XXV

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"El vuelo número ciento setenta y dos, con destino a Sydney, Australia, aborda a sus pasajeros".

Tiraba de la pequeña valija, armada al tiempo de la luz, con lágrimas en mis ojos, y aún no tenía noticias, pero a mi pecho llegaba la sensación de bloqueo, de desgano.

Tenía tantas horas de viaje, y no recibía llamadas, no contestaban las mías, estaba sola, ni siquiera mi hermano estaba para mí.

Perdí el control de mis emociones en cuanto llegué a casa y no los sentí.

Y entonces llegó esa peor noticia, llegó tan rápido como el frío en Australia. Papá y mamá ya no estaban.

Ellos, en un tiempo paralelo conocieron a mi hija, conocieron a Harry, conocieron a una Janis adulta, también la perdieron, y ahora me toca a mí. ¿Qué significa esto? Quizás no me interese saber de qué se trata, sólo pido un poco de paz a mi corazón que hoy terminó de desmoronarse. Pues ahora en mi casa sólo se atravesará con un río, y no dejaré de funcionar como cascada hasta que me devuelvan mi vida.

Narra Harry:

-Entonces así fue siempre, ¿así?

-Así es, Harry—Me contestó Goir.

-¿Y por qué no decirlo? Sabías que mi meta era ella, mi familia.

-No puedes tener familia, Harry, has puesto en peligro a todo lo que Janis es y fue, a su sin frontera y a su frontera.

-Hemos estado en peligro por nuestro amor.

-No, Harry, te has comportado de la manera más humana que no esperé: egoísta.

-¿Egoísta?

-Le has hecho creer que te necesita, y que te ama, pero ni tu puedes amarla, Harry, no eres un humano.

-¿Debo serlo para hacerlo?

-Debes existir, y tú no existes. No tienes un tiempo, no tienes caducidad, no tienes un inicio.

-Mi vida empieza cuando estoy junto a ella.

-Estás confundido, Harry. Tú, no puedes darle hijos a Janis, y tampoco estar a su lado.

-¿Por qué? ¡Mierda!

-¿Qué harás cuando ella envejezca?

-La esperaré otra vida.

-No funcionan así las cosas, Harry.

-¿A quién molesto? ¿A quién molesta nuestro amor?

-Al destino de dos almas, a seguir juntas vida tras vida, estás dejando a un alma sola.

-Creí que todos venimos y nos vamos solos.

-Necesitamos formar un par.

-¿La necesidad no es algo humano?

-No, es algo que germinó con la lógica de la existencia.

-La necesito, Goir, ella también a mí.

-Ella tiene a Niall.

-¡¿Niall?!

-Siempre fue él.

Narra Janis:

Oí la puerta golpearse violentamente, me asusté, no esperaba a nadie. Incluso mi hermano llegaba mañana, nadie estaba en los planes.

-¡¿Quién es?!

-Soy yo... Niall, ¡Abre! –Miré por la ventana, era él, y llovía, así que corrí a abrirle.

Niall se quedará unos días, lo noté por sus valijas, pero no pregunté más. No entiendo por qué se tomó la molestia de venir, ni siquiera Barbara lo hizo.

Me ardían los ojos de llorar, y también las mejillas, las lastimé corriendo la salinidad de mi llanto. Niall preparó café para los dos, también trajo galletas, por eso lo adoraba, sabía cómo distraerme.

Nos quedamos dormidos en el sofá. Desperté a causa de un ruido, y ahora no puedo volver a dormirme. Tomaré una ducha y me iré a acostar, para seguir el llanto.

Narra Harry:

La furia fermentaba en todo lo que soy cuando veía el cuadro de Janis sobre el hombro de Niall.

Casi caigo de la ventana, pero no me asomé, supe que desperté a alguno de los dos.

Las calles de Sydney me acompañarán hoy, y me ayudarán a pensar, qué puedo hacer.

*

-Hey hermano, ¿quieres más?—Dijo el barman frente a mí. Extendí mi vaso y él sirvió más bebida blanca.

Me sentía un poco estúpido, no sé si por el alcohol, o porque caía en la cuenta que deje a Janis sola en un momento horrible, y Niall está cubriéndome. Tengo la cabeza en lo que yo siento y cómo arreglar esto, soy egoísta, como Goir dijo. Quisiera que vuelva ese día donde estaba con Janis en España, viviendo mi vida, ordinaria y más que perfecta.

He regresado al pasado, involuntariamente, he regresado al momento donde sería el punto de partida de mi vida y la de ella. En esta vida se definiría mi existencia en la suya, y lo echo a perder cada vez que respiro. Primero la pierdo, luego vuelvo a tenerla, luego pierdo a Clara, luego vuelvo al pasado, y ahora... Niall está teniendo todo lo mío sin mover un dedo. Sólo alivia mi pesar que sé que Janis no lo ama.

Oí un ruido conocido, las botas de Zayn entrando por la puerta del bar. Di la vuelta y me abalancé sobre él. Su nuca estrelló contra la madera húmeda del lugar, obstruyendo la entrada.

-Debería matarte ahora mismo—Dije entre dientes. Zayn soltó una corta risa.

-Hazlo, Tellus.

-No me llames nunca más así, soy Harry.

-¿Ya sabes entonces? No puedes quedarte aquí.

-Tampoco tú.

-Lo sé, siempre estuve para llevarte a casa—Dijo con aún mi brazo en su cuello, haciendo presión.

-Aquí está mi casa, Janis es mi casa. Tú has arruinado mi vida, ésta podría ser sencilla si no te entrometes.

-Así como tú tienes un plan para tu vida, yo tengo el mío, llevarte conmigo.

-Entonces, ¿nunca te interesó acabar con Janis?

-No, era un medio para que te alejes de este lugar.

-Tú has secuestrado a Clara...

Él calló.

-¿Qué le hiciste?

-No puedes dejar descendencia, Tellus.

-Pedazo de mierda—Dije y apreté más su cuello. Zayn trata de respirar, pero yo saqué una navaja que siempre llevé en los jeans viejos, y atravesé su piel. Pronto la sangre se escapó por la herida y por su boca. Me miró fijo y dijo: "No puedes ser feliz"

Pronto sentí un rugido en el espacio, sentí como la tierra y el cielo quería llegar a unirse, a tocarse.

Me tambaleé, caí de rodillas, y un viento me arrastró, me mente se abstrajo y muchas cosas me resultaban inconclusas, y muchas no entendía, ¿por qué estoy aquí? ¿En este cuerpo? No soy de aquí.


REGRESSION - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora