Capítulo 10: Penitencia & Venganza[5]

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CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN

•Nombre: Lucero Díaz
•Dirección: Constanza, calle de los héroes #42
•Sala de Urgencia N.°: --- •Ambulancia N.°: 16
•Tratamiento: ---Ingresó cadáver: x sí no
•Fecha de fallecimiento: 10-6-1977 11p.m. (aprox.)
•Causa del fallecimiento: Estrangulación, traumatismo craneoencefálico
(posiblemente)
•Otras lesiones: Incisión en el palmar derecho(posible herida defensiva) incisión en el cuello y pómulo derecho.
Contusión en el músculo dorsal y laceraciones múltiples.
Hematomas subcutáneos rodeando el área púbica y muslos. (Posibles secuelas de violencia sexual)
•Iden el cadáver: Natalia Jiménez
•Parientes más próximos: No tiene
•El cadáver fue entregado a: Estado de Constanza para posterior investigación.
•Médico encargado:
•Patólogo:

 •Médico encargado: •Patólogo:

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Limpia tu colchón con vodka

Botella en spray, vodka y aceite para limpiar un colchón
Vierte el vodka en una botella con spray, rocía un poco sobre tu colchón y deja que seque al aire libre. El alcohol mata las bacterias que causan el mal olor mientras desinfecta tu colchón.
Artículo: Lourdes Morales


Christopher dejó de leer cuando sintió los pasos de Justine.

—Creo que esto es todo —le informó Justine mientras entraba a la sala— oh, esos recortes se pueden desechar.

—Yo también tengo algunos, pero es un secreto —dijo Christopher mientras metía los papales en la basura.

—Yo soy buena guardando secretos —comentó Justine con una sonrisa, mientras volvía a desaparecer.

Christopher observó todas las cajas que había en la sala de Justine. Después de llamar a la estación, Dylan le informó que la investigación por el allanamiento estaba pausada, pero que ya todas las muestran se tomaron.

Christopher respiró profundo, no podía creer lo que le había propuesto, obvio que no se arrepentía. Solo que ahora que lo pensaba, fue una decisión muy impulsiva.

Había pedido un permiso para ayudar a Justine, ella tenía más papeles y recuerdos que ropa.

—Déjeme yo le ayudo —ofreció Justine.

El inspector miró sus manos cubiertas de un par de guantes de tela para proteger su herida y frunció ceño.

—No lo creo —le dijo Christopher— aunque no pesa es mejor no tomar riesgos con la herida.

—Pero ya con los guantes es suficiente— aseguró Justine y luego agregó— necesito más su ayuda con las cajas de abajo. No puedes hacer todo solo.

JustineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora