Prefacio

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No hay nada que te haga apreciar más la vida que la muerte. Llega el momento en el que piensas en todas las cosas que has hecho y en lo que pudiste hacer. Y en ese instante, pasa por tu mente qué harías si tuvieras una segunda oportunidad.

Tienes todos tus planes y haces un trato con Dios, que si te da esa segunda oportunidad harás las cosas bien, serás mejor persona y harás las cosas correctas. Me enseñaron a tener fe y juro que la tuve. Esperé esa oportunidad, aquella que nunca llegó.

«Todo obra para bien».
Así que, ¿morir en esas condiciones forma parte de algún plan divino?
No, no lo acepto, no ha llegado mi momento y no será de este modo.

Mientras más crecía la desesperación en mí, nuevos sentimientos nacieron, entre ellos la venganza y juré que si salía de aquí mi vida sería mía y de nadie más.

He vivido para cumplir mi promesa.

JustineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora