Peter

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Cuando Johnny cumplió los 3 años, Tony recordó cómo había sido su infancia siendo hijo único así que decidió que lo mejor era darle a alguien con quién jugar.

Era hora de ponerse manos a la obra.

—¿Steve? Creo que necesitamos hornear otro panqué.

Fue lo que Tony anunció un lunes por la mañana a un apurado Steve que desayunaba sin siquiera masticar bien su arroz chino calentado en microondas. Johnny cabeceaba sobre su sillita alta mientras comía su plato de avena con arándanos y bebía su vasito de leche con chocolate.

—Claro cariño, esta noche sin falta —Respondió Steve sin prestar verdadera atención a lo que su esposo le pedía—, ahora debo irme o Fury me asesinará si vuelvo a llegar tarde. Hasta la tarde, campeón.

Tony se quedó con la trompita parada, Steve se había esfumado como una exhalación. Refunfuñando alistó a su pequeño hijo para llevarlo al jardín de niños y así llegar a Industrias Stark a las 9:30 para la reunión con los ingleses.

Cuatro semanas después Tony seguía molesto, Steve llegaba muy tarde a casa y sólo toleraba una ronda a medias antes de caer rendido. Iba a gritarle a Fury por poner a su hombre a trabajar como burro y no darle tiempo para convivir con su familia.

—Papi, ¿y Peter?
—¿Quién es Peter, cariño? —La pregunta le toma un tanto desprevenido de nuevo, Johnny lleva dos días con lo mismo— ¿Es algún compañerito de clases?
—No. Dime, ¿Peter va a tardar mucho?
—Bebé, de verdad no entiendo nada, ¿es tu amiguito imaginario?
—¡Papi, ya quiero a Peter!
—Cariño, te lo juro —Tony le tomó la carita con las manos—, no sé quién es Peter.
—Peter está en tu panza, ¿va a tardar en salir?
—¿Qué? ¿De qué cara- de qué me estás hablando?

Johnny le miró largo rato para finalmente sonreír y correr dentro de la casa de los Lehnsherr-Xavier.

Por la noche, Tony estaba ansioso mientras esperaba a su esposo. Su hijo ya estaba durmiendo desde hacía horas y Steve no llegaba. Otra vez.

—Oh Dios, otro bebé —Tony de verdad estaba emocionado y shockeado por haberlo descubierto gracias a su pequeño hijo. Esa misma tarde después de dejar a Johnny con Charles, manejó a la farmacia más cercana por una prueba casera y allí mismo en el baño se la hizo. Saltó en cuanto la prueba le marcó que efectivamente estaba esperando un bebé.

Tony escuchó a la moto estacionarse y con una sonrisa salió a recibir al futuro padre.

—Bienvenido a casa.
—Tony, ahora no —Steve estaba agotadísimo y malhumorado, la falta de sueño y de sexo lo ponían así. Fury estaba exigiéndole mucho en Shield y odiaba llegar a casa más dormido que despierto y no poder follarse a su esposo como quisiera—. Estoy cansado, déjame descansar.
—Oye, yo no tengo la culpa de que Fury te haya dado tanto trabajo —Tony abrazó a su hombre, de verdad hacía falta en aquella casa—, yo no vengo a desquitarme cuando Industrias Stark está acabando con mi paciencia. En fin, necesitamos hablar, tengo algo qué decirte.
—Tony, mañana.

Steve no midió el tono tan agrio con el que soltó aquello así que Tony con el enojo en la mirada le estampó en el pecho la prueba de embarazo y se dio la vuelta.

—Hoy duermo con Johnny, tú te puedes ir a la mierda.

Steve se quedó hecho piedra, observó la prueba que marcaba un positivo de dos semanas y se sintió el peor hombre en el mundo.

No es fácil ser papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora