Johnny.

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Tony se acostó en el sofá de tres sin playera pues últimamente estaba haciendo mucho calor y prefería dormir con las ventanas abiertas. Además el bebé no dejaba de moverse y ya lo tenía algo irritado. Porque sí, podía estar de lo más cómodo en su torre pero Steve insistía en que en los últimos dos meses de embarazo se quedara con él en su departamento. Estaba tumbado de lado pues el gran estómago no le dejaba dormir como quisiera y con los brazos como almohada se quedó dormido en el sofá esperando a que su esposo llegara con la cena.

Cuando Steve llegó y lo vio en el sofá, dejó las bolsas de la cena en el comedor y se acercó lentamente para regañarle por dormir así, que podría enfermar y el bebé aún no nacía pero no lo hizo, en lugar de ello, observó con detenimiento el cuerpo de Tony y sonrió feliz, sus ojos delineaban el contorno de aquel redondeado vientre.

–Nuestro primer hijo...

Tony se quejó un poco y Steve le acarició el cabello, volvió su vista al estómago de ocho meses y jadeó al contemplar como el bebé se movía dentro. Lograba ver las manitas y los pies estirarse contra la piel de Tony, su hijo estaba acomodándose dentro de su papi, sin esperar más sacó su móvil y comenzó a grabar. Estaba emocionado hasta la lágrimas, ¿cómo era posible que él y Tony hubieran creado a ese precioso ser que nacería en poco tiempo? Llevó una temblorosa mano hacia su bebé, nada más tocar el bebé se quedó quieto, Steve rió cuando sintió una patada contra su palma. Tony despertó.

–¡Hey tranquilo! –Parpadeó un par de veces y le sonrió a su esposo– Oh, ya llegaste, ¿trajiste la cena?
–Está en el comedor, no quise despertarte.
–¿Estuviste llorando? –Preguntó con curiosidad Tony.

Steve se soltó a reír y besó a Tony en los labios repetidas veces. Agradecía a la vida por permitirle vivir estos momentos.

No es fácil ser papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora