cuatro

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15 de enero; Orlando, Florida.

Bien, entonces Rise Against abre, Of Mice & Men sigue y luego va Linkin Park para cerrar, ¿entendido? —explicó Marcus, quien había llegado hoy.

— Entendimos —respondió Austin por todos.

La prueba de sonido comenzó. Los integrantes de Rise Against estaban practicando algunos temas mientras que el resto los miraba y soltaba uno que otro comentario alentador. Tim, el cantante, sonreía.

OM&M se había llevado bien desde el primer momento con aquella banda así como con Linkin Park. De hecho, anoche habían ido a comer juntos, hablaron de todo un poco, se tomaron fotos y se divirtieron.

Austin y Alan no salían de su entusiasmo por estar respirando el mismo aire que Linkin Park. Ni siquiera Valentino, Phil o Aaron. Nadie.

— Lloraré —le dijo Alan a Austin. El último rió.

— ¿Por qué?

— Porque esto parece un sueño —se secó una lágrima falsa.

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— ¡Nosotros somos Of Mice & Men! —exclamó Austin en el micrófono luego de que Bones Exposed haya finalizado—. ¡Muchas gracias por todo! Ahora los dejaremos con ¡Linkin Park!

Las luces volvieron a apagarse. Los miembros de OM&M desaparecieron del escenario antes de que la banda líder del tour apareciera en él.

Ya en los camerinos, Alan se metió en el baño, directo a la ducha. Sentía que su cabello estaba feo, enredado y graso; todo gracias al esfuerzo en el concierto, lo cual era genial y no le molestaba ni un poco. Pero sudor era sudor.

Se despojó de la ropa y se metió a la ducha, dejando que el agua tibia caiga por todo su cuerpo. Siempre le venía bien el baño después de los shows, ya que luego caía rendido en la cama y dormía por largas horas.

Al terminar, cerró el paso del agua y enrolló una toalla a su cadera luego de haber secado su cabello. Entonces cayó en cuenta de que no había tomado ropa para vestirse, por lo que quiso golpearse contra la pared.

Ahora tendría que salir así.

Al abrir la puerta, notó que tanto Aaron como Phil y Tino estaban dormitando en el sofá mientras que Austin estaba en uno aparte, tecleando algo en su celular.

— Austin... —le llamó en voz baja—, ¿podrías ayudarme?

Pero al ver el rostro de Austin, se arrepintió de sus palabras.

— Es que he olvidado traerme ropa —aclaró con una risa nerviosa.

— Ah, ya —y sonrió. Era aquella sonrisa marca Carlile que tanto enamoraba—. Está en el bus, ¿no? Ya vuelvo, ginger.

Pero antes de irse, se le quedó viendo. Si bien Alan no tenía ningún problema con su cuerpo, se sintió intimidado y expuesto. Austin salió y él se quedó en el marco de la puerta, soltando un suspiro antes de escuchar con atención. Todavía se podían oír todos los gritos del público y el sonido de las guitarras, la batería y el bajo retumbar por todo el lugar. El tour había comenzado con todo.

La puerta se abrió y el castaño apareció nuevamente con ropa colgada en su brazo. Se la dio a Alan, quien agradeció y volvió a meterse en el baño. Aus le había traído su camiseta de Pink Floyd, uno de sus pantalones oscuros y rotos e incluso ropa interior. Oh, había visto su ropa interior. «Menos mal que dejé la de los gatitos en casa», pensó con alivio y se vistió.

down the road [cashby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora