IV

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 Meneaba mi dedo índice por la superficie de la taza con café. Ya estaba enfriándose, como mi corazón. También estaba amargo.

Quería arrancarme los ojos.

Quería sentirme loco una vez.

Quería encontrar la poesía de estos días, ¿dónde estaba?

No sé a dónde se escapó, pero yo estaba volando a Sydney.

Es tan insulso el viaje, la compañía, el silencio. Clara es la única que despierta mi atención. Confieso que no tengo ganas de ver a los padres de Janis. Quiero escabullirme de esta mala decisión.

Mi apetito despertó, aún no llegábamos. Me puse de pie y caminé hasta las azafatas.

-Disculpe, ¿en este vuelo no sirven comidas? — Le dije a una pelirroja vestida de azul.

-En media hora serviremos la cena—Contestó y me miró de pies a cabeza. Asentí y volví a mi asiento

Me estiré como un gato luego de la siesta. Senté a mi hija sobre mis piernas. Eché un vistazo a John y Joseph, dormidos.

"Aquí tiene, señor" dijo la señorita pelirroja. Dejó una bandeja con pollo.

"Señorita, ni yo ni me hija comemos cadáveres. ¿Tendrá algo fresco?" dije y ella parecía sorprendida por mi tono, el cual fue bastante cuidadoso. Yo analizo mis palabras antes de decirlas, en milésimas de segundos.

"Ve...veré que puedo ofrecerles" y se fue.

Apareció con una tortilla. Estuvo buena.

Desde que Janis se fue, he dejado la carne, como si fuera una mochila que dejó para mí. Ella y su vegetarianismo a donde sea que esté.

*~*~*~*~*~*

El Clima en Sydney era más húmedo que en Luisiana, aun así no estaba mal.

Parados, los tres, frente a la puerta de la casa de Janis.

La señora Grunt abrió, me miró con sorpresa, pero rápido la arrogancia la atrapó y miró hacia otro lado. Lo contrario a Patrick Grunt, que estaba disculpándose con una sonrisa cerrada. Pasamos a la sala y Monica se fue a preparar café. Volvió unos diez minutos después, y los detectives comenzaron a hablar.

Patrick cargó a Clara, y Mónica la miraba, como si viese a Janis en la pequeña, y la cargó.

-Entonces los veremos mañana—Dijo Josh. Estrechó la mano con Patrick, con Mónica, lo mismo Joseph. Me volví recto, asentí... quité de los brazos de Mónica a mi hija y dije "Chau" casi sin voz.

La mano de Mónica detuvo mi caminata.

-Lo siento, Harry. Siento juzgarte tanto, siento querer encontrar en ti la culpa de que Janis no está, porque no la encuentro en nadie más. Estoy arrepentida, no seas como yo, no me juzgues.

-No lo hago, Mónica, descuide.

-Queremos compartir más con Clara—Confesó un poco conmocionada.

-Lo harán. Visítenla—Dije e hice una sonrisa de costado. Ella se quedó mirándome, más apaciguada que antes, y me fui.

A la mañana siguiente visitamos la casa de Janis.

Ingresamos a la habitación de ella, un buen e indiscutible rato allí. Clara se entretuvo con un caballo de madera que posaba en una esquina.

Los detectives guardaban los dibujos que ella tenía, cuando estudió los símbolos. Encontré en su buró un diario, nunca supe que tenía uno. Por mera curiosidad lo abrí, y Joseph lo notó, lo quitó de mis manos y lo leyó. Se lo entregó a Josh, lo leyó, luego me observó, lo cerró y se lo devolvió a Joseph, quien lo guardó en su portafolio.

Encendieron el computador de Janis.

Su Facebook estaba abierto. Tenía tres mensajes, y varias notificaciones.

Vagaron en sus fotos y encontraron una donde estaba Janis sonriendo junto a Niall y Barbara y detrás en la barra... yo, observando. Se giraron a verme y mantuve la mirada firme. Volvieron a la pantalla y vieron los mensajes, Niall, Cher, Barbara.

-Anota a las dos chicas—Le dijo Josh a Joseph—Han bloqueado a Janis y no puedo ver sus conversaciones.

-Ellas no tienen nada que ver, quiero decir, ellas eran mejores amigas. La han bloqueado por puro dolor—Dije bastante convencido.

-Aquí se sospecha de todos—Me dijo Joseph, que ya me trataba de lejos.

-Anoten a Niall—Dije. Ellos se miraron, asintieron, Joseph lo anotó.

Josh se acercó al caballo donde jugaba Clara, y notó un rayón prolijo que dibujaba un nombre.

-¿Quién es Tobias? —Preguntó Josh.

-Fue el primer novio de Janis—Dijo Monica, sosteniendo la bandeja con galletas. Joseph tomó algunas.

-¿Qué es de él? —Habló otra vez, Josh.

-Oh, creo que ya está ejerciendo su oficio. Es Psicólogo. Él y Janis no se ven hace años, desde que Janis tenía 16. Pero han sido muy cariñosos el uno con el otro.

-No lo anotaré—Dijo Josh. Él anotaba lo que intuía.

Nos fuimos de Sydney. El detective ya estaba comenzando su trabajo. Me ocupé de dormir en todo el regreso, y sólo despertar por la comida.

Era jueves y no tenía noticias del detective. Comenzaba a desesperarme.

Decidí pasar la mañana en el parque de la casa, el que da a la calle. Entonces apareció Cher con su hijo. La saludé, ella parecía asustada por verme, y sólo sonrió tímidamente y dio la vuelta. Quizás nunca le agradé.

Entonces recibí una llamada.

-HarryEra Josh

-Doyle—Contesté.

-Necesito hablar contigo.

-¿Lo veo en el bar...

-No—Me interrumpió—En realidad sólo debo avisarte, debo notificarte algo.

-Vale, hable por favor. ¿Obtuvo algo?

-De hecho, no podré compartir las noticias que tenga sobre el caso de la joven Grunt, con usted. Lo he dejado afuera por razones profesionales.

-¿De qué mierda me habla? ¿Profesionales?... —Él no habló—Por favor... profesional—Fui irónico.

-Ver aquella fotografía, y leer el diario escrito por la señorita Janis, nos da razones justificables para cuestionar su relación. Usted ha mentido en cómo se han conocido, incluso ella lo describe como alguien anormal. Entienda, Harry, queda fuera del caso y será investigado, no por mi... no me pregunte porqué, pero confío en usted. El resto del equipo, no. Lo siento.

Colgó.

¡MIERDA!

Estaba tan cabreado que arrojé la mesa del jardín a la calle, causando un estruendo y la sorpresa de los vecinos. Me escondí en la casa, con furia me botaban algunas lágrimas... y algo se me presentó en la cabeza, Niall...

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REGRESSION - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora