CAPITULO 33

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Aun no aclaraba del todo el nuevo día, Jackelinne con total sigilo se deshizo del abrazo en el que Brian la tenía; se levantó con los recuerdos vívidos de la noche pasada; se aferró con más fuerza a la idea que tenía en la cabeza, más al ver a su hombre amado allí dormido como si nada le molestara; no iba a permitir que él se volviera a enojar, quería disfrutar de su compañía; se vistió sin más demora y abandonó el altillo y después, el granero; en la casa fue directo a la cocina a preparar café; pero no tuvo que hacerlo, Sandy ya se había hecho cargo.

-¿tú de dónde vienes a esta hora? – preguntó la amiga sonriendo con picardía

- en el camino te cuento – le respondió mientras servía un poco de la olorosa bebida – tenemos que darnos prisa ¿alguien más se ha levantado? ¿El capitán?

- no, fui cuidadosa al salir de la cama; el aún está dormido, creo que al fin pudo descansar

- mmm, entonces durmieron juntos otra vez – no era una pregunta, pero tampoco una acusación, se mostró satisfecha viendo a su feliz amiga

Salió de la cocina, sonriendo al ver la cara que puso aquella, en la habitación se aseó un poco con el agua de la palangana; sacó de su armario uno de los vestidos que había adquirido en Londres poco antes de regresar; se quedó viéndolo por un momento al pensar en lo irónico que era todo aquello. Su padre se había endeudado para que ellas tuvieran todo durante su viaje; les envió dinero en unas tres ocasiones, y allí estaban ellas, intentando pagar ese dinero.

Se sacudió los recuerdos y se apresuró a vestirse, poniéndose el sombrero a juego y la pequeña bolsa de mano, dentro de esta puso el equivalente de la deuda, y varios documentos que tenía que llevar consigo.

Sandy se había sumido en los recuerdos de la noche anterior con Morris; habían hablado apenas. Él se había mostrado más cariñoso, actuaba como si la hubiera extrañado mucho más esta vez; pero aun así, se negaba a aceptar que el pudiera sentir algo más que atracción por ella; es más, no aceptaba ni mucho menos, que lo que ella misma sintiera fuera amor; mantenía siempre presente la reticencia de Morris al compromiso, por esa razón, solamente daría y tomaría de él lo que había, sin reclamos ni preguntas.

Jackelinne regresó arrancándola de golpe de sus pensamientos.

-¡pero qué guapa! – le dijo Sandy

- es necesario, lo sabes; vamos que temo que alguien se pueda despertar e impedirnos esto y en verdad quiero hacerlo; solo deseo que Dios nos acompañe y que todo salga bien y que ese hombre no vuelva a pisar nuestras tierras; ah, es mejor ir a caballo en lugar de la carreta

Salieron de la casa rumbo a los establos; ya estaba bastante claro, casi por completo; Jackelinne estaba sacando su caballo cuando Jeff las sorprendió

-¿necesitada ayuda niña Jacky?

- ¡oh Jeff! – Dijo esforzándose por reprimir los nervios – buen día para ti, Jeff; la señorita Summers y yo saldremos a cabalgar un rato aprovechando la fresca mañana; ¿me ayudarías a preparar el caballo para ella por favor? El del Ranger Larson, es ese alazán de ahí, y esa es su silla – le señaló con la mirada

El vaquero procedió a hacer lo que se le había pedido; cuando tuvo listo el caballo, ayudó a Sandy a subir, sentándola en la silla; Jackelinne se alzó sin ayuda y se sentó; entonces con una seña a Sandy, se apresuraron a abandonar el rancho, antes de que las sospechas del hombre, las detuvieran.

El vaquero las siguió afuera de la edificación, y luego con la mirada hasta que se perdieron en el camino; solo entonces pareció reaccionar; varias preguntas acudieron a su cabeza, como por ejemplo ¿Por qué llevaban tanta prisa?

PREPARADAS PARA MORIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora