doce

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9 de febrero; Saskatoon, Saskatchewan.

— Llámala antes de que nos persiga y nos mate a todos —pidió Valentino a Austin cuando la banda se reunió en la sala del hotel—. Mira, esa tipa está loca y es capaz de todo. Me da miedo.

— Es cierto, Austin —asintió Phil, mirando fijamente al castaño—. ¿Cómo es siquiera que pensaste en volver con ella? ¿Tan fuerte te pegó el amor por Alan?

— Sí —admitió, haciendo que el pelirrojo se avergonzara—. Bueno... ¡pero no sé qué decirle! ¿La llamo y listo? Chicos, me da más miedo ella que las arañas.

— Dios, ¿justo este tonto tenía que gustarme? —preguntó Alan al aire pero pronto se retractó cuando vio la mirada que le dieron los cuatro—. Digo... ah, llámala y fin.

— ¿Tu no deberías estar haciendo lo mismo con Ashleigh? —cuestionó Aaron.

— Sí pero... pero luego —desvió la mirada, apoyando su espalda contra el respaldo del sofá.

El silencio tomó lugar. Valentino estaba jugando con su celular al igual que Phil mientras que Aaron se levantó y salió del lugar para hacer una llamada. Alan estaba sentado al lado de Austin y ambos estaban incómodos por el hecho de tener que afrontar sus problemas.

— ¿Y si lo hacemos después de que termine el tour? —preguntó Alan en voz baja hacia el castaño—. Cuando estemos en California... tú sabes. Siento que es mejor ir los dos en persona y visitar a cada una para explicarles bien.

— Tienes razón —dijo Austin, mirando fijamente al pelirrojo—, pero entonces no podré darte mimos en público —agregó con un pequeño puchero. Alan sonrió ampliamente.

— Te ves tierno haciendo eso —comentó, todavía hablando en voz baja.

— Pero a ti se te vería mejor —sonrió el castaño, acercándose cada vez más al menor.

Alan se quedó quieto, observando cómo Austin se acercaba y hacía que sus respiraciones se mezclaran. Sentía vergüenza porque estaban sus amigos allí en la misma sala pero sabía que ninguno de ellos tendría problema alguno con lo fan que son del tan famoso ship.
Aún así, negó suavemente y sonrió en forma de disculpa antes de dejarle un beso en la frente y ponerse de pie, caminando hacia la cocina en busca de un vaso de agua.

Austin, por su parte, se quedó quieto y soltó un suspiro. Observó que sus dos amigos le miraban con una sonrisa divertida, seguramente burlándose porque había rechazado su beso.

Se puso de pie y siguió al pelirrojo, abrazándolo por atrás cuando tuvo la oportunidad. Dejó un beso en la mejilla pálida del menor y luego hundió su nariz en el cabello rojo anaranjado del menor, inhalando su olor. Era como una droga para él.

— ¿Qué haces? —preguntó Alan, sintiendo cómo los vellos de su cuerpo se erizaban ante la acción del castaño.

— Vamos a cenar, tú y yo —murmuró Austin contra la oreja del pelirrojo.

— Aus, todavía no podemos hacer nada en público —suspiró, haciendo una mueca y bajando sus manos hacia las manos del castaño que se encontraban en su estómago—. Tú tienes novia y yo igual. Estamos haciendo las cosas mal.

— Lo sé pero... no puedo evitarlo —murmuró Austin, haciendo que el pelirrojo se de la vuelta para verse frente a frente—. No puedo evitarlo porque me gustas mucho y es contigo con quien quiero estar.

Alan lo miró a los ojos por un largo tiempo, sintiendo que sus piernas flaquearían en cualquier momento. Soltó un suspiro, derrotado, y sin más lo besó. Rodeó sus brazos en el cuello de Austin y lo besó con algo de fuerza porque se sentía frustrado ante la situación.

down the road [cashby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora