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 Han pasado algunos días. No he tenido información acerca de dónde vive Niall, y voy a confesar que tampoco me esmeré en conseguirlo, digamos que tengo mis dudas sobre él... ¿pero que él haya hecho algo? No lo sé. Él ama a Janis más que a él mismo.

Lucy me servía café mientras masticaba un poco de mi dona y controlaba con otra mano que Clara no se caiga, se balanceaba de atrás hasta delante, estaba cansándome.

-Señor, ¿quiere que me ocupe de ella? —Me dijo Lucy. La miré, volví a mirar a Clara.

-Si—Miré a Lucy—Por favor, y lo siento, no puedo solo—Confesé llevando atrás mi cabello.

-Por favor, no es una molestia. La llevaré a la cocina y encenderé la televisión...

-No, no... no quiero que vea televisión. Por allí en el garaje deben haber juegos para se entretenga.

-Está bien—Dijo cargándola.

-Y Lucy...

-¿Si? —Ella volteó a verme, sonreía, era muy amable de verdad.

-No me digas <señor>, dime Harry.

-Está bien, Harry—Volvió a sonreír.

Al rato el resto bajó a desayunar, yo ya lo había hecho, pero me quedaría con ellos para pasar un rato en familia.

Marcus platicaba con Olivia, pero era anuncio para todos, de unas anheladas vacaciones. Teban estaba de acuerdo, él no es de hacer actividades así que no entiendo. Barbara fue la única realista y dijo "Váyanse ustedes, háganle el favor al mundo". Ella quería un único beneficio en esto, la casa sola.

-Creo que deberíamos decirles a Sam y a Lucy que vivan aquí—Dijo Olivia.

-¿Ya te agrada Lucy? —Interrogó Marcus.

-Claro, es muy dulce—Dijo.

-Es muy buena—También confesé y todos me echaron una ojeada.

-¿Harry...? ¿Algo que quieras contarnos? —Dijo Barbara.

-Nada.

-Perfecto. Llámalos—Dijo Marcus.

-¡Lucy! ¡Sam! —Exclamó Barbara y a los segundos se presentaron ellos dos, y Lucy con Clara en brazos. Mi hija sostenía un juguete.

-Quiero comunicarles que de ahora en más vayan a sus hogares, busquen sus cosas, empaquen éstas y se muden aquí. ¿Estoy siendo precipitado? —Dijo Marcus.

-¡Para nada! —Dijo Lucy exaltada—Lo siento, lo siento. Para nada, señor.

-Al mediodía pueden hacerlo, ¿tienen mucho? —Volvió a hablar el señor Sullians.

-Sí.

-No—Dijo Sam contradiciendo a Lucy.

-Hagan lo que puedan—Dijo—Pueden irse—Fue más bien una orden.

Lucy antes de marcharse, dejó a Clara en mis brazos, cuando yo me puse de pie. Me quedé observando los ojos de la pelirroja, eran verdes y grandes.

El día corrió sin ton ni son. Jugué con Clara, también competí en la Play Station con Teban. Barbara me invitó a surfear, le dije que apestaba en eso y prefiero la fresca casa.

Bebí batidos con Clara, y le preparé un postre de chocolate, con ayuda de Lucy, quien dejó de mudarse y se ofreció a terminarlo.

Sam no regresaba aún.

Salí de compras, fue orden de Olivia. No quería molestar a Lucy, estaba mudándose.

En el camino de regreso, me detuve en la estación de servicio para llenar de combustible al coche. Y lo vi. Sam, ingresando a un edificio. Dejé el auto allí, corrí tras él. Llegué a tiempo para ver el número del piso donde el ascensor se detuvo, ya que no existía seguridad en la planta baja.

Piso 8.

Corrí en las escaleras, a zancadas, nunca fui tan veloz. La saliva no se regeneraba, el sudor estaba por estallar, el frío del viento en movimiento... agrietaba a mis labios, que estaban entre-abiertos. No sé cuál era mi duda en este momento, no sé qué estaba persiguiendo, pero sentí que debía hacerlo. Si, como una necesidad... y aunque me vengan con mierdas de que la necesidad fue creada para manipular, juro que me sentí en el estado de necesitar y socorrer a mi cabeza.

Ingresó, atravesó la abierta puerta... E. Entonces 8vo "E" es su casa.

Me escondí detrás de una maceta con un gran arbusto de plástico. Olía peor que yo en aquellos momentos donde no tenía pensado ver a Janis.

Sam salió cargando un bolso, ¿esa era su mudanza?

Llamó al ascensor y desapareció al minuto.

Con muchas dudas, con mucho valor, caminé hasta la puerta. Pude abrir con sólo girar la perilla. No sé si en este momento me hubiese gustado que así sea, pues estoy un poco asustado. No quiero decir que temo de Sam, pero la piel me avisa cuando algo extraño está sucediendo, y tengo escalofríos.

Alguien se estaba duchando. No vive solo, quizás es su mujer. Retrocedí y caí en la cama, la ducha se apagó. Con un poco de agite, me escondí bajo el mueble donde duermen. Miraba el espejo, desde el suelo. Noté la puerta del baño abrirse, la luz se apagaba y se prendía la de la habitación. Era un hombre, su cabello era castaño claro. Se fue acercando al espejo y efectivamente lo hallé. Niall.

REGRESSION - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora