• Capítulo 03

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"Sentencia"

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(Este capitulo no es en ofensa ajena, ni para perjudicar a nadie en especial; lo narrado a continuación es solo una especulación de un sueño erróneo. "Es solo parte de una (la) novela simple y sencillamente").

















Mirando al horizonte, una pequeña cumbre que hacía de este bello paisaje un lugar único. Con solo mirar hacia la ventana podría sentirme en paz conmigo mismo; difícil de explicar. Con sus bastas aéreas verdes podrías sentir una sensación fulminante dentro cada individuo haciendo de este páramo cotidiano; seguir asistiendo a él. Antes de ser una cuna de talentos, existían buenos lugares donde podrías recostarte y apreciar todo el ambiente. Sin un cielo gris, un azul intenso. El cielo despejado. Escuchando lejanos a los autos y sus sirenas, pitidos de clac son. Cuando el mundo era completamente normal. Tras surgir Maryland, ese lugar se transformo. Aun se escuchan, Aun los escucho. Pero con el problema de los autos se disemina el sonido. Esos momentos que me quedaba pensando momentáneamente, sin ser molestado pensaba y pensaba. Con los años me fui acercando a forma parte de este bello lugar. Un entorno tranquilo libre de violencia. Tranquilidad que colmó tras un día. Y la violencia que fluyó.

2016.

     Antes del incidente

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     Antes del incidente. Exactamente, comenzando 2 años antes. Cuando inicio el primer semestre mi estancia en Maryland; Sin conocer a nadie me inscribí a un club en donde todos eran amantes de los videojuegos: en sus horas libres jugaban, en la hora del almuerzo practicaban y en la hora de salida se reunían. Pasando días junto a ellos comencé a hacerme vicioso, sentía la necesidad de continuar jugando. Era una manera de distraerme de todos los problemas en casa y en la vida diaria. Richard y Thomas eran los organizadores, ellos conocían todo de videojuegos. Ya que a mí me encantaba todo lo relacionado con armas era mi club ideal. Por eso seguía con ellos, aunque para muchos era malo juntarse con ambos.
Pasando un año. Tras volverme su amigo, había días; los fines de semana; reuníamos dinero y nos largábamos a las guerras de pintura. Eso si era diversión.
Conociéndolos perfectamente y a la vez teniéndoles confianza, —Acompáñenme un día al bosque cerca de Great Harvest, donde mis abuelos viven... les mostrare algo grandioso que me encontré un día mientras...exploraba—. Los lleve a donde estaba esa misma camioneta abandonada: en donde pase 2 noches tras perderme siguiendo a mi mascota. Debajo de ella lo guardaba enterrado en la misma bolsa que lo encontré esa vez. Con varios cartuchos y unos cuantos sueltos lo presente ante mis amigos. Ya le había dado mantenimiento para ese entonces. Estaba totalmente limpio y bien lubricado de aceite todo el mecanismo de disparo. Hasta que atardecía, y el sol interrumpiera el juego, dejábamos de tirar. Llevábamos tiempo practicando, el abuelo de Thomas guardaba en el patio trasero de su casa igualmente enterradas docenas de municiones del mismo calibre por suerte nuestra. Alrededor de 30. No. 40 balas guardadas en dicho lugar todas dentro de una bolsa blanca. Cuando iba de visita mientras se encontraba distraído su abuelo, tomaba de una o dos balas para que no se diera cuenta si es que llegase a revisar. Hasta que un día tomo todas y, relleno dicha bolsa con palos de madera, tierra y varios casquillos nuestros. Así fue como lo despisto.     
Conforme los meses. Ellos comenzaron a salir con chicas. Ya rara vez se quedaban, no antes de las 5 partían. Tenían fiestas, citas, Thomas con su novia Miriam y Richard intentaba conquistar a una compañera de clase. "Su nombre es Sinahí".

Crónicas del venidero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora