24. Celos.

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Mary estaba sentada esperando su turno para la revisión ginecológica, la doctora Gregor, que por motivos personales se había ausentado del Homeland los últimos 15 días, llegaba tarde, pero a ella no le importaba esperar.
Tampoco es como si tuviera a alguien esperando a en casa...

Su padre había vuelto a casa a resolver un asunto "secreto" para dos de sus feligreses y no volvería hasta finales de la semana, hasta entonces estaría sola en casa.

Por un lado agradecía que no estuviera su padre. Sabía que este no dejaba de preocuparse por ella, y tal vez unos días sola era lo que necesitaba para recomponerse. 

Aunque si debía ser sincera consigo misma, todo lo que quería es la oportunidad de regodearse en su propia miseria.

Nunca, ni siquiera cuando encontró a Max en la cama con el vecino homicida había sentido tanta tristeza.
Vergüenza si. Humillación también.
Pero pura tristeza y soledad jamás.
Cuando le dijeron que uno de los efectos de la droga experimental era que Jerichó podría no recordarla no le dio mucha importancia, después de todo la otra opción era la muerte .Y eso era inconcebible.

Pero en el fondo pensó que aunque el no la recordará, seguiría sintiendo algo por ella. Que el sentimiento seguiría ahí.
Nunca habían hablado abiertamente de amor, pero el habló de pertenecerse el uno al otro, de estar siempre juntos, incluso de casarse.
Eso debía significar algo.

Pero al parecer no.

Ella no podía obligarle a amarla, ganas no le faltaban. Pero como hacerlo, dada su trayectoria amorosa?

No sólo eso, sino que la negativa de él a tener algo que ver con ella sólo le confirmaba lo que ya sabía.
En el fondo él había insistido tanto en mantener una relación, no porque la amara profundamente, sino por su tonta idea de que una mujer no debía hacer frente sola a un embarazo.

Y eso sólo la hacia sentirse peor.

Tenía tantas ganas de buscarle e infundirle razón, aunque sea a golpes. Sonrió ante la idea de un enfrentamiento físico.
Sería como poner a pelear a Pulgarcito contra .... contra.... bueno contra cualquiera, decidió al no ocurrírsele ningún nombre de luchador .

O también podría ir a por él y someterle sexualmente. Si, eso era una excelente idea, decidió. 

Al momento desechó la ridícula idea.

El no quería verla, por Dios, puso un oficial de seguridad ante su puerta del hospital para evitarle la entrada, mucho menos permitiría que ella le sometiera sexualmente .
Ni siquiera se lo dejó antes, cuando mantenían relaciones íntimas, de hecho era bastante dominante en ese tema. 

Imagínate ahora.
Eso sin contar en lo redonda que estaba. 

Y fea. 

É hinchada. 

Los deditos de sus pies, a los que apenas veía, parecían minis salchichas Que hombre desearía algo así?

Y volvió a ponerse triste. 

Haciendo un repaso, una humana, embarazada de otro hombre, a la que no reconocía... No le extrañaba que el la hubiera echado de su habitación.

Dolía, si.
Pero lo comprendía.
El era un magnífico macho de las nuevas especies, inteligente, dulce, cariñoso... Y ella era sólo Mary, la hija del párroco . Sola y embarazada... todo un premio...

.... .......... ...... ..... . ..

Jerichó estaba enfadado consigo mismo y al parecer no era el único, se encontró con varias miradas airadas de camino a la oficina de Tiger. Ya habían pasado unos días desde el encuentro en su habitación con Mary y al parecer alguien que pasaba por cerca de su habitación, sin duda un canino, había escuchado su conversación y de la noche a la mañana pasó a ser el especie más odiado por sus compañeros.
También las hembras parecían furiosas con el. 

Jerichó (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora