Epílogo

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Altos y bajos, idas y venidas, reencuentros y desamores...

Un año después...


Hoy el día se vestía especial para poder homenajear a Bautista como se merecía. El pequeño cumplía un año y todos estaban invitados a festejarlo como se debía.

Karol pasó semanas organizando todo con cautela para que éste día sea completamente único y especial. Claramente un trabajo tan arduo no podía llevarse a cabo por ella misma, así que la madrina del niño también colaboró encantada.

Viernes, último día de la semana; todos estuvieron punta en blanco a las ocho de la mañana para encargarse cada uno de sus asuntos, trabajo, organización, etc.

Carolina salió de casa cuando recibió el mensaje de Karol que estaba afuera. Acababa de dejar a Bauti en casa de su abuela y ahora si estaba libre para terminar con todo. Enero es un poco caloruso, por lo que rogaba que la temperatura colabore y lo peor, que no llueva. Por causas mayores Chiara no estaría ese día con ellos, pero tampoco puede decidir cuando volver al país, también es su trabajo.

A las doce del medio día Carolina volvía a casa. En teoría tendría que ser un día lleno de felicidad y emoción, claro que lo era, pero... un sentimiento opacaba todo. Estaba asustada, nerviosa, tenía mucho miedo. Una vez que cerró la puerta de entrada se aseguró que seguía sola en casa y corrió a su habitación. Vació su bolso dejando caer en la cama un cajita un poco particular. Se arrepentia de no haberselo contado a a su amiga, quizá ahora no pasaría por tantas sensaciones sola.

Parada frente la puerta del baño respiró profundo y contó hasta tres para darse valor. Las manos le sudaban, hasta podía confirmar que tenía taquicardia en éste instante. Pero la duda prevalecía y ganaba ante las demás emociones, no podía esperar más.

Sus piernas flaquearon en cuánto cerró la puerta para salir. Podía afirmar, ahora, que su corazón se detenía lentamente con cada escalón que bajaba. Tomó el reloj de la sala y se sentó en el sillón a esperar los más largos quince minutos de su vida, mientras su mente le mostraba las miles de posibilidades de cambiar su vida.

Llegué!- si, en ese instante se paralizó su corazón y la sangre subió a su cabeza dejandola tan roja como le fuese posible.

-¿Qué... qué... por...- se levantó del sillón sin poder articular ni una frase completa. Aquel moreno de ojos claros se acercó a ella y le dejo un beso corto en los labios.

-¿Qué te pasa bonita? Estás... un poco roja- Carolina se llevó la mano que tenía libre a la cara- ¿Y por qué tenés el reloj?- ella se miró la mano restante y de inmediato lo soltó.

-¿Qué haces aquí?- preguntó atónita.

-Bueno... aquí vivo- el chico se dejó caer en el sillón- No sabes... estoy muy cansado, creo que necesito unos mimitos- y la tiró junto a el abrazandola, pero ella estaba en otra cosa.

Aquel día que los dos pudieron comenzar a vivir libremente y sin preocupaciones su amor se propusieron compartir toda sus vidas y buscaron un departamento para que fuera testigo de sus vivencias como pareja. Ocho meses de mágicos momentos que no hacían más que reafirmar su amor y demostrarle a la vida que aprovechaban la segunda oportunidad que tenían.

-Pero... llegaste antes... que...- ella se escabullo de sus brazos poniéndose nuevamente de pie. Froto seguidamente sus manos en sus piernas y Agustín claramente supo que su novia estaba nerviosa. Se paró frente a ella sin decir nada y la miró fijamente. Carolina pestañaba con rapidez y miraba las escaleras desesperada.

Eres Lo Que Necesito Ahora Y Siempre (Aguslina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora