No es fácil ser papá.

Papilla.

–Vamos bonita, come tu papilla.

Tony batallaba con la pequeña Virginia que se negaba a comer esa asquerosa papilla de zanahoria y betabel que había hecho. Llevaba media hora con lo mismo pero ella se negaba y él comenzaba a desesperarse. El bebé balbuceaba irritado.

–Por eso es que tu padre es quien te da de comer y yo sólo te doy el biberón y cambio tus apestosos pañales –Tony dijo con una mueca de hastío y bufó cuando el bebé soltó una risita – ¡Y aún te burlas de mí, niña malcriada!

Otra risita de Virginia se escuchó en la cocina. Tony se levantó y tomó un chocolate de la alacena, Virginia dejó de reírse y observó atenta lo que su papi tenía en la mano. Tony le dio un mordisco, saboreando el dulce chocolate. Cayó en cuenta de la mirada de su hija.

–¿Quieres esto cariño? –Le acercó el chocolate y la niña estiró los bracitos – Pues no, no te daré chocolate hasta que te comas la papilla, ¿sabes cuánto me costó hacerla?

Virginia se soltó a llorar y a pesar de ya tener dos hijos mayores, Tony seguía odiando los llantos de niños.

–Bien, bien, toma el maldito chocolate –Le dio la mitad de la tableta de chocolate y bufó cuando su hija sonreía y balbuceaba con el chocolate entre sus manitas.

Cuando Steve llegó se encontró con una escena chusca: Tony con el ceño fruncido comiendo la papilla de su hija y Virginia toda llena de chocolate mientras sonreía feliz.

–Si ella no duerme en todo el día, tú te harás cargo –Tony dio un saltito y volteó a ver a Steve, rodó los ojos – ¿por qué le das el chocolate entonces?
–¡No quería la papilla! Además comenzó a llorar.

Steve abrazó con ternura a su esposo y le besó, Virginia comenzó a reírse.
Y sí, Virginia no durmió en todo el día.
Y sí, Tony quería darse golpes en la pared por ello.