Capítulo 11 (Parte 2)

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Hotel Reynolds,
Calle.
09:49 A.m.

     —Tenemos que hacer algo, no podemos dejarlos así. —Claudia tiene en mente darle una sepultura al señor Derek y a los otros dos huéspedes. 

     —Podríamos

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     —Podríamos...—Abraham iba a sugerir algo. Pero antes de que pudiese hacerlo se da cuenta que el resto de los Huéspedes del Hotel salen con todo sus equipajes y pretenden marcharse. Todos cruzan la puerta principal y se despiden del señor Abdriel. Lo conocen al parecer desde hace mucho.
     —¡Señores! ¿A dónde van?—Abdriel intenta evitar que se vayan. Owen el vigilante de la caseta que continua con vida esta con él.
     —Lo lamento Abdriel pero no podemos quedarnos por más tiempo en esta ciudad...ademas ese hombre de allí, apesta el interior...(Refiriéndose a Leonard el vagabundo) Como pueden dejarlo entrar—dice una señora mientras arrastra sus maletas hasta su camioneta.
     —¡Señora Kate!—dice Abdriel—, ¡Por favor, no se vaya! Le aseguro que todo está controlado, no corremos ningún riesgo!
     De la nada, un grito que proviene de adentro del Hotel perturba a los huéspedes que se marchan y los incentiva a continuar.
     Abraham y Harry corren a ver qué sucede; tres camionetas avanzan y descienden por el camino hasta donde está la caseta; la caseta y el auto que la destruyo obstruyen su paso; dos señores de una camioneta bajan e intentan mover el auto. Se dan cuenta que hay un par de cadáveres  dentro. Se asustan de momento; Kate que venía con ellos baja también para preguntarles porqué no lo mueve, entonces mira los cuerpos y pega un grito de susto.
     James y Louis vienen llegando en compañía de las dos chicas. Se apresuran al escuchar a Kate, la mujer, creen que alguien corre peligro; pasan cerca de la parada de autobús, antes de la caseta de vigilancia; hay bancas para esperar el transporte publico; una mujer viene entrando a la propiedad, ve a los dos hombres, distingue al policía. Exclama en voz alta que se detenga.
     —¡Alto! ¡Alto! ¡Disculpe!

     —¡James sigue —dice Louis al escuchar y ver a la mujer que pide su atención; James continua—, señoritas tengan cuidado!—Ellas siguen a James—. ¿Señorita, se encuentra bien? ¿Qué necesita?—Puede ver a una mujer exhausta, con el cabello recogido. Viene cargando una gran mochila con su espalda y otro bolso en sus manos.  
     —Mire. Le explico, tome un taxi y venia...
     —Disculpe, disculpe, lo siento—Louis la interrumpe. Le hace una invitación con la mano de ir a la sombra, bajo la parada de autobús para cubrirse del sol—, por favor vaya directo al grano.
     —Busco al señor Jordan Williams.
     —¿Perdone, quién es usted?
     —Aislinn Armstrong. Su ama de llaves.

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Crónicas del venidero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora