FINAL

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Una voz masculina y familiar me regresa a la realidad

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Una voz masculina y familiar me regresa a la realidad. La cabeza y el costado me duelen. Hago un gesto de incomodidad antes de abrir los ojos.

¿En dónde estoy?

Miro en derredor y veo paredes blancas y luminosas. Tengo una intravenosa conectada a mi mano, y anclada a ella una bolsa traslúcida pende de un tubo de aluminio. Un monitor pegado a la cama muestra mis signos vitales. Cortinas grises están recogidas en las ventanas. El cuarto es tan grande que podría albergar una hilera de cinco camas perfectamente separadas.

No recuerdo nada.

¿Perdí el conocimiento después de la fiesta de cumpleaños del senador Larsson?

Es todo lo que recuerdo, la fiesta; el baile de Liam y después, mi subconsciente se transforma en un manantial de imágenes inconexas que me llevan a Josh.

¿Acaso estoy olvidando algo?

—Pequeña, al fin despertaste.—Le escucho musitar aliviado, mientras me mira con expresión sombría.

Mi cuerpo pesa. Hago un gesto para sentarme pero Liam me detiene.

—Tan impetuosa como siempre—Él presiona un botón cercano a mi cama. Es la alerta para que algún doctor o enfermera venga a mi habitación.

—¿En dónde estoy? —pregunto.

Las memorias de lo ocurrido con Josh llegan lentas y tortuosas. Mi voz se comprime ante su repentina llegada. Recuerdo todo: el dolor, su odio, mi desesperación y mi mente se bloquea intentando recordar cómo fue que terminé peleándome con Josh.

—En la clínica Kellington. —Abro los ojos sorprendida. Esta clínica según sé es carísima,no puedo permitirme estar en un lugar así.

Liam parece leer mis pensamientos y dice: — descuida esta clínica pertenece a mi familia. No te preocupes por nada.

—Prometo pagarte todo en cuanto....

La puerta se abre y una enfermera pelirroja y robusta hace su aparición.

—Señor Larsson, debo revisar a la paciente, ¿le molestaría salir unos minutos?

Él no parece convencido. Veo la duda moverse en sus ojos. Algo le preocupa, no quiere dejarme sola y sospecho que no tiene que ver con mi salud.

—¿Es muy necesario que salga? —dice y le lanza una mirada a la que nadie podría decirle que no. La enfermera se sonroja y parpadea.

Nadie por muy profesional que sea, puede evitar caer ante su magia. Es ley natural y mi perdición.

Desorientada abro los ojos y miro hacia el techo. Me duele la cabeza, el cuerpo y el alma misma.

Liam me observa con aprehensión mientras la enfermera revisa mis constantes vitales. Ella de vez en cuando levanta la cabeza para mirarle de reojo. Comprendo su reacción y fascinación. Él parece no darse cuenta de lo que ocurre con la mujer vestida de blanco, y se mantiene sin separar su mirada de la mía. Se ve intranquilo, como si estuviese preocupado por algo que no sabe cómo decir.

Más que su Alumna - Ya en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora