17. Furioso.

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Jerichó desde la cocina escuchaba toda la conversación entre Mary y el macho humano.
Y a cada momento se ponía más y más furioso. Escuchó y se enfadó por la actitud de ella.
En lugar de estar enfadada con el humano, ella le consoló mientras él lloraba.
En lugar de gritarle cuando dijo que no quería ser padre, ella le dijo que  no pasaba nada y encima le pidió perdón por haber contactado con un abogado para pedir la custodia total del bebé.
Aceptó que el humano no formará parte de sus vida, le dijo que se ocuparía de hacerle llegar algunas fotos y contarle de vez en cuando como iba la vida de la niña.

Todos esos hechos le pusieron más y más furioso. Simplemente no entendía como podía mostrarse tan tranquila y sumisa. 

Como parecía no enfadarle toda la situación. 

Después de todo, a pesar de no haber sido él que dio la orden de agredirla era el principal causante del daño que sufrió. 

Si no se hubiera enredado en primer lugar con el vecino, este nunca habría contratado a nadie para matarla.

De toda la conversación que escuchó, y si estaba escuchando desde la cocina descaradamente. De hecho no se había molestado en cerrar la puerta al entrar, ellos no podían verle, pero eso no quería decir que iba a dejarla a merced del humano, sola y sin protección.
Harley parecía ser de la misma opinión, y también escuchaba atentamente la conversación.

Toda la charla  duró poco más de media hora, y Jerichó ya empezaba a impacientarse cuando ella alzando un poco la voz solicitó su presencia.

Al entrar en el salón vio unos papeles sobre la mesa, la renuncia que el humano había firmado. Eso ayudó a calmar un poco su furia.

- Harley. Podrías acompañar a Max hasta el transporte que le volverá a llevar a Utah? 

- Claro, no hay problema. Sígueme humano.

- Te deseo lo mejor en nueva York.

- Si...  yo también. Suerte con tu vida Mary y una vez más, lo siento.

Jerichó espero a que los dos machos abandonaran la casa para girarse y enfrentarse a ella, quien ajena a su estado de ánimo estaba bailoteando por toda la sala abrazada a unos papeles.

Fue el gruñido de el lo que la sacó de su momento happy.

- Estas enfadado porque te pedí ir a la cocina. Contigo aquí nunca se hubiera relajado.

-Me importa bien poco si estaba relajado o no. No vuelvas a hacerme eso. Preferiste quedarte con él que conmigo.

- Que? No! Eso no iba de preferir o no preferir. Necesitaba que estuviera tranquilo y dispuesto al diálogo.

-No entiendo porque has sido sumisa con el. Conmigo nunca lo eres. Es que todavía lo quieres?

- Sumisa? De que estas hablando?

- Sabes muy bien de que estoy hablando. Has sido dulce y comprensiva.  Ni te has enfadado por dejarte a tu suerte, ni te has enfrentado a el.

- Y porque diablos haría algo así?

- Sigues amándolo-  esta vez no fue una pregunta, sino que sonó como una acusación.

- Claro que no!

- Entonces porque has sido sumisa?

- Sumisa yo? Eres un majadero. Crees que porque no pierdo los estribos, grito o amenazo ,soy sumisa? He conseguido exactamente lo que quería, porque iba a enfadarme? - ahora sí que ella parecía enfadada.

- Te enfadas conmigo, pero no con él?

- Me enfado contigo porque eres un majadero. Y no me enfado con él porque he conseguido todo lo que quería, se ha ido de mi vida y de la de mi hija, no tendré que quedarme en Utah sólo para que él pueda formar parte de su vida. No tendré que mantener una cordial relación con el hombre que me puso los cuernos en mi propia casa por el bien de mi hija. Él no quiere ser padre, estupendo, así podré buscar un padre mejor para mi niña, un hombre mejor para mi. Alguien que sepa querernos y valorarla sobre todo lo demás. Se va? Pues estupendo, le hubiera comprado yo misma los billetes a Nueva York. El hecho de que lo haya querido hacer lo más limpio y rápido tranquilo no significa que  sea sumisa. Me he ahorrado juicios y abogados, ha firmado los papeles y ahora soy libre. - ella ahora era la furiosa,  de hecho su voz había subido con su discurso y directamente gritaba. Se dio la vuelta y se encaminó a las escaleras, no quería hablar más con él. - Sumisa un carajo.

Jerichó (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora