Capítulo 35 (Parte 2)

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'...Las luces se apagan. ¡Y otras nuevas fulguran!'



[Disparo]
     —... ¿Qué haces aquí?, ¿Por qué volviste?—pregunta un muchacho apuesto.

     —... Creo que nunca me fui. —responde una hermosa chica. 

     —"¡DESPIERTA!"—

     Y James despabila. Despierta mansamente, al parecer, de un sueño. Reacciona, mirando a su alrededor: viendo la misma cama en medio de un cuarto (totalmente blanco) de hospital. Es de día teniendo una ventana a su izquierda cubierta por una cortina que impidió lo cegara. La puerta de entrada y salida está a su derecha. Es el mismo hospital, en el que estuvo cuando tuvo el accidente de niño. "¡Espera!... Sí,...sí lo es". Es el mismo. "¡Es el mismo MALDITO Hospital!", él se molesta. ¡Se enfada! Comienza a gritar y decir groserías al aire. Grita con todas sus fuerzas a todo el edificio lo más traspasando muros y ventanas.
     ¡Las enfermeras entran rápidamente y lo intentan calmar!
     —Amor, por favor cálmate. —le dicen.
     —¡NOOOOOOO! —continua incesante.
     —¡Joven, hijo, tranquilízate!... —le pide un medico.
     —¡NOOOOO! ¡NO PUEDE SER! —empezando a lloriquear. Él se siente muy fragmentado. No quiere estar aquí. Él nunca pidió volver a este tiempo. NO tiene idea de porque ha retrocedido.
[...]


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        —¿Cómo estas James? —entra una enfermera y se sienta junto a él luego de revisar los aparatos a los que está conectado.
     —No quiero ver a nadie. Disculpe. —diciendo en voz moderada sin abrir los ojos. Teniendo su brazo derecho cubriéndose. [...]
     —Anoche te pusiste muy grave. Dijeron que estuviste gritando; que algo te hizo daño.
     —No. Nada de eso. Yo solo...no quiero estar aquí.
     —Nadie quiere estar aquí.
     —Exacto. ...Podía ser alguien...podía; tenía amigos... conocí A TANTAS personas que creía ya no existían. Si supieses lo que hice...y lo que hice. Je-je —sonrojado—. Nunca me creerías. ...Pero aún no ha sucedido.
     —Estuviste soñando, eso parece.
     —Parecía tan real.
     —Siempre es así.
     —No es justo. ...No es justo. No quiero estar aquí. ¡Intente volver a dormir!, pero sigo aquí.
     —...Mira, cariño. ...En algún momento...volverás a verlos. [...] ¿Son tu familia?
     —Por supuesto. Caesar, Kevin,...Mónica,...Jordan..., Sun... [...]  Louis... Sam...
         —¡Anlle!... —expresó. Cómo si ella también los conociera.  Y James se sorprende— Claudia,...Aislinn,...Lucia... [...] Abraham... Leonard... [...] Milly.
     —¡¿Tu cómo los conoces?!...
     —He soñado en ocasiones con...
     —Esa voz... ¡Espera...! Espera. —abre los ojos y se reclina para ver de quien se trata.
     —Yo, tesoro. ¿Quién más ha estado aquí, lo olvidas? Ji-ji. Soy la única enfermera a tu cuidado.
     —¡¿Fany?!... —maravillado.
     —Hola... —saluda sonriendo.
     —¡Fany ¿eres tú?!
     —Sí, bebe. Tranquilo.
     —¡Fany...! —Emocionado, se reclina para abrazarla— ¡Estas bien!
     —Sí. No pasa nada. —confundía, pero alegre a la vez— Aquí estoy.
     Y el joven James pregunta: "¿Dónde está Harry?", deseoso de verlo.
     —Él está bien. Vendrá por mi sa... Un momento. ¿Cómo lo conoces? —Curiosa— No recuerdo haberte hablado de él.
     —...Eh... escuche un día que él está afuera, en el pasillo, y le pediste un favor. —apenado.
     —Quizás. Bueno no importa. En fin, sí, no le ha sucedido nada. ...¿Has soñado con él?
     —Eso es posible. Debí haber escuchado a ti decir su nombre y por eso lo alucino. ...¿Pero los demás?...
     —Enfermera, Allen. —un medico abre la puerta llamándola—. La necesito en terapia intensiva. Gracias. —dejando la puerta abierta, esperándola.
     —¡Cielos!; bien, mi amor, tengo que dejarte un momento. Volveré más tarde.
     —Sí, está bien.
     Y ella se marcha.
     —¿Qué paciente, doctor? ¿Ha tenido...? —cierra la puerta.
[...]

     James se queda solo meditando todo lo que hasta ahora nunca ha vivido. Han pasado 2 horas. Fany ha ido y venido una y otra situación. Pero él sigue allí acostado. Quiere ponerse de pie, pero normalmente le pulsa algo fuerza la espalda. Lo curioso, es que conserva (en parte) su voz gruesa-aguda.

     "Anlle. No me dejes... No puedes morirte aún...", susurra alucinando.
     —Bien —entra Fany—, tesoro. Ya he ido muchas veces. Ahora me quedaré aquí contigo.
     Y James gira su cabeza (miraba hacia la ventana) y la ve a los ojos. Y ella se chivea. Se sonroja: — ¿Qué pasa, amor?
     —... Siempre lo supiste. Todo ese tiempo, tu sabias que era yo. ¿No es así? —alegrado. Pero ella no entiende. "¿A qué te refieres?", le pregunta.
     —A qué: todo está conectado. De alguna manera, fuimos destinados todos allá.
     ...Y en ese momento.
     —Hay que divertirse, disfrutar los buenos días. ¡Hijo, ánimo! Levántate de esa cama.
     —Que tal mi amor. Viniste antes.
     —Hola, Harry. —sorprendido de verlo tan joven. Además de estas con vida.
     —Hijo —lo saluda—; Y sí, Fany.
     —¿Trajiste la Durango, o el Mach 1?
     —Eh... La Durango. ¿Cómo supiste?; y no tengo ningún Mustang. —extrañado.
     —Aposte...al sonido. —nervioso.
     —Que oído, eh. —asombrado.
     —Le digo a Jimmy que podre cuidarlo todo lo que resta de mi turno.
     —Eso está muy bien; no es el fin del mundo, hay que vivir. —optimista.
     —... De hecho... será en 18 años. —serio. Y la pareja lo mira confusos.
     —Entonces. Hijo. ¿Cuánto tiempo piensas estar aquí? Fany y yo con todo gusto de reanimarte pero, tienes mucho que vivir. Todavía.
     —Te falta conocer al amor verdadero. —dijo Fany, risueña.
     —... También en 18 años...será. ...Y vaya que sí. —sonriente.

     [...] De repente. Afuera en el pasillo, James logra escuchar una voz ultra familiar. ...Y las dueñas de esa voz, cruzan la puerta.
     —¡Buenas tardes! —una voz de mujer, amargada, hace presencia antes que James pueda ver quién es.
     —Buenas tardes. —saludan, Fany y Harry.
     —¿Podría hablar con... mi hijo?
     Y el pequeño James se reclina con dolor para ver...a su madre, Lorraine, quien vino a verlo.
     —¿Estás bien? —pregunta, seria. (Fany y Harry se levantan y se retiran, despidiéndose en silencio de su amiguito.)
     —Sí... ¿Mamá?... ¿Qué haces aquí?
     —Hola, bebe. —Tenuemente llorando— ¿Cómo estás?... He venido a verte.  ...¡Tuviste un pequeño infarto!...pero estas bien, mi vida. ...Estas...bien. —Y lo abraza. Lo abraza con tanta intensidad. Que parece incierto.
     —Así es... Así es... —contesta el hijo. Intentando abrazarla, también.

     Luego de un rato ella se va. Y la hermanita Emily llega, para hablar a solas con el hermano.
     —Eres tal como te recuerdo. —le dice.
     —Escucha, hermanito. Lorraine no vino hasta aquí solo por ti —seria, frustrada. ...Por lo que sabe—. ...Ella vino... Ella vino... por... porqué nuestra abuelita te ha dejado todo a ti. ¡Todo! —rompiendo la burbuja que James desde el momento en que la vio, a su madre, supo, que no había cambiado.
     —¿Entonces...? por eso vino...a disculparse...
     —... Si. [...]
     —Gracias. De verdad. Gracias, Emily. —viéndola, radiante.
     —... Yo...me iré a vivir con ella. Lejos. Y creo que tu...
     —Ya lo sé. Y tranquila. Ya he pasado por esto... —sonriéndole. Pidiéndole un último, o primer, abrazo.

     "Dejándole, ella, el mismo tótem de madera,... en forma de lobo." Antes de marcharse.

     —... Igualmentese dice—, Ya tengo mi vida hecha. ¡...!


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"Año 2032."

     James viaja en 'la Bestia Amarilla', a la que no restauro y dejo tal como la encontró (a excepción de un juego de neumáticos), hacia una carretera olvidada, cerca de las 9:00 P.m., a toda velocidad... Con esperanza de encontrarse con su destino. Y con esas personas que cambiaron su vida, una y otra vez. [...]
     Entonces arriba. Llega y se detiene 50 metros antes de donde exactamente será el accidente. ...Se baja del auto unos momentos y espera con ¡ansias! Indebidas, el coque. Pidiéndole disculpas a la pobre criatura que tendrá que fallecer para que él pueda conocer a su verdadera familia... Ya son la hora exacta. Es el lugar preciso... y se oye un auto aproximarse a lo lejos... Es un auto que viaja a gran velocidad... ¡retumbando el sonido del motor en todas partes!... y en eso, James, gira su cabeza y mira al otro extremo de la carretera...y llegan por fin. Y este sonríe.

Crónicas del venidero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora