XXIII

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Abrió los planos del lugar a donde iban a ir. Un banco, al parecer.

Este estaba al este de Einberg, en la zonas fronterizas y era uno de los más importantes pues en él se almacenaba los contratos de este con otros territorios alternos.

Como la unión de los cinco países.

"Michael y Raymond, ustedes investigarán la zona C del edificio." Señaló, mostrando la segunda planta. "Theon y Rob la B." Esta vez había señalado la primera planta, dirigiendo su señalamiento a la última parte del lugar. "Frank y yo investigaremos la A. Las alcantarillas. Luego nos reuniremos en un punto de encuentro cuando la situación este resuelta. No sabemos si fue como la última vez donde los traidores se habían esfumado del lugar. Precavidos y armados, preparados. Saben qué hacer." Dijo al final con simpleza cuando el helicóptero empezó a descender, señal de que habían llegado al lugar.

Todos asintieron a las palabras del •jefe•, bajando enseguida y cautelosos, avanzando cada quien a su respectivo punto de entrada.

-Punto C-
Subieron las escaleras a paso rápido, encontrándose con dos grandes pasillos que tenían algunas puertas dando paso a otras habitaciones.

Ray avanzó primero checando si estas estaban cerradas o abiertas, notando que prácticamente tenían hasta seguro.

Mikey le siguió por la espalda viendo atento sus actos, suspirando cuando peino la planta, confirmando que solo ellos dos ya hacían ahí.

Avanzó hasta el final del segundo pasillo, notando una puerta abierta, entrando enseguida y viendo grades estantes llenos de cajas, y papeles regados.

"Qué has descubierto?" Le preguntó el moreno, haciéndole respingar y enseñándole las hojas que había recogido del suelo.

"Inventarios?" Dedujo dudoso.

"Posiblemente." Respondió el chico fuego mirando detallado aquella información.

"Se lo enseñaré a Frank, él sabrá qué hacer." Dijo al azar, notando como los músculos de Ray se tensaban, uno por uno, con sus manos arrugando un poco la hoja que le había dado.

"No crees que ya has causado suficientes problemas?" Masculló con cierta irritación que el rubio no dejó pasar.

Alzó una ceja y se acercó a él cauteloso, susurrándole:

"Para nada. No se considera un problema mientras a Frank le guste lo que ve y toca... No crees?" En un ágil movimiento su cuerpo se estrelló contra uno de los estantes, donde una de las manos del moreno tiró varias de las cajas reposadas en el, abriéndole las piernas y metiendose entre estas.

"Cuida tu boquita." Amenazó tomando su mentón con dureza, haciendo al rubio reír despreocupado.

"Auch." Soltó sin más, haciendo al chico fuego gruñir y soltarle para así tomarle de las caderas y jalarlo más hacia el, juntadose fogoso, causando un quejido en el menor.

"Deja de castigarme así." Pidió desesperado, soportando la gran sonrisa que se formaba en el rostro del chico agua, con las manos de este subiendo a sus mejillas y acariciandole tierno.  "No quiero volver a ver ni escuchar que te ofrezcas así a alguien más."rugió.

"Pero si no soy tuyo." Se quejó con un puchero. "No soy de nadie más que de mí mismo. No seas egoísta Ray." Gimoteó cuando el moreno le tomó el labio inferior, mordiendo con fuerza y besándolo enseguida para así manosear su delgado y pálido cuerpo que tanto estrago le causaba últimamente.

"Deja de ser tan puta, joder." Escupió entre el beso, tomándose la autoridad misma de apretar a Mikey por los muslos oyéndole jadear placentero, asintiendo a ello, seguro solo para molestarle, por qué Mikey Way solo era un dolor de cabeza para el.

Por que lamentablemente le amaba como a nadie y ese rubio cabrón, se aprovechaba de eso.

Las manos del chico agua se prendaron a su cuello, profundizando más el beso, metiendo su lengua y enrollándola a la de Ray, saboteándolo, por qué vaya que deseaba hacerlo desde hace ya mucho, y no se iba a quedar con las ganas; sosteniendo entre sus dedos ese afro perfecto, con vehemencia, pues por eso se encargaba de joderle los huevos con celos.

Amaba que Raymond Toro controlará la situación con esa manera suya tan fría y tosca, tan bestia. Cuando le tomaba brusco y le hacía suyo, o simplemente lo besaba como la cosa más preciada que tuviera, como en ese momento; sabia de sus sentimientos por el, y amaba jugar con eso, defender su corazón diciendo que él solo lo veía como un acostón más...

Si Ray supiera...




-Punto B-
Theon y Rob habían cateado la primera planta cuidadosos, llegando entonces a la sala principal del banco, entrando al sitio, y descubriendo el baño de sangre que se había dejado.

Cuerpos mutilados o simplemente muertos, todos frescos.

Nadie vivo.

"Maldición." Gruñó Rob. Apretó los labios caminado por todo el lugar mientras Theon hacía muecas disgustadas hacia la masacre.

"Debemos avisarle a Gerard." Le dijo al chico tierra.

Este le miró de reojo asintiendo, sin prevenir el momento en cuanto, con maña, fue empujado hasta aporrearse contra la pared terriblemente, cayendo muerto al instante.

Theon quedó perplejo, respirando entrecortado.

Solo fue un segundo... Pensó.

Solo se desvió un segundo y un enorme adefesio se había levantado entre los cuerpos apilados, muertos, cerca donde Rob estaba, con una fuerza bruta descomunal que básicamente le había destrozado el cráneo contra la pared.

Las manos le temblaron apretando los labios, obligándose a no derramar ni una lágrima.

"Maldito." Masculló corriendo hacia este, impulsándose cerca y accionado sus manos para darle impulso a su aterrizaje, en el pecho de aquella cosa, para causarle daño.

Eso le tomó por una de sus piernas aventándole lejos, levitando para aterrizar derrapado, corriendo de nuevo, sacando un arma de su bolsillo frasero y apuntando para disparar, pero ninguna de las balas le atravesaba.

"Tempo!!" Conjuró; sus manos hechas puño creando espacios temporales peligrosamente usado de arma letal, goleando con estos a aquello, quien por ser tan grande no pudo defenderse bien de alguien pequeño, auto lastimándose incluso, haciendo que Theon necesitara con simpleza un filo de aire para rebanar su garganta, retrocediendo desconcertado cuando la pelea termino.

Tomó aire temblado aún, sin desviar su mirada de ese gran desecho.

Negando y pensando en aclarar su memoria para no entrar en pánico.

Debía avisar a Gerard.

Y quizo hacerlo de no ser por la mano que tomó su hombro, clavándosele con ganas y aventándolas lejos. Aterrizó desconsertado, y algo lastimado intentando pararse y siendo tomado enseguida del cuello, apretándolo sin dudar.

Sus ojos se abrieron de sobremanera al verle, el traidor.

Negó intentando defenderse, siendo ahogado sin piedad hasta empezar a tomar un tono morado, dejando poco a poco de patalear, cerrando sus ojos como última voluntad a su desastroso y patético final.

Pixeles. -_Frerard_-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora