XXIII

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 Recordé el olor de su piel. Recordé como me sentía cuando me daba su mano, como me perfumaba su boca cuando lo besaba, recordé como vivíamos, y cómo no. Recordé amarlo y quemarme por tanta pasión.

-Hola—Dijo él. Estaba en la ventana, era de noche.

-Hola... Harry—Le dije.

-¿No estás nerviosa?

-¿Nerviosa?

-Siempre te pongo nerviosa, es natural en mi—Dijo arqueando una ceja.

-¿Coqueteas conmigo? ¿Así?—Lo puse inseguro.

-No coqueteaba, era claro—Dijo. Su quijada estaba temblorosa.

-No me pones nerviosa, no me produces nada—Dije riendo. Él frunció su ceño.

-Mentira—Dijo aún con ese enojo en las cejas.

-Lo juro.

-No jures mentiras—Dijo y dio un paso hacia mí.

-¿Qué haces? No puedes entrar aquí.

-Intenta sacarme. Yo no me iré hasta que me digas que te pongo nerviosa.

-No me pones nerviosa.

-Lo hago, mírate—Decía mientras yo daba pasos en reversa. Caí en la cama, ahora estaba un poco nerviosa, pero no era su presencia, sino su actitud.

-Te invito a que te marches.

-Pobre niña—Dijo y siguió caminando hasta mí. Se subió encima de mí y puso su suave mano en mi boca. Comenzó a sacarme la blusa y yo a gritar. Entonces besó mi cuello y mi respiración se quebraba cada vez que podía, odiaba mis reacciones.

Quitó su mano de mi boca, me besó. Todo fue creciendo en cuestión de segundos. De pronto dijo sobre mis labios "Si quieres que me detenga, dilo, pero si quedas callada, proseguiré". Hice una inspiración y lo miré a los ojos.

-¿Te pongo nerviosa?

Y yo me callé.

Harry sonrió y comenzó a besarme de nuevo.

Esta vez volvió a tapar mi boca para que no se me escapen esos estruendosos ruidos involuntarios, cada vez que entraba en mí. Lo estaba disfrutando al máximo, y él también.

Una gota de sudor de su rostro, cayó en mi cuello, las feromonas al tanto, aniquiló todo mi ser. Su olor, jamás podré volver a olvidarlo.

A la mañana siguiente, cuando desperté, Harry no estaba, y sentí extrañarlo mucho.

Sentía como mi coraje se reducía, volvía a ser vulnerable. A veces, me encontraba perdida, me encontraba indecisa. No podía asimilar la realidad que recordé, ¿tanto tiempo estuve dormida? ¿Qué poder me trajo hasta aquí, otra vez?

En la mañana, mientras desayunaba con Barbara, Phil, Teban, Olivia, menos el señor Sullians, pensaba en Harry, sólo en él. Venían imágenes de su sonrisa, de sus hoyuelos, de sus rulos, de sus ojos color esmeralda, de todo él.

Estaba distraída, en otro camino que no era el de la conversación en la mesa.

-¡Janis! – Dijo Teban.

-¿Estás aquí con nosotros? –Preguntó Olivia.

-Está pensando en alguien, lo sé—Dijo Barbara. Noté que Phil se tensó, y me miró de reojo.

-Estaba distraída, ¿qué ocurrió? –Dije.

-Nos preguntábamos si querías venir a pasar el día a la playa del Norte. Mamá es buena amiga de los dueños del restaurante que hay allí –Dijo Teban.

REGRESSION - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora