Capítulo XI

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A pesar de que la noche anterior BaekHyun se había quejado del frio, ese día por la mañana pateó las mantas incluso de manera inconsciente mientras hacía un puchero con los labios.

El calor lo obligó a despertarse a pesar de todo el sueño que tenía. Con lo primero que se encontró fue con el cabello desordenado de ChanYeol.

De alguna forma había terminado siendo apretujado por los brazos del chico y su barbilla había quedado sobre uno de los hombros del contrario.

En el momento en que se intentó apartar aquellos brazos no lo soltaron, cosa que lo hizo bufar. A pesar de lo urgido que estaba por salir de ahí, no hizo reales intentos por despegarse de ChanYeol. Disfrutó de sus brazos y sonrió clandestinamente al recordar que el chico lo había besado hace unos días y ahora lo estaba abrazando.

BaekHyun nunca había sentido algo más que cariño amistoso por ChanYeol, aparte de aquel odio ambiguo que había llegado a instalarse en él en algún momento. Ahora que estaba ahí con el tipo después de tanto tiempo ya no sabía si debía decir lo mismo.

Como ya había llegado a mencionar otras veces, ChanYeol siempre había sido el primero en todo para él, cosa ridícula y cansina. Quizás por eso mismo se sintió distinto en aquella ocasión.

Siempre había sentido cosas por el chico, tanto sean buenas como malas. Cuando eran pequeños solía ponerse pesado y celoso porque, ¡mamá, se supone que yo soy tu hijo, no ChanYeol! También se había encariñado y se había enviciado, al parecer. ChanYeol esto, ChanYeol aquello. Siempre ChanYeol, sin excluirse ni una vez. Hasta que aquella mierda que aún no logra entender sucedió. Las cosas cambiaron debido a eso, como se puede apreciar.

Odio mutuo, palabras hirientes, empujones y un largo etcétera.

¿De dónde había salido todo eso? BaekHyun no lo sabía, ni tampoco tenía la valentía de preguntárselo a ChanYeol.

Pero a pesar de todo aquello ahora estaban ahí, justos y sudando, posiblemente también afiebrados, por tanto calor corporal. A BaekHyun cada vez empezaba a importarle menos.

Cuando se había subido a la camioneta de JongIn con la idea de iniciar el viaje, nunca se hubiera imaginado que sucederían aquellas pequeñas cosas que efectivamente habían pasado. No estaba molesto por ello tampoco.

Cuando habían comenzado con el viaje estaba seguro que odiaba a ChanYeol con toda la capacidad que podía llegar a tener para hacerlo, pero ahora que estaba ahí, entre sus grandes y fuertes brazos...

BaekHyun se sentía tan en casa otra vez.

Siempre estuvo viviendo en la misma edificación, durmiendo en la misma cama, usando el mismo baño y teniendo la misma cortina desteñida frente a la ventana, pero luego de que su mejor amigo de la infancia se hubiera ido las cosas definitivamente no seguían siendo las mismas.

La comida que le preparaba su madre había dejado de saber igual, los programas de televisión que acostumbraba a ver con ChanYeol ya no eran de su interés, había dejado de escuchar música por un tiempo e incluso se había atrevido a vender su consola de videojuegos, la cual había comprado con tanto esfuerzos y ahorros.

Todo porque simplemente le recordaba a ChanYeol.

Le hizo tanto daño en un principio, especialmente cuando fue el proceso de alejamiento y hasta cierto repudio.

BaekHyun no se dio cuenta que estaba perdiendo a su mejor amigo hasta que finalmente este ya no estuvo a su lado. Se fue sin más, dejándolo solo y sin darle ninguna aclaración de lo sucedido. Claro que tenía hipótesis, como aquella de él refiriéndose de mala manera al chico. Luego de muchas horas en la habitación calurosa que usaba su psicólogo para tomar sus citas, habían llegado a la conclusión que aquello se acercaba más a la razones de la posible ruptura.

De contradicciones y primeras veces • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora