✔
RomanceDicen que del odio al amor hay un solo paso, ¿será verdad esto entre Camila y Andrés? **** Historia propia y originalmente salida de esta mente inventiva. Prohibido copiar, adaptar o reproducir en cualquier medio sin previo aviso de la autora. Todos...