XLV

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Suspiró entrando a ese compartimento ya en el establo.

Gerard entró tras suyo cerrando la puerta.

Había una pequeña ventana, la cual abrieron, notando que estaban a un nivel muy bajo, pero al menos entraba luz de luna.

El castaño suspiró largo mientras apagaba soplando la vela.

Entonces sintió como las manos de pelinegro removían su chaqueta, y la bajaban con suavidad. Sus manos subieron después de ello por sus brazos, bajando por su pecho como si le abrazara por detrás, pero adentrándose bajo la tela delgada y despojándole de la camisa.

- Qué c-crees qué haces, Huh?- Vaciló apoyando la cabeza en un costado del mayor, quien ya había hundido el rostro en su cuello, repartiendo besos mientras acariciaba su cuerpo, bajando las manos a el botón de su pantalón, bajando la bragueta.

- Esta es nuestra ultima noche aquí... Juntos...- Sus ojos se abrieron de golpe volteándose hacia el pelinegro, viéndole algo serio. Tragó duro mientras apretaba los labios sin entender.

- No estarás pensando en...

- Frank

- No te atrevas.- Señaló. - No te atrevas siquiera a pensar en ello Gerard, por que no te lo voy a perdonar.

- Frank no sabemos si...- Le tomó de la nuca atrayéndolo a él, besándole con desespero, siendo correspondido. Lo fue empujando hasta la cama de paja donde le hizo sentarse y apoyar su espalda a la madera que hacía de pared. Se colocó luego a horcajadas, despegándose lentamente a falta de aire.- E-esto es una guerra, Frank...

- Y tú eres un elemento gravedad. Yo soy solo un simple agua y puedo...

- No. No lo digas... Yo... Mírame...- Le pidió. El castaño abrió sus avellanas hacia sus verdes parpadeando.- Daría la vida por ti. Jamás te dejaré morir, Frank.- Apretó los labios golpeando entonces su pecho.

- Qué te sucede!?, Huh. Eres un egoísta de lo peor. Ni creas por un segundo que te dejaría morir a cambio de mi vida, Gerard. Por qué, óyeme bien, me muero contigo.- Le advirtió. El pelinegro se estremeció entero tratando de negar.

- Frank... Frankie...- Suspiró. Se acercó a su rostro cerrando con fuerza los ojos, tenía miedo. Tenía miedo de perder a la única persona que más le importaba en todo el jodido mundo.

Aquello era una guerra. Iba a ser una masacre. Ya sabia como eran estas y tenía miedo. No por la capacidad de Frank, pues sabía que él podía afrontar lo que fuera necesario. Era un gran pixel. Si no por Tyler, que haría lo que fuera para vengarse de él. Y sabía cuál era su punto.

Negó por un momento sintiendo el aliento del castaño en cuello, unos pequeños besos que descendían y le hacían estirarse y abrir los ojos.

Su chaqueta fue removida y con ello su playera.

Vio a su chico agua ponerse de pie mientras que de una manera jodidamente sensual, se baja los pantalones y la ropa interior, poniéndose de rodilla para hacer lo mismo con la suya.

Sigue ahí, viéndole con esos profundos avellanas, metiéndose sin chistar su miembro a la boca.

Gruñe demasiado extasiado y ladea el rostro.

Frank ahueca las mejillas asegurándose de ir de manera que la sensación sea pronunciada, logrando sentir el preseminal.

Lo saca de su boca escuchando de fondo las quejas de Gerard, sentándose de nuevo a horcajadas suyas, y viéndole directo a los ojos.

Gerard le toma de las caderas, rozando su entrada a su empalmado ser. Su nariz respingada roza con la suya y los labios de este le capturan y sueltan a la vez varías veces.

- No quiero perderte... No de nuevo. No quiero que me alejen de ti... Por qué te amo Gerard... Por qué eres el amor de mi vida... Por qué después de esto no quiero volver a saber más de los pixeles. Tal vez vivir a las afueras, ser cosechadores de polux no es tan malo... Adoptar un hijo?...- Amaba ver su sonrisa. Siempre había creído que era la más hermosa de todas. Frank lo era. Y él lo amaba tal cual.

Sus manos bajaron un poco a sus glúteos, entre abriendo estos y colocando la punta de su miembro algo húmeda en su entrada, entonces sin más empezó a entrar hasta la mitad.

La tensión en su pequeño cuerpo creció a medida que seguía introduciéndose. Ese rostro que se contraía. El placer al ser estrujado por sus paredes, tan caliente.

- Dios... Perfecto.- Susurró.- Eres perfecto.- volviendo a besarle para así al mismo tiempo terminar de embestirlo.

El ahogado jadeo de Frank, junto a sus manos que se aferraron a su pecho y sus uñas clavándose en su piel.

Que más daba.

Que dejara marcas de esas que tardarían en borrarse.

No sabía cuándo duraría la guerra.

Solo sabía que debía pelear por Frank.

Debía vivir por Frank.

El castaño enrolló sus manos a el cuello de Gerard mientras no dejaba que finalizara el beso. Separándose breves para respirar pero aún así rozar sus labios y volver a besarse como si tuvieran años sin hacerlo.

Ahora subía sus manos a entre su pelo mientras las manos del chico gravedad se aferraban con posesividad a sus caderas.

Apretaba cada uno de sus dedos a su piel, y con ello aumentaba el ritmo haciendo a las pieles chocar entre sí.

Su miembro rozaba entre ambos abdómenes y se sentía tan bien que no tardaría en correrse.

Besar a Gerard era tan bueno... Y morder de vez en cuando su lengua para después saborearla, y luego jalar su labio, y seguir besándolo.

Y el rebote de sus glúteos, y el ardor. La desesperación que ayudó a que él mismo ayudara a aumentar el ritmo de manera dura y rápida, tocando su próstata en el proceso donde tuvo que parar un momento a otro, dado a las convulsiones tan fuertes hechas por su orgasmo. Pero su cuerpo aún se movía leve por los reflejos, y Gerard no dejaba de comerse su boca a la vez que le embestía con bestialidad, para así correrse poco después, gruñendo y despegándose de sus labios, pero sin dejar de rozarlos.

Era jodidamente apretado y caliente, y si, uno de los mejores orgasmos de sus vidas.

Ambos temblaban aún moviéndose lentamente, con los pequeños espasmos.

Sensibles y sudorosos.

Con una simple manta, Gerard acomodó al castaño encima suyo.

Este se salió de a poco de él, quedando exhausto y abrazándolo con fuerza.

Seguía teniendo miedo, pero estaba decidido.

- No es mala idea.- Dice. El castaño ladea sin entender.- Retirarnos. Ser cosechadores de polux. Adoptar un hijo.- Y sonríe.

Por qué si, sabe que saldrán adelante.

Pixeles. -_Frerard_-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora