— Debemos hablar —dijo firmemente cuando ella abrió la puerta.
Pamela lo miró por unos minutos, sin poder creer que Austin estuviera frente a ella. Al reaccionar, se hizo a un lado y dejó que el castaño entrara mientras intentaba ocultar una sonrisa.
— ¿Quieres beber algo? —preguntó con una sonrisa.
— No, gracias —se negó el mayor, rodando los ojos ante la actitud insoportable que suele tener la mujer—. Sabes por qué estoy aquí, así que no me vengas con distracciones.
La castaña borró la sonrisa de su rostro, sentándose en el sofá frente a Austin y cruzándose de brazos y piernas como toda una diva, mirando al hombre con aburrimiento. ¿Acaso venía a hablar del estúpido pelirrojo en vez de decirle que vuelva con él? Eso no era lo que ella quería, definitivamente no.
— Recuérdamelo —pidió Pamela, aún con la sonrisa falsa en el rostro.
— ¿Por qué lo has hecho? Joder, Pamela, ¿por qué tenías que joderlo todo? ¡Yo nunca te he hecho nada malo! Y si lo nuestro murió, ha sido por tu culpa porque yo te quería, pero no confiabas en mí y... —se detuvo al darse cuenta de que eso era lo que Alan había sentido con él, y no sabía si reír o llorar. Negó con la cabeza y prosiguió—: me celabas demasiado. ¡Me has celado incluso por ir a visitar a mi familia! Eras paranoica conmigo, vigilando todo lo que hacía mientras que en las redes sociales hacías creer que todo estaba perfecto entre nosotros... y te ayudé en eso todo porque estaba cegado por ti. Mira, no sé qué problema tienes con Alan desde el primer día en que lo has conocido, pero no tenías por qué haber hecho eso. Es mi jodida vida y tú no tenías que ver en ella.
— Sí que eres un idiota —rió la castaña, en su misma posición que antes—. No sé qué te crees, si el rey del mundo o algo así, pero yo en ningún momento te celé porque te quería. ¡Despierta! Te he usado, como todas las personas que han estado contigo lo han hecho. Incluyendo a tu amiguito pelirrojo, ¿no? Él, antes de conocerte no era nadie, ¿y ahora? Sí, es famoso gracias a ti. Yo también lo soy, todos lo son porque te usan —ladeó su cabeza con una sonrisa hipócrita—. Además, nadie puede terminar conmigo sin llevarse algo malo de mi parte. Me has dejado mal delante de todos porque me dejaste para convertirte en un puto maricón. Joder, qué asco me das tú y ese estúpido. Pero, bueno, ahora ya sabes la verdad. De nada.
El silencio gobernó el lugar, con un hombre dolido y una mujer complacida. Austin no podía creer lo que escuchaba y todo lo que él creía que sabía, ahora estaba confuso y dudoso. ¿Acaso eso era verdad? ¿Todos lo usaban? Esas preguntas estuvieron en su mente hace varios años atrás, pero él lo había superado... hasta ahora. Ahora, nada tenía sentido.
— ¿Acaso es eso? ¿Sólo querías salirte con la tuya para no dañar tu orgullo? —preguntó, poniéndose de pie—. Joder, no puedo creer... ¿cómo es que no me he dado cuenta antes? Eres una... no, ni siquiera puedo insultarte. ¿Sabes qué? Haz lo que se te de la puta gana con tu fama robada porque, sinceramente, a mí me da muy igual. Adiós.
Austin caminó hacia la puerta y cerró con brusquedad, caminando rápidamente hacia su auto para emprender camino hacia su casa con su cerebro formulando preguntas a mil por hora. Antes solía desconfiar de la gente que conocía y temía que de sólo estuviesen con él por su "fama", pero con el pasar del tiempo lo había superado y, ahora, por culpa de las palabras de su ex, esa confianza desapareció.
Golpeó el volante cuando el semáforo se puso en rojo y tuvo que frenar el auto, casi chocando con una camioneta que iba pasando. Su cerebro estaba jodiéndolo de sobremanera y no sabía cómo detenerlo o qué hacer en ese momento. ¿Por qué era tan fácil de confundir?
Cuando llegó a su casa, se sentó en la cama y miró a la nada, sintiendo el todo y la nada. Unos hubieran ido a beber, otros hubieran roto todo, pero Austin se quedó sentado con muchas cosas pasando por su mente, recordándole todo lo malo que ha vivido. A pesar de eso, se forzó a pensar en lo bueno, intentando no dejarse llevar y hacerles caso a sus propias letras de las canciones de Of Mice & Men. No tiene que darse por vencido, no tiene que dejar que el mundo lo lleve abajo, no está solo.
— Phil —murmuró cuando éste le atendió—, he ido a ver a Pamela.
— ¿Por qué? ¿Qué hizo? ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —estalló el castaño con preguntas.
— Quería hablar con ella... y resulta que sólo me ha usado. Arruinó mi relación con Alan porque quería vengarse por haberla dejado —explicó en voz baja—. Pero me ha abierto los ojos, supongo.
— ¿De qué forma, Austin?
— Sirvo para que las personas me usen... —susurró, y subió la mirada al techo mientras recostaba poco a poco en su cama—. ¿Y si Alan igual lo hizo? ¿Y si todos lo hacen? Joder, yo nunca pedí por esto...
— ¿En serio dejarás que ella te manipule otra vez? —preguntó Phil sin creerlo—. ¡Está loca! ¿Acaso no has aprendido nada? Ella sólo está allí para arruinar todo, Carlile. Y, me temo que hasta casi arruinó mi relación con Anouk. Es una lava-cerebros, amigo.
— Dios, no sé qué pensar.
— Has lo que creas mejor —aconsejó.
Al terminar de hablar con Phil, el castaño permaneció inmóvil en su cama. Y las preguntas continuaban apareciendo, esta vez sobre su querido pelirrojo: ¿realmente valía la pena luchar por él? ¿valía la pena luchar por su amor? De verdad, él no quería estar en ese estado y dudar de sí mismo y todos otra vez porque superarlo había sido muy difícil y no quería volver a caer en la burbuja de la duda.
— No —se dijo a sí mismo, poniéndose de pie—, no le haré caso. Volveré a ganarme el amor de Alan, pase lo que pase.
Y asintió ante sus propias palabras, con una sonrisa formándose en sus labios antes de volver a salir de su casa, esta vez yendo hacia la de su guitarrista rítmico favorito; hacia la casa de Alan Ashby.
En el camino a la casa del pelirrojo, recién se dio cuenta de que faltaban tan solo unos cuantos días para que Noche Buena y Navidad llegaran, haciéndole sonreír y recordar comprar regalos para sus amigos. Sacudió la cabeza y volvió a concentrarse en la carretera nevada hasta que finalmente llegó, sintiendo algo de nervios por actuar sin pensar en qué le diría a Alan.
Estacionó y bajó rápidamente, sintiendo el frío recorrerle de pies a cabeza, pero desechó aquella sensación cuando tocó el timbre y esperó unos segundos parado hasta que el hombre con el que él quería hablar abrió la puerta, teniendo un pijama, el cabello despeinado y un aspecto somnoliento. Sonrió ante la ternura que continuaba dándole, a pesar de que Alan no era un niño.
— Lamento haberte despertado —fue lo primero que dijo.
Alan se quedó mirándolo unos segundos, como sin entender qué estaba sucediendo. Cuando notó bien quién era, abrió un poco los ojos, y Austin notó que las mejillas del pelirrojo se tornaban rosadas, a lo que él supuso que era porque estaba de esa manera; lo que el menor no sabía era que a Austin le daba mucha ternura verlo de esa y mil maneras más, porque era Alan Ashby.
— Eh... qué... ¿ah? —balbuceó Alan, haciendo que el castaño sonriera aún más—. ¿Qué haces aquí? —preguntó finalmente.
— Necesitamos hablar y no aceptaré un «no» como respuesta.
probablemente este sea uno de los últimos capítulos, my friends
xofrnz

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down the road [cashby]
Fanfiction❝si debo caminar solo hacia el final, te veré por el camino.❞ ⠀ ⠀ ⠀ 19122016; -fronzilla.