Sus manos iban por dentro de los bolsillos de su chaqueta impermeable. El pelo se le movía de manera escandalosa por la brisa marina y su mirada estaba fija en sus zapatillas mientras caminaba por entre la gente.
A alguno de los chicos se le había ocurrido ir al pequeño pueblo costero que estaba a unos cuantos minutos de la cabaña en la que se estaban quedando.
Era un pueblo pequeño pero no por eso aburrido. El lugar tenía la suficiente popularidad como para instalar una serie de locales con la idea de que estos entretuvieran a la gente.
Habían llegado antes del almuerzo con la intención de poder comer algo en el pueblo. Él, por el contrario a los otros chicos, no se había sentido con el ánimo suficiente como para viajar y ver a tanta gente, de hecho ni siquiera tenía hambre.
Estaba bastante decidido a quedarse en la cabaña, petición que KyungSoo no dudó en rechazar, incluso después de que MinSeok se hubiera ofrecido a quedarse con él.
BaekHyun se sentía un poco molesto por eso también. Estaba triste, avergonzado y también consciente que había adoptado por esas ultimas horas una actitud un tanto fastidiosa y taciturna.
No dejaba que alguien se le acercara y caminaba cabizbajo por detrás del grupo de chicos. De vez en cuando recibía una mirada de KyungSoo, como si estuviera asegurándose de su seguridad pero aparte de ello no había tenido ninguna otra interacción con alguien más.
KyungSoo tampoco lo había obligado a que se integrara al grupo y BaekHyun había agradecido eso. Su amigo lo conocía y luego de que haya llamado a su madre para avisarle de todo lo que había sucedido, él se había sentido tan enojado que estaba seguro que si alguien le hablaba estaba dispuesto a gritarles que se largaran de una puta vez.
Por esa misma razón se había visto en la necesidad de hablar unos cuantos minutos con su madre, quedando atrapado entre sus regaños y preocupaciones, en sus arrepentimientos por haberlo dejado ir y también en su llanto.
Comprendía la situación, lo difícil que era para las personas que estaban a su alrededor mantenerse fuertes y soportar por lo que él estaba pasando. No tenían más opción que tranquilizarse ellos mismos mientras veía como su hijo y hermano estaba empezando a perder la cabeza.
—¿Qué tal si entramos aquí un rato?
Miró hacia donde había apuntado SeHun, quien se había referido a todos con un tono alegre y casi aniñado, como si estuviera emocionado.
Se trataba de un gran cartel neón con luces moradas que daban nombre a un local nocturno, el cual sólo parecía ser para bailar y tomar algo.
BaekHyun miró la entrada, dudando realmente. Había ido allí para divertirse, para alejarse de la opresión de su madre, pero de un momento a otro las cosas dejaron de parecerle cómicas y de color rosa.
KyungSoo lo miró, quizás estaba observándole de hace bastante rato pero él estaba muy perdido y alejado de la realidad. Le negó con la cabeza al darse cuenta que sería incapaz de sentirse bien estando allí dentro, rodeado de gente ya que había estado todo el día intentando alejarse de las personas.
Recibió una mirada dura de su amigo, casi reprobatoria. Ni siquiera se atrevió ver a los demás, suponiendo que podrían estar molestos con él por arruinarle la diversión. Aquello mismo fue lo que lo impulsó a mirar directamente a los ojos de KyungSoo con la idea de darle a entender que no había problema con que fueran, que necesitaba estar solo.
Por suerte KyungSoo había aprendido a conocerlo con el paso de los años, así que sólo chasqueó la lengua al notar sus intenciones e hizo gestos de cabeza hacia los demás para que ingresaran al local.
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De contradicciones y primeras veces • || ChanBaek ||
Fanfiction|•| Las cosas cambian. Uno crece, empieza a tener gustos distintos, nuevos amigos y un sinfín de otras cosas se suman al cambio. A pesar de todo ello BaekHyun no podía deshacerse de una cosa en concreto. Las cosas cambian, sí. ChanYeol cambió, BaekH...