-¡Nooo! ¡Mierda, mi collar!
Miro a Harry con tristeza, ya que fue él quien me lo regaló.
-No te preocupes, ha sido un accidente -se notaba su decepción, pero la disimula con una sonrisa de lado.
Vamos a desayunar, y prefiero no contarle el incidente del collar a Anna. No hay mucho tema de conversación durante el desayuno.
-Oíd, chicos, tengo una idea -dice Anna, con cara interesante-. ¿Qué os parece si vamos a la casa abandonada que hay por aquí cerca esta noche?
-Eh...pues no s...-me interrumpen.
-¡Claro que vamos! -dicen Harry y Louis al unísono.
-¿Tú qué opinas, Zoe?-dice Anna.
-Bueno, es que...-sigo dubitativa.
-Oh, vamos, Zoe, ¿no tendrás miedo, verdad? -dice Lou, poniendo énfasis en la pregunta-. Además, Hazza estará ahí para protegerte -Harry fulmina a Louis con la mirada.
-Pues...-todos esperan con ansias mi respuesta-. Ojj, está bien, iremos.
Acabamos de almorzar y pasamos el resto de la tarde jugando al Trivial con música para ambientar. Al caer la noche, cogemos linternas y nos abrigamos bien. La noche está fría.
El camino está lleno de barro y oscuro. Sí, sí que me da miedo ir a esa maldita casa. Doblamos a la izquierza en un pequeño sendero. Huellas de varios animales adornan el suelo. Con la tenue luz de las linternas reconocemos un edificio en ruínas, aunque aún conserva su forma.
Noto algo agarrarme del cuello y suelto un pequeño grito, a lo que Harry se ríe.
-Bueno...-dice Anna en un suspiro-. Bienvenidos a la casa encantada.
-¿En-encantada? -pregunto con la voz entrecortada-. ¡Dijiste abandonada, no encantada!
-¿Ah sí? -dice Anna sarcásticamente- Creí que te lo había mencionado...Bueno, chicos, ¿por dónde empezamos?¿Por el pozo o por las habitaciones superiores?
-¡Por el pozo! -dicen los dos al unísono, otra vez. No veo el por qué de tanto entusiasmo.
Me tropiezo con cualquier cosa en mi camino, todo está demasiado oscuro. No puedo ver a Harry, pero sé que se está riendo.
-Tened cuidado. La última vez que vine el pozo estaba destapado -avisa Anna.
-Qué bien, la cosa mejora por momentos -nótese la ironía.
-¿Qué es eso? -pregunta Louis.
-¿El qué?
-Eso. Lo que brilla al fondo.
-Lou, es el reflejo de la luna -dice Harry, rodando los ojos.
Subimos las "escaleras" hacia la habitación superior. Tiene medio techo descubierto. Los escombros quedan a un lado de la habitación. El polvo se ha adueñado del lugar. El mobiliario es antiguo, sin duda. La ropa de cama está adornada de flores. Si ahora mismo me sentase en la silla se rompería. Oímos crujir la puerta, y se cierra de golpe. Un grito sale de nuestras gargantas. Inmediatamente busco la mano de Harry. Necesito tenerlo cerca, necesito tocarlo. Necesito tranquilizarme.
-No os preocupéis, chicos, es...-Anna suspira-. Seguro que el sólo el viento.
La opinión de Anna cambia cuando oímos pasos al otro lado de la puerta. Agarro con más fuerza la mano de Harry. El pomo oxidado gira lentamente. Ésta ves me hundo en el pecho de Harry y cierro los ojos con fuerza. Su corazón late apresurado, el miedo también se ha apoderado de él. La puerta vuelve a crujir, esta vez, se abre.
-¿Qué demonios estáis haciendo aquí? -una potente luz nos apunta. Un señor anciano está en la entrada. Es canoso, la vejez se le nota demasiado. Viste harapos de colores apagados, y un bastón lo acompaña.
-Eh...-Anna suelta todo el aire que había contenido en el último minuto-. Pues sólo habíamos venido a explorar, señor.
-Pues salgan inmediatamente de aquí o llamaré a la policía -dice, apuntándonos con el bastón.
Más aliviados, salimos de aquel lugar. Aquel maldito lugar. No decimos ni una palabra en todo el camino de vuelta. Llegamos de nuevo a la casa. El olor a chimenea nos envuelve, dándonos calor. Entro rápido en mi habitación y cierro la puerta, demasiado fuerte quizá. Me quito la chaqueta y la suelto con brusquedad en la cama. Llaman a la puerta.
-Zoe -la voz ronca de Harry se apodera de mí-. Zoe, abre, por favor.
-No tengo ganas de hablar -digo seca.
-No tenía pensamiento de hablar, es que me tengo que duchar, y por si no lo recordabas, mi ropa está ahí -mis mejillas se ruborizan de vergüenza.
Abro la puerta y vuelvo a lo que estaba haciendo.
-No entiendo por qué te pones así -dice Harry, calmado.
-Ya os dije que no quería ir, y encima tú para mejorar el ambiente me haces bromas, me asustas y luego...-las manos frías de Harry sujetan mi cara, y sus labios aprietan los míos, fundiéndonos en un cálido y profundo beso.
-¿Mejor? -dice él, humedeciendo sus labios. Asiento, y le sonrío.
Cenamos pizza, que había en el congelador. Nos acostamos y caigo rendida en cuestión de minutos. En mitad de la noche, salgo de mi cama y me meto en la de Harry. Lo abrazo por la espalda. El abrazo es correspondido y entrelaza sus dedos con los míos.
(...)
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS, HARRY! -dice Louis, recién levantado. Todos lo esperábamos en el comedor, desayunando.
-¡¿Que es tu cumpleaños y no nos lo dices?! -digo, algo enfadada.
-Eso se merece una celebración. Ahora vuelvo -dice Anna, levantándose de la mesa.
-¿A dónde vas? -pregunta Louis, confundido.
-Al corral. Esta noche cenamos pollo -responde guiñando un ojo.
(...)
-Eh... Zoe - dice Anna con algo en la mano-. ¿Éste no es tu collar?