18. Novios

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Jerichó abrió los ojos y miró a la bella mujer dormida entre sus brazos. no pudo evitar pensar en lo afortunado que era por haberla encontrado. 

Estaba totalmente cautivado, no solo por su belleza envolvente, sino también por su carácter dulce y complaciente. a todo eso había que sumarle lo sensual que era.

Nunca había compartido un sexo tan placentero y estimulante como el que había practicado con ella.

Que arrogante fue, creyendo que el sexo solo se trataba de desahoga físico, cuando sus necesidades iban mas allá de lo que podía cubrir por si mismo, en estas ocasiones cuando acudía a una hembra, nunca pensó en lo que se estaba perdiendo, la conexión, la complicidad, ser el que la satisface y se ocupa de cubrir todas sus necesidades. nada de eso había sentido jamás, y hoy por primera vez desde que tenia memoria, se sentía totalmente pleno y satisfecho.

Satisfecho sexualmente como nunca antes, pero también satisfecho emocionalmente. Era libre y nadie le torturaba o manipulaba, tenia un buen trabajo en seguridad que le llenaba de satisfacción, y no solo tenia a su compañera con él, sino que pronto se convertiría el padre. 

Sonrió, todavía le causaba asombro eso. Cuando años antes se enteró que los especies podían procrear no se había planteado ni por un momento que eso se le aplicaría a el, se alegraba por sus amigos, claro. pero de ahí a dejar a una hembra embarazada había un gran trecho. ni se le pasó por la cabeza que el algún día seria padre, eso es mejor dejárselo a machos más equilibrados, como su amigo Smile, y ahora helé aquí,  no solo dispuesto a serlo, sino deseandolo, no importaba que la niña no fuera biológicamente suya, lo que importaba es que pasara lo que pasara el estaría allí siempre para ella.

Recordó aquello que escuchó una vez en la televisión, un padre le preguntaba a su hijo que quien era el dueño de una flor, si el que plantó la semilla y luego la dejó a su suerte o el que cada día la regaba y cuidaba. Recordó la respuesta inocente del niño y pensó que también se aplicaría a su caso. y acariciando suavemente el vientre redondeado de ella se prometió que el cuidaría a esa florecilla.

Tal vez fue la caricia lo que la hizo despertar, tal vez fue la felicidad de Jerichó que al salir en raudales por su cuerpo la hizo reaccionar.

- Hola mi fierecilla. Buenas noches.

- Ehh? Que hora es? 

- Hora de hacerte mía- dijo el dándole la vuelta y tumbándola en la cama para besar su cuerpo. 

-uhmm - gimió ella, pero al abrir los ojos y ver que estaban en el cuarto que le dejó su amiga Anne en su casa, perdió la concentración y sentándose sobre la cama le empujó por los hombros- Jerichó no podemos, estamos en casa de Anne. 

- Si podemos- dijo el, volviéndose a posicionar para no interrumpir el beso, ahora sobre sus rodillas y piernas- Tu relájate y déjame hacerlo todo a mi.

-Bueno... ah, si estas seguro... pero que estoy diciendo. Jerichó basta, no podemos. Anne podría entrar en cualquier momento. Además no podemos hacer el amor en casa de mi amiga, eso no está bien.

- Nena, ya hemos hecho el amor aquí. Mañana si quieres podemos ir a mis habitaciones privadas y compartir sexo allí. Pero por ahora...

- Y si entra Anne?

- no entrará.

- y si viene Ven?

- Que lo mato.

-No digas eso- ella se rindió y tumbo sobre la cama. y le dejó acariciar y poseer su cuerpo. - Debo de estar loca.

Jerichó (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora