Treinta y Dos

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Multimedia: From Yesterday- 30 Seconds To Mars

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Multimedia: From Yesterday- 30 Seconds To Mars

—¡Eres una basura, Josh! —Todo mi cuerpo grita consternación. Mis dedos se crispan involuntariamente a ambos lados de mi cuerpo. —Te vanaglorias de haber dañado a una persona que jamás lo mereció. Lo único que hice fue acabar con esa relación tan tóxica y obsesiva que teníamos. Querías controlar lo que comía y veía, te alterabas cuando veías que algún chico caminaba cerca de mí y les buscabas pelea. Me tratabas de zorra, aunque yo ni siquiera volteara a verlos. Tus celos enfermizos me jodieron la vida. Me tuve que cambiar de universidad por la vergüenza que sentía de que todos vieran que habías barrido el piso conmigo y que yo había sido tan débil que no había podido evitarlo, por fortuna en Amherst me abrieron las puertas al escuchar mi caso. Incluso golpeaste a Olivier cuando lo viste hablando conmigo,

Mis pulmones sufren espasmos aterradores y la cabeza me zumba de modo incontrolable. No quiero experimentar todo esto, no quiero seguir reviviendo lo que él provocó en mi vida, porque lo odio y estoy harta de retener tantas emociones negativas. Estoy cansada de ser un contenedor relleno de la podredumbre que jamás necesitó. Estoy harta de ser el saco de boxeo mental, de un maldito que se niega a salir de mi subconsciente. Estoy harta de ser la chica que lidia con tantas heridas que no cicatrizan.

Quiero ser la leona que domine en la selva; quiero ser aquella que paraliza a otros, la que les congela la sangre, aplastándolos con la fuerza de cien avalanchas . Estoy hastiada de ser la carnada; de ser la presa que no logra escapar, de ser el cebo para los tiburones.

Mis piernas flaquean y me voy contra el suelo. Clavo las rodillas en el asfalto, mientras dejo escapar un sonido gutural y torturado, cual convulsión violenta.

—¿Ves? No eres más que una cobarde que ni siquiera es capaz de acercarse a mí. —murmura y lo veo desaparecer.

Tal vez otros piensen que estoy loca, por estar aquí gruñéndole a la nada, pero no importa; porque sólo yo entiendo la crudeza de mis batallas.

Maldita sea.

Otra vez lo dejé ganar.

Pero estuviste más cerca de superar tu trauma.

—¿Violet? —El alma me vuelve al cuerpo cuando levanto la mirada y veo a Liam, escudriñándome con una profunda expresión de dolor.

Oh Dios, gracias...

Liam salió sano y salvo del incendio.

Mi corazón se desboca entre latidos irregulares que zumban en mi tráquea, la tensión nerviosa acumulada en mi sangre se sobrecalienta y hace ebullición en mis venas, liberándome en un santiamén de lo estresante que me resultaba que él estuviera en riesgo. Paso saliva por mis labios y mi pecho se contrae emocionado, cuando veo lo veo acercarse con Katherina en sus brazos.

Los paramédicos lo rodean y de pronto todo se convierte en un coro de voces alarmadas que se ponen de acuerdo para checar la salud de la recién llegada. Lo próximo que veo es a Katherina siendo instalada en la ambulancia.

Más que su Alumna - Ya en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora