XVIII

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 Estuvimos recorriendo la ciudad con el auto de Jerry, la cita de María. El tipo se disculpaba por no haber sido tan rápido como el secuestrador. Palmeé su hombro diciendo que no era su culpa. Janis lloraba mirando por la ventana, desconsolada. Entiendo lo que sentía. Ella creía tener todo controlado, todo calculado, y era feliz con ello. Ahora, nos han arrebatado desde hace un rato a nuestra hija, y toda conclusión no tiene sentido, toda esperanza es arena en las manos, y todo vapor con manto de tristeza siendo emanado desde nuestro cuerpo, es lo único que reconocemos.

Janis contra mi pecho. Ambos pegajosos como la miel, desolados como el desierto, esperábamos bajo los árboles en la noche, ver los dorados reflejos del cabello de Clara. Ella no aparecía hace horas. La denuncia estaba hecha, pero no nos sentíamos seguros, queríamos encontrarla nosotros.

Quería ser un buen padre, también un buen marido. Sequé las lágrimas de Janis, la contuve hasta que se quejó. Ella se quedó en nuestra casa y yo salí a buscar a mi hija, creyendo que un hombre solo como yo, podría.

No recuerdo cuando acabé en el asfalto. No estaba cómodo, tampoco incómodo, pero caí dormido.

Todo giraba, me pesaba. No era el mismo que en esta tormentosa realidad. Estaba riendo. Janis frente a mí, asustada.

-Harry.

-¿Goir?

-Harry...

-¿Dónde estoy?

-¿Dónde quieres estar?

No es muy difícil contestar eso. Imaginaba a la joven Janis, enamorándose día a día de mí. Vida tras vida.

-Quiero lo mejor de cada vida, ahora.

-Focaliza una.

Recuerdo muchos años atrás haber entrado a la habitación de ella. Horrorizada me lanzaba objetos. Su pijama, caluroso hasta sus pies, ella parecía un mantel. "¿Quién sois?" "Lejos... ¡lejos! ¡Fuera!" decía con su garganta en ebullición. Atontado por su belleza, decía "¿Quién soy? Tu novio" y ella enloquecía. Corría por la habitación diciendo "¡Que no! ¡Qué va!". Si más me acercaba, más se acorralaba ella misma. "¿Estoy muy feo?" le decía descaradamente, ya que yo reconocía mi cuerpo bien fornido... y no disimulé en desnudarme. "¡Pero si eres bello! ¡Aléjate!" y juraba no ser lesbiana.

-¿Qué extrañas de eso, Harry?—La voz serena.

-Todo.

-¿Qué darías por volver a eso?

-No lo sé.

Estaba atrapado en los deseos y lo que puedo hacer. No quería destruir todo lo que convertimos con Janis, y cuán lejos hemos llegado, pero estoy extrañando la vida fácil antes de ir tan lejos. ¿Por qué debemos de seguir luchando? ¿Cuándo respiraremos tranquilos?

-¿Y Clara?

-¡¿Dónde está?!—Me exalté tras escuchar el nombre de ella.

-¿Dónde puede estar?

-¡No lo sé!—Desesperé.

-¿Quieres que todo lo que tienes ahora desaparezca y sólo quede Janis?

-Janis y Clara.

-Janis si, Clara no... ella no existiría aún.

-Pero... ¿existirá?

-Puede ser.

Desperté. Miré el cielo y dije "Te daré mi respuesta con mis sentimientos, Goir. Sabes que debes marcharte ahora" y caminé hasta casa, debía cuidar de Janis hasta que Clara aparezca. 

REGRESSION - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora