Capítulo 35
Pasamos una tarde solitaria viendo películas y durmiendo como chanchos, habíamos decidido no hacer nada productivo en todo el día.
- ¿Amor? Preguntó Nathan tomandome de la cintura.
- ¿Qué pasa Nath?
- Nada, tan solo quería que sepas que en estos momentos soy el chico más feliz del mundo y nada va a poder cambiar eso
- Aaaaaaaw Nath, yo también soy la chica más feliz del mundo y todo gracias a tí, todabía no puedo creer por todo esto que estamos pasando, te amo
Lo besé, sus labios se unieron con los míos de una forma brutal, marcaba lo que ya era suyo, me encantaba que hiciera eso. Sus manos se iban resvalando poco a poco y luego subía en busca de mis mejillas, sus manos, sus brazos, creo que ellos fueron los que siempre me hicieron sentir segura.
- Nunca me sueltes. Le murmuré al oído.
- Jamáz haría eso, lo prometo
Me apretó aún más a su cuerpo para demostrarme cuanto me deseaba, sus brazos simplemente eran perfectos, me sentía de una forma maravillosa.
No podía parar de besarlo, lo amaba demasiado, hasta que el se separó pero aún me sostenía de las mejillas uniendo nuestras frentes.
- ¿Pasó algo?
- Mi familia nos está esperando, ¿Vamos?
- ¡Claro!
Tomamos un taxi, Nath me había dicho que la casa de los familiares quedaba lejos.
- Estoy nerviosa, no sé si pueda
- Amor, no pasa nada, eres hermosa, no tienes por qué tener miedo, todo va a salir bien, eres la razón de mis sonrisas, hasta de mi vida, no va a pasar nada, solo son personas, no te preocupes
Me besó lentamente.
- ¿Mejor?
- Sí Nath, gracias. Le dedico una sonrisa.
Pasamos el resto del viaje en un silencio mortal, ninguno de los dos emitía ninguna palabra, se vé que ambos estábamos nerviosos, pero eso era algo tierno al final.
- Amor, estamos llegando, despierta bella durmiente
Me había quedado dormida.
- Ya estoy Nath.
Lo beso por última vez y bajamos del coche, le paga al taxista y entramos a la casa, todos sus familiares se encontraban en la sala principal, nos saludaron muy cordialmente.
- ¡Asique tú heres la afortunada jobencita! Yo soy la madre de Nathan
- Gracias por el halago, sí, ya la había conocido antes por fotos, gracias por recibirme así
- No hay de qué
- ¡Hola! Yo soy la hermana de Nath, seguramente también me conocías, le haces daño a mi hermano y esta sonrisa se me va a borrar de la cara para sienpre
Todos rien.
- No te preocupes, no le haré nada a tu hermano, lo prometo
- Nathan, tu padre está arriba, vayan a saludarlo
Subimos las escaleras. Algo peor a lo que me dijeron abajo no creo que me diga el padre pero los nervios igual me recorrían la piel.
Nos dirigimos a una habitación, supongo que era la del padre, abrimos la puerta y allí estaba él.
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La vida por delante (Nathan Sykes, The Wanted)
Teen FictionPuede que el principio no este tan bueno pero sigan leyendo porque luego comienza la magia