De contradicciones y primeras veces • || ChanBaek ||

Capítulo XII

Le faltaba el aire y su cuerpo se quedó completamente estático cuando escuchó que el sonido de ese algo cayendo por fin terminaba, a lo que le siguió un ronco gruñido.

—Mierda —se quejó alguien entre la oscuridad.

Se dejó caer de rodillas al suelo para tantear el terreno con las manos al saber que lo más probable es que hubiera alguna especie de agujero o ladera.

—ChanYeol —lo llamó asustado.

Aún no podía ver nada, lo que hacía que se asustara aún más.

—¿Baek?

—ChanYeol —volvió a decir, urgido.

De repente se sentía preocupado, lo que lo llevó a que la desesperaron se instalara con fuerza en su cuerpo, llevándolo a que dejara la primera lágrima de impotencia caer.

No veía nada y ChanYeol había sonado adolorido, y posiblemente lo estaba. Además BaekHyun estaba solo y puede que sí sea posible que le tenga miedo a estar en aquel lugar.

—No te veo, maldición —gruñó, sin poder evitar que su voz sonara rasposa debido al llanto que estaba intentando contener.

—Yo puedo verte.

Miró a su alrededor teniendo aún las manos y rodillas sobre la tierra, importándole poco lo sucio que estaba su ropa.

—No puedo verte —gimió afligido.

—Yo puedo verte, Baek. Y estoy bien, así que no te desesperes.

Pero BaekHyun no podía evitar hacerlo, así que comenzó a gatear otra vez en el intento de acercarse al dueño de aquella voz.

—No sigas avanzando.

A pesar de que aquella frase proveniente de ChanYeol lo asustó, no le hizo caso y continuó avanzando a ciegas.

Contrario a como hubiese esperado, una vez que puso una mano por delante de él no sintió el suelo ligeramente húmedo que había tocado durante todo ese tiempo mientras había estado moviéndose, sino que no había nada.

Nada. Ni tierra, pasto o piedras. Nada, quizás sólo la punta de una rama rozándole la muñeca.

Su cuerpo se fue hacia adelante debido a la gravedad, ya que había terminado apoyando toda su cuerpo en sus manos.

Por idiota que pareciera, no alcanzó a sujetarse de algo lo suficientemente resistente y acabó cayendo, rodando por sobre una superficie inestable que lo estaba llevando a un fondo oscuro en el que no veía nada.

El grito quedó atrapado en su garganta, incapaz de salir de entre sus labios para que alguien recurriera a su ayuda.

—¡Baek!

Su cuerpo siguió rodando por sobre la tierra suelta y algunas pequeñas piedras hasta que acabó boca abajo sobre una superficie que ni siquiera era más estable que la anterior.

Había quedado de cara al suelo mientras tenia ambas manos sobre este en el intento de aferrarse a algo. Su boca estaba abierta en busca de aire, provocando que luego tosiera desenfrenadamente debido al polvo que había quedado suspendido en el aire por la caída.

—Baek, ¿estás bien?

Cuando escuchó una voz tan cerca de él inevitablemente se sobresaltó, arrastrando luego su cuerpo hasta apegarse al costado por donde había caído.

Ahora que estaba allí abajo, podía darse cuenta que tenía una mejor visión, no lo suficientemente buena como para ver qué había más abajo, pero sí lograba ver lo que había más arriba y lo que estaba a su mismo nivel.