Capítulo 38
Desperté con todo el sol saliendo de la ventana principal, el ambiente tenía un aroma a rosas impresionante.
Me volté a un lado de la cama, y volví a cerrar mis ojos pero derrepente alguien tomo mi cintura y se apegó a mí, era Max, me encantaba que me hagarre de esa forma.
- Buen día bebé
- Buen día Max
Tomé su brazo que me rodeaba por la cintura y lo abracé.
De repente la puerta de entrada se calló
- ¿Asique para ti es facil olvidarme verdad? Eres una zorra, mira como te encuentro
Era Nathan, había roto la puerta.
- ¡Nathan! ¿Qué haces aquí?
Max se paró de la cama y se puso frente a él
- ¡Déjala en paz! ¡Y no la llames zorra pedaso de cobarde!
Max le pegó a Nathan
- ¡No! ¡Por favor!
No podía parar de exaltarme, aquella escena ya la había vivido antes y no me gustaba nada.
Pero de repente Nathan sacó una pistola y apuntó a Max.
Las lagrimas ya recorrian mi rostro y de repente el tiro se escuchó y Max calló rendido a los pies de Nathan, sangrando como nunca antes y luego, ya no respiraba.
- ¡Max! ¡Max por favor!
- ¡Déjalo!
Nathan me tomó por los brazos y me sacó fuera de la habitación corriendo, en poco tiempo nos encontrabamos en una camioneta negra polarizada.
Yo no podía parar de llorar, Nathan había matado a Max, no podía creerlo.
- ¡Lo mataste!
Comencé a pegarle con mis manos pero el me me detuvo.
- ¡Marian! ¡Por favor para!
- ¡No puedo! ¡No puedo Nathan! ¡Acabas de asesinar a Max!
- ¡Cállate!
Me soltó y comenzó a conducir, no sabía a dónde nos dirigíamos, yo aún llorando, me apollé en el frío vidrio de aquella camioneta y continué con mi llanto. Otra vez estaba dejando todo atras, sentía que no servía para nada, que mi vida se estaba tornando en un infierno.
Llovía a cántaros y apenas había unos rayos de sol ya que el cielo se encontraba plagado de nubes.
- Olvidaremos todo de nuevo, como lo hicimos antes. Dijo en un murmullo Nathan.
- ¿Para tí es facil verdad? Pués dejame decirte que para mí no, ¡Eres un asesino Nathan! ¡No te quiero cerca de mí! ¡Quiero que te alejes para sienpre de mi vida!
Paró la camioneta y me bajó, el bajó también y entre la lluvia me apoyó contra la camioneta con sus fuertes manos.
- ¡Repítelo hasta que te lo creas! Te dejaré aquí si eso es lo que quieres
- ¿Qué pretendes Nathan? De un día a otro has dejado de amarme, me has hecho sentir como la peor mierda en el mundo y ahora me haces esto
Caí rendida al suelo entre mis lágrimas.
Nathan me alzó y me subió a la camioneta.
- Jamáz te dejaría, quiero que lo sepas y discúlpame por habr sido un idiota
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La vida por delante (Nathan Sykes, The Wanted)
Teen FictionPuede que el principio no este tan bueno pero sigan leyendo porque luego comienza la magia