Todo el mundo tenía la vista fija en su monitor, a pesar de los gritos y amenazas, nadie alzaba la cabeza.El capitán junto a sus acompañantes tenían horas “dialogando” a puerta cerrada. Toda el área administrativa tenía un toque de queda. El capitán había pedido todos los casos sin cerrar, había dejado claro que no quería ver nadie haciendo algo que no fuera eso.
A Susan le dolía el cuello y la espalda por estar tanto tiempo sentada, aún así siguió buscando y clasificando. De repente algo rompió el mecánico silencio, el sonido incesante del teléfono sacó a todos del trance. Miró alarmada la oficina del capitán, que había exigido total silencio, era cuestión de tiempo para que saliera reclamando por aquel ruido.
Ella no quería dejar su puesto pero, aquella llamada que venia de la oficina de Christopher, por lo era su responsabilidad. Rápidamente se puso de pie y se dirigió a la oficina.
—Buenas noches, oficina del inspector Arias. Lamento informar que este no se encuentra —comunicó con prisa.
—Sus, soy yo.
Estaba cerca de colgar hasta que escuchó eso, un pequeño grito salió de sus labios, rápidamente miró a la puerta para estar segura de que nadie la escuchó.
—Dios mío, Christopher —susurró mientras se acercaban más el auricular— ¿Que te sucedió? ¿Estas bien? Dios, obvio que no lo estas. ¿De dónde se supone que llamas?
Las preguntas salían sin parar porque su preocupación después de todas las cosas que pasaron este tarde.
—Sus, estoy bien —le aseguró Christopher, tratando de sonar calmado—, pero necesito un favor tuyo.
—¿Un favor? —preguntó alzando la voz— me temo que necesitas más que eso. ¿Dónde estas? Dime que iré por ti.
—Sus, esto es importante, por favor, se que tienes muchas dudas, pero ahora no puedo darte explicaciones.
—¿Importante? —preguntó con sarcasmo— Claro que es importante, Christopher Arias. Desapareciste por casi una semana intente llamarte pero fue imposible, fui más de una docena de veces a tu casa, llamé a Lucas y tampoco sabia nada de ti, el capitán estaba histérico por tu desaparición, yo estaba a punto de tumbar a balazos tu maldita puerta; cuando el capitán me pide que te haga una orden ¡Como si fueras un criminal! Y eso no es todo —siguió Susan con su arrebato—. Resulta que cuando fuimos a tu casa esta era un puto desastre, no te imaginas el susto que pasé, pensé que te había pasado algo. Te encontramos y no te podía reconocer, estabas borracho y muy probablemente drogado; fue técnicamente la fuerza que aceptaste venir además, ¡Golpeaste a Dylan! Lo peor de todo fue que ni siquiera me hablaste —dijo eso ultimo aflicción— Dime, Christopher Arias, lo que sea que sea que te pase, ¿No es más que importante?
La línea se quedó en silencio, Susan podía escuchar la estética del otro lado. Alguien tocó la puerta pero Susan lo despidió rápidamente. Por un momento había olvidado donde estaba.
—¡Di algo! —le exigió.
—Lo siento —se disculpó Chris sonando abatido—. Sé que en estos días me comportado como un estúpido, sé que no merezco que te preocupes por mi y menos pedirte un favor pero, Susana, te necesito.
Hace tiempo que Susan no escuchaba a Christopher tan desesperado, la última vez…
—Sus, necesito que confíe en mí —volvió a repetir.
—Sabes que confío en ti, Christopher, pero necesito que también confíes en mí. ¿Por que has actuado así?
Ahora era ella la que sonaba desesperada, alguien pasó por la puerta pero eso no le importó, lo ultimo que estaba en su mente era su estúpido trabajo.
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Justine
Misterio / Suspenso"Inocentes, ese es el precio del cambio". Después de una serie de homicidios violentos, el inspector veterano Christopher Arias se encuentra siguiendo el rastro de crímenes sin resolver. Tras una investigación sin pistas, la llamada de una misterios...