Veinte

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Multimedia: Sweet but Psycho- Ava Max

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Se siente raro decir que la mucama se encuentra preparándome el baño.

Ella me pregunta qué fragancia es mi favorita para introducirla en el agua. Le respondo que lavanda y ella elige una botellita morada que se encuentra superpuesta en unas gavetas de madera posicionadas junto al lavamanos.

—¿Cuál es su nombre?

—Rocío, señorita.

—Mucho gusto, yo soy Violet.

Qué tonta soy, probablemente ella ya sabe mi nombre.

—La espero afuera, señorita. —comenta con una sonrisa cálida. Algunos dientes amarillos se asoman cuando lo hace.

La mujer se retira a paso suave y me deja a solas en el inmenso cuarto que evidentemente también es más grande que mi departamento.

Probablemente Rocío sea la persona que me desvistió anoche. Anoto en mi grupo de notas mentales: Agradecerle por ello.

Resoplo, sintiéndome agotada. Ni siquiera sé qué hora es.

Cierro los ojos y me permito relajarme al menos durante un segundo. La temperatura del agua es tan agradable que podría quedarme dormida en cualquier momento. No es ni demasiado caliente, ni fría, tiene la textura necesaria para la piel de un bebé.

Todo este sitio es lujoso, las luminarias incrustadas en las paredes son de la mejor calidad. Vi unas semejantes cuando me tocó cuidar al Yorkshire de una familia millonaria de origen libanés hace cuatro meses.

Hay paredes enteras que tienen láminas traslúcidas encima, dándole un aire futurista y minimalista a la estancia.

Incluso la taza del baño tiene unos acabados que parecen de oro en la base.

¿Cómo es posible que Liam tenga tantas mansiones y se preocupe por un simple trabajo de profesor?

La jaqueca gana decibeles mientras deslizo el jabón de avena por mis sensibles brazos. A pesar de que comí y que se supone que recuperé fuerzas, me siento como si un parásito estuviese devorando mis fuerzas.

Más que su Alumna - Ya en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora