Mascota I.

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Cuando Peter regresó de su fin de semana en casa de su tío Clint trajo consigo a un peculiar compañero, esa semana Tony estaría en Irlanda celebrando un contrato muy importante.

Clint no le dijo nada a Steve, Clint quería enterarse de cómo iba a reaccionar el matrimonio Rogers-Stark cuando se dieran cuenta así que distrajo a Steve en la sala mientras su sobrino subía corriendo las escaleras con su mochila y su nueva mascota.

–Así que... Tony no estará en casa, ¿hu? –Dejó su cerveza en la mesa del centro para tomar en brazos a su sobrina– Deberías pagarle a una niñera y así podemos irnos a un bar con los chicos como en los viejos tiempos Steve.
–No lo sé, no quiero que Tony se enoje conmigo por dejar a los niños solos.
–No lo hará.
–¿Eso crees?
–¡Claaaro! Porque Tony no se va a enterar.

Mientras su tío y su papá hablaban en la planta baja, Peter en su habitación, acariciaba a su mascota y le daba abrazos. Johnny se había ido a casa de su amigo Wade así que no habría problema de que su hermano lo delatara.

–Quédate aquí Claudio –puso su dedito en sus labios–, no vayas a hacer ruido porque si no papá nos va a regañar cuando nos escuche. Iré por tu comida.

Bajó corriendo y del refrigerador sacó una pera y un jugo de manzana, tomó un tazón de la alacena y saludó a su papá que al parecer planeaba algo con su tío porque lo veía nervioso mientras buscaba algo en el directorio telefónico y su tío Clint sonreía como cuando le hacía travesuras a su papi.

–Claudio, aquí tienes. Te traje una fruta y mi jugo favorito –Peter abrió el juguito y lo vació en el tazón.

Tony regresó justo el jueves en la noche para darle una sorpresa a su familia pero fue él quien se llevó la sorpresa. Su esposo no estaba y sus hijos estaban al cuidado de una mujer que no conocía y que se estaba besuqueando en la sala con un tipo de mala pinta. No gritó porque seguramente sus hijos ya estaban dormidos pero sí corrió a la pareja. Subió a dejar su maleta y a cambiarse por algo más cómodo. Estuvo hasta las dos se la mañana esperando en el sofá a que su esposo se dignara a llegar pero nunca sucedió. Subió para dormir, estaba muy cansado.

A las seis en punto de la mañana el canto de un gallo lo despertó, se removió molesto. El canto volvió a escucharse más cerca. Se puso la almohada encima de la cabeza. Un aleteo proveniente de la ventana le hizo abrir los ojos de par en par. El canto se volvió a escuchar. Se sentó en la cama rápidamente para encontrarse con un gran gallo en la ventana de SU habitación.

Peter entró corriendo sin fijarse en que su papi ya había vuelto.

–¡Claudio! –Regañó Peter al gallo que volteó a verlo curioso– ¡Te dije que no cantaras porque si no mis papás nos van a regañar!
–¡Peter!
–¡Papi! –El gallo entró en la habitación y camino hacia Peter.

El canto del gallo se volvió a escuchar. Tony maldijo por lo bajo. Iba a castrar a Clinton Francis Barton y a Steven Grant Rogers. Por Dios que lo haría.

No es fácil ser papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora