La vida por delante (Nathan Sykes, The Wanted)

Capítulo 16

Capítulo 16

-¿Qué? No podia creer en aquellas ultimas palabras que Nathan había dicho.

- Sí,  Ariana está embarazada y no se si es mío

- ¿Cómo que no sabes?

- Si,  lo que escuchaste, no lo se. Dijo mientras notaba como su cara se tornaba pálida.

-Explicame Nathan

- El día que ella me contó,  fue todo un descontrol, la razón por la que cortamos es porque Ariana habia estado con Max, por eso me llevo tan mal con él, ella me engañó con uno d e mis mejores amigos y nunca se lo voy a perdonar, yo sé que Ariana tuvo sexo con Max y luego de unos meses me dejó

- ¿Y como vas a saber si el bebé va a ser tuyo?

- Es que escuché como ella charlaba con Max y le decía que estaba embarazada y que era de él,  por lo tanto Max es el padre. Pero no tienes que decir nada, nadie lo sabe

- No Nathan, no te preocupes, yo no digo nada

Luego de esa gran escena nos dirigimos a el hotel donde se encontraban mi padre y mi mejor amiga, quedaba cerca del de Nathan.

Al llegar entramos y nos dirigimos hacia mi habitación,  toqué la puerta y me abrió Ambar.

- ¿Qué quieres? ¿Por qué ni siquiera me mandaste un mensaje? Dijo Ambar confundida al ver a Nathan quien estaba con los ojos llorosos.

- Ambar, no me hables así,  no fue mi intención.  Dije mientras me acerqué a ella y la abracé.

- ¡Hola! Dijo Nathan imponiendo su presencia.

Ambar sonrió y lo abrazó.

- ¡Hola Nathan! ¡No puedo creer lo que está pasando!

Todos reímos y mi padre apareció.  Entramos a la abitacón y le expliqué todo a mi padre el cual miraba con cara de odio a Nathan.

Me dijo que estaba feliz de que yo haya podido cumplir mi sueño pero que teníamos que volver a casa. Ante aquellas palabras Nathan y yo nos miramos con cara de desesperación y pena a la vez.

- Pa, necesito quedarme

- Por favor señor deje que Marian se quede

- Joven, tu eres rico, eres una super estrella,  mi hija no lo es y yo necesito volver a trabajar

- Pero se puede quedar conmigo

En ese momento Ambar y yo nos miramos con una cara de alegría impresionante al escuchar aquellas palabras.

- Mira querido Nathan, mi hija vale oro jamás la dejaría sola aquí

- Pero ya le dije señor que ella se puede quedar conmigo

- Vete muchacho, tengo que hablar con mí hija

Nathan aceptó y yo lo acompañé hasta la puerta, me pasó su número de teléfono y yo le pasé el mío,  habíamos quedado en que el llamaría al cabo de unas horas para ver cuál había sido la respuesta de mi padre...

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