XIV

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 La imaginación es algo fascinante. Imaginamos, somos imaginados, constantemente. Estas pensando en algo y a los segundos ya te encuentras imaginando. La imaginación nos muestra quienes somos, si queremos saber de nosotros, conscientemente, tomen nota de sus imaginaciones.

Estoy imaginando mi vida normal y feliz con Janis. Entonces después de todo, el Harry debajo de muchos Harry, quiere eso... normalidad, pero no con cualquiera; con ella.

-Janis – Dije moviéndola un poco.

-¿Qué? – Dijo despabilándose.

-Es hora de comer – Dije dejando caer una camiseta sobre mi cuerpo, deslizándose perfectamente.

-Vale. Ya voy, despierta a Clara.

-Ya está despierta – Dije y Janis me miró, Clara estaba a mi lado mirando a su madre y sonriendo. Janis no hizo más que sonreír y ocultarse en las sábanas.

Yo no podía dejar de mirarla, mi mujer es preciosa. Ella estaba algo incómoda y despacio masticaba su manzana.

-¿Qué ocurre, Harry? – Preguntó algo tímida— ¿Tengo algo en el rostro?

-No, luces perfecta, es eso – Dije—Aunque... tengo una pregunta.

-¿Y cuál es?

-¿Por qué me rescataste y me dijiste que me amabas?

-Porque lo hago—Contestó rápido.

-¿Y por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué comenzabas de cero con Niall?

Hubo un silencio. Incómodo para ella, a mí sólo me ponía impaciente.

-Creí que no te iba a perder, estaba muy confundida, hasta que de pronto estaba perdiéndote y no podía permitirlo. Tu intento de suicidio me llevó a la decisión, la correcta.

-¿Y cómo sabías?

-No lo sé. Te apareciste en mi mente, ahogándote. Fueron escasas imágenes, y no las dejé pasar.

-¿Fue en el momento?

-Yo creo que fue algunos minutos antes.

-Es raro.

-¿Por qué? – Preguntó.

-Porque yo estoy volviendo a ser aquel Harry, el que conociste a tus diecisiete.

-Y yo sigo siendo la que fui cuando tú dejaste de ser así.

-Exacto – Dije apenado.

-¿Por qué esa cara? – Dijo tomándome el mentón y haciendo que la mire.

-Una vez que decidimos ser normales, y aparentar una vida normal en otro continente para alejarnos de toda la mierda... vuelvo a ser aquel horroroso...

-No – Me calló – Nunca fuiste horroroso. Aquel Harry será siempre el Harry del que me enamoré, y eres el mismo, no eres alguien diferente, sólo algunas cosas cambiaron, y ahora regresan para quedarse, o por algo. Podemos aparentar la vida normal, pero debemos protegernos, Harry. Sabes mejor que yo que corremos riesgos, y Clara también.

-¿Entonces crees que las habilidades que tengo ahora, y tuve antes, volvieron por decisión de alguien?

-Creo que estás pensando en Goir – Ella dijo.

-Y tú – Ella sonrió.

Ese mismo día estuvimos armando valijas. Janis se encargó de avisar que mañana entregaríamos la habitación. Y teníamos planeado ver a Cher hoy mismo.

Estaba comprando vía internet los boletos de avión. Llegaríamos a Madrid pasado mañana.

-¿Sabes? Me gustaría que quedemos en Mallorca – Dije.

-A mí me gusta Madrid – ella replicó. Hice caso.

-Esperemos que Cher esté en su habitación—Dije cuando cerraba la mac y la guardaba.

-¿Su habitación?

-Sí. Está en este edificio.

-Harry, ¿es broma? ¿Por qué está aquí?

-No lo sé – Confesé e inevitablemente comencé a pensar. Tenía lógica.

Janis estaba preocupándose. Insistí en ir a la recepción y pedir el número de su habitación. Dimos los datos, dijimos que era una sorpresa, ya que somos muy amigos. No tuvieron problemas en darnos el número. Era la habitación junto a la nuestra, donde estuve encerrado.

-Aquí...

-Te tuvo Lucy. Recuerdo – Dijo algo molesta. Estaba celosa.

-Sé que es Zayn.

-¿Lo sabías aquel día? – Asentí. Ella parecía aliviarse.

-Entonces, Zayn está con Cher en esto. No creo que sea seguro que la veas.

-Harry, debo hacerlo.

-Criatura, no voy a permitírtelo. No voy a permitírmelo.

-Estarás conmigo. Sólo debemos dejar a Clara en manos de alguien seguro, con nuestras cosas. Te prometo que lo solucionaremos y nos iremos.

Me costaba creerle. No es por ella, es por las vueltas del indefinido destino.

-Confía—Dijo tomándome de las manos. Miré sus ojos, más claros a causa de los rayos del sol, volviéndose fuertes... a través de la ventana de nuestra habitación. Sus ojos se agrandaban y sus pestañas estaban inmóviles. Una capa cristalina comenzaba a hacerse notar.

-Si –Dije con miedo y sostuve sus brazos. Janis me besó con sus finos labios, dulces y húmedos.

Sobre el mediodía, llevamos a Clara con Barbara. Janis no bajó, ella no quería ver a los Sullians... temía por su reacción.

-¿Y Janis? – Dijo Teban.

-Está afuera.

-¿Puedes traerla? –Insistió Barbara.

Fui a buscarla y la convencí jalándola hacia el interior de la casa. Todos en ronda mirando a Janis. Hasta que Olivia sollozó y se lanzó a sus brazos, la tomó como una madre toma a su hija, una pequeña, ya que el cuerpo de Janis es delgado y su altura es media. Siempre me provocaba ternura verla en situaciones incómodas, su rostro se perdía entre las personas y parecía desorientada, pero tomó a Olivia. Barbara derramaba lágrimas, y pronto se sumó al abrazo. Lo mismo fue para los hombres que quedaban, a excepción de mí. Ella pensó mal, creía que ellos reaccionarían como cuando ven a un fantasma, o que perderían la cordura, pero ellos... han estado en cada situación y lograron entender, asimilar, acompañar. Jamás juzgaron. Ellos son familia, esa que se ocupa de ti y te apoya, todos son padres e hijos aquí, incluso amigos. Sin ellos, yo no hubiese llegado tan fácil y tan pronto a ella, ellos fueron necesarios en cada historia mía en otras vidas, lo sé.

Cuidaron de Clara, nos dejaron marcharnos. Ahora algo nos apresuraba en el coche, no la adrenalina de la velocidad, sino la que aparece cuando estás por enfrentar algo nuevo. 

REGRESSION - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora