XXXIV

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Le siguió el beso sin siquiera tocarle hasta que estuvo arto de no poder poner sus manos en él.

Sujetó sus manos que estaban en su pecho y las quito de ahí bajando enseguida las suyas por sus costados, pasando su cintura, su caderas y desviándose a sus glúteos, apretándolos y cargándolo por ahí, con el castaño enrollando sus piernas enseguida y sin esperar más de un segundo, a sus caderas.

Gerard lo volteó ahora a él contra pared, encargándose de restregarse cuerpo con cuerpo, oyendo los jadeos que a Frank se le escapaban.

Le mordió el labio despegándose de él para así llevar su boca ahora al cuello del castaño.

Frank ladeó este para darle completo acceso, suspirando cuando sintió la humedad de su lengua pasarse por su piel.

El chico gravedad estaba necesitado.

Necesitado de su chico agua. Necesitado de Frank.

El sabor de su cuerpo mojado. Dios, necesitaba tanto probarlo de nuevo.

No se detuvo, ni un segundo. Lamió, chupó, absorbió, y mordió demasiado ferviente, regresando hasta su boca donde el castaño subió sus manos hasta el cuero cabelludo del mayor y enterró sus dedos en el, profundizando más el contacto, como si se pudiera, pero es que necesitaban más... Mucho más.

Sus dedos viajaban entre el abdomen de Frank acariciando sin cuidado alguno y quitándole la camisa mojada.

Se despegó de él oyendo un gruñido por parte del menor, quien le veía ya con los labios hinchados, deseoso.

Gerard sonrió demasiado extasiado, sin soltarle, llevándole a la cama donde le colocó con cuidado para posarse encima suyo y volver a restregarse cuerpo a cuerpo.

Frank jadeó colocando sus manos en sus mejillas, entreabriendo la boca cuando el castaño presionó su pelvis a la suya, mostrando lo bien despierto que ya se encontraba. Y ni que decir de él.

Bajo sus manos desabrochando la camisa del pelinegro, deshaciéndose de esta y bajando luego al botón del pantalón, seguido por el cierre, quitándolo torpemente, soltando una risita ante el nerviosismo que se empezaba a instalar en ambos.

Gerard gruñó cuando la única prenda, su ropa interior, que le quedaba encima, fue removida enseguida con desesperación, viendo al chico agua morderse el labio con exasperación.

Él procedió a hacer lo mismo, arrebatándole sus pantalones al castaño, y rompiendo casi su ropa interior por la prisa y torpeza que ahora se había apoderado de él.

Entonces volvieron a besarse, rindo entre cada espacio que daban para mirarse divertidos, entrelazándose de una extraña forma donde se frotaban de nuevo sin descaro.

Gemían y reían, jadeaban y sonreían.

Frank colocó sus manos al rededor de Gerard y este llevo las suyas a sus caderas presionándolas para así bajar con caricias hasta entre sus muslos, aventurándose a masturbar su miembro y con él preseminal, bajar hasta su estrecha, muy estrecha entrada.

- Gee...- Jadeó el castaño. Pero Gerard solo le observaba mientras con cuidado introducía dos dedos a la vez en su interior.

El agarre en su cuello se fue ajustando, pero su cuerpo estaba más que flojo, nada de tensión acumulada, solo impaciencia.

Impaciencia que fue desapareciendo conforme aquellos dedos del pelinegro se movían con ritmo en su interior.

Se mordió el labio sin dejar de ver sus esmeraldas, gimoteando cuando saco estos de ahí, y lo reemplazó por la punta de su entrada.

Pixeles. -_Frerard_-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora