Pixeles. -_Frerard_-

VII

Sus dedos recorrían de arriba a abajo su pecho lampiño y pálido.

Su mejilla acomodada en el hueco de su hombro, con su respiración chocando a medias con su piel.

--- Que sucede?--- Le preguntó el mayor.

Frank negó abrazándose más a él, si es que era posible.

--- Hoy nos inyectan el polux.--- Gerard suspiro asintiendo después.

--- Lo sé.--- Se quedó callado varios segundos y luego volvió a hablar. --- Tienes miedo?--- El castaño se mordió el labio alzando su mirada, quedando su mentón encima del pecho del pelinegro y sus manos cruzadas.

--- Solo un poco.--- Gerard puso una de sus manos abajo de su cabeza y se enderezó un poco viéndole divertido.

--- Por qué?... Yo creo que será fascinante.

--- Y no digo que no lo sea. Ya quiero saber mi elemento. Pero... No lo sé, tengo un mal presentimiento.--- La mano libre del esmeralda viajó a la mejilla aún algo rosada de su pareja.

Habían intimado reciente para luego acostarse desnudos uno junto al otro.

Prácticamente la cama de Frank ahora era un espacio de sobra.

Y solo había pasado un mes.

Ese día llegó.

Les inyectarían el Polux y saldrían de vacaciones inmediatamente, ya que los efectos de la inyección podrían tomar absolutamente toda tu energía solo para así lograr detonar tu habilidad.

Usualmente, ambos pasaban las festividades juntos.

La mayoría del tiempo en la cabaña de Frank.

Y muy contadas en la mansión de Gerard.

Pero ahora ambos pasarían su primera Navidad separados ya que el efecto del polux los iba a moler.

--- Tranquilo Frankie... Te voy a extrañar.--- El avellana le dedico una mirada enternecida y asintió besando la palma de la mano con la que el mayor le acariciaba.

Se alistaron horas después y prepararon sus maletas, ambos cantando la reciente canción descubierta por el menor, que claro no era muy reciente pero, jamás se habían tomado el tiempo de escucharla.

Bohemian raphsody.

El pulmón de Gerard se encargaba de llevar los tonos a lo más alto del cielo y Frank lo acompañaba entre risas.

Un gran momento antes de partir.

Se formaron en filas y, en rápido proceso, pasaron uno a uno a una rápida inyección.

Enseguida Frank se sintió algo mareado.

Negó con la cabeza saliendo a la entrada principal de la academia viendo a alguien ya muy conocido.

--- Donald!--- Saludo. Fue hasta el dándole un gran abrazo.

--- Hey, Frankie!!!--- Le palmeó la espalda y ambos platicaron de cosas banales esperando a Gerard.

Este salió minutos después algo pálido pero aún en pie.

--- Estas bien?--- Le preguntó el castaño una vez en el auto, donde Donald le haría el favor de llevarlo a la estación de autobuses.

--- Calma, soy de piedra.--- Respondió en broma.

Obviamente en el auto no podrían tocarse como usualmente lo venían haciendo el último mes, pero al menos se conformaban con la presencia del otro.

Llegaron a la estación, con Gerard bajando del auto para sacar la maleta del avellana de la cajuela.

--- Nos vemos después.--- Le sonrió a medias.

Mentiría si dijera que no extrañaría al pelinegro pero tampoco se encargaría de demostrarlo.

--- Te mandaré mensaje todos los días, si?--- Frank río burlón rodando los ojos.

--- Tranquilo, estaré bien.--- Aun así el esmeralda gruño.

--- Y te llamaré en Navidad.--- añadió.

Frank siguió vascilando pero por dentro, aquello solo le causaba emoción.

A pesar de aún no separarse, escuchar su voz después de días de no haberlo visto, le iba a reconfortar.

--- Ya vete.--- Gerard asintió sonriendo y dándole un cálido abrazo rápido al castaño.

--- Recuerda que ese culo es mío.--- Susurró pícaro, separándose después y guiñándole fugaz para luego meterse al auto e irse.

Frank quedó hecho un tomate demasiado Maduro, negando después.

Gerard le sacaría canas verdes algún día.

Sonrió.

Pero amaba realmente poder estar junto a él.

--- Mi bebe!!!--- Linda corrió hacia el menor abrazándole demasiado apapachadora. Lo estrujo con amor y le lleno de besos. Luego llegó Cheech a darle un cálido abrazo de hombre a hombre.

--- Hola mamá, hola papá.--- Saludo como el educado niño que había sido siempre con sus progenitores.

Pasaron a la cabaña siendo recibido por un perro muy chico apenas que le ladro al avellana.

--- Oh... Él es pipol. Lo adoptamos hace un mes.--- Al menor le brillaron los ojos sosteniendo al cachorro quien le gruñía queriendo parecer todo un alfa.

--- Es muy lindo.--- Dijo seguro.

--- Lo es. Ven pasa, siéntate a comer, he hecho panqués.--- Frank asintió yendo hasta su madre, sentándose a su lado.

--- Y como estas?... Como te va en la academia?--- Preguntó su padre empezando a comer uno de los pastelitos. Frank sonrió haciendo lo mismo.

--- Muy bien. Denotare mi habilidad muy pronto y entonces me dedicaré los próximos dos años a reforzarla. Y ante todo, quiero decirles gracias. Sin su apoyo jamás lo hubiera logrado.--- Se relamió los labios, mirando a sus padres quienes le miraban con amor.

--- Eres maravilloso.--- Le dijo su madre dándole un beso en la frente.

--- Y Gerard?--- Preguntó su padre cambiando el demasiado emotivo ambiente.

Se sonrojó breve pensando en el pelinegro.

--- Donald lo llevó a su residencia. Ya sabes, debemos descansar mucho.--- Linda asintió.

--- Así es. Tú deberías hacer lo mismo. Empezando ahora!, anda a tu cuarto a dormir.--- Dijo en el mejor tono autoritario posible. El avellana ladeó la cabeza riendo, levantándose después.

--- Te quiero mamá.--- se despidió y así subió a su vieja habitación.

Con su cama individual, y un frío infernal típico de las afueras de Einberg.

Suspiro conectado su celular a la corriente, recalcando que era un presente que el mismo Gerard le había hecho para así mantenerse más en contacto.

Cuando el uno por ciento llego, prendió el aparato y recibió el primer mensaje del esmeralda.

Ni un día ha pasado y ya me envió el primero. Pensó con obvio fastidio.

Pero sin evitar que una gran sonrisa de oreja a oreja le saliera.

Jamás pensó que su mejor amigo podría fijarse en alguien como él...

Como cambian las cosas.

***

Es como el relleno o el paso y principio a la trama de la historia. Espero no les aburra :)