☆Cincuenta☆

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Un mes después...

Treinta y un días después de que escapé vuelvo a la misma situación. Estoy a punto de tomar un avión para volver a casa.

Hace una semana recibí una carta de la Policía Argentina, donde me anunciaban que Julieta había caído y que necesitaban mi declaración en el juicio que se iniciaba contra ella mañana. La verdad estaba muy nerviosa, pese a haberme ido seguía recibiendo anónimos de ella y nunca supe como estaba tan al pediente de mi situación.

Lo que me tenía sin dormir desde hace un mes era Agustín. El había venido varias veces a buscarme pero nunca dio conmigo, creo que eso debo agradecerle a Gastón, aunque el piense que hice las cosas mal se comportó como un real amigo y respetó mi decisión. Con respecto a Karol, estuve en contacto con ella para que no se preocupara demasiado y para que me ayudará a que Agustín desista de buscarme.

Cuando mis pies estuvieron en suelo argentino sentí que el aire me faltaba. Tendría que volver a ver a todos y eso me asustaba, pero más que nada tenía miedo a poder quedarme y que mi vida aquí ahora fuera distinta.

Guardé mis cosas en un taxi y partí hacía el juzgado, no tenía más tiempo. De camino le escribí a Karol informandole que llegaría pronto. Cada cuadra que recorría, cada metro que me acercaba el corazón se quería salir de mi pecho.

Estaba por entrar a sala con mi valija, debo decir que me acobarde pero esto no era sólo por mi, si no por todos. Entre logrando que los que estaban allí clavaran sus ojos en mi. En medio de toda esa gente el único al que yo anciaba ver era Agustín y allí estaba, recuperado, tan fuerte como siempre.

-Amiga, me alegra verte- Karol se aferró a mi como tratando de que no me fuera otra vez- Se acabó todo esto- Y quién sabe, quizá ahora podría quedarme.

-A mí también me alegra estar de nuevo- no pude evitar llorar con ella. Por una loca pasamos los peores momentos y hasta tuve que alejarme, pero rogaba con ansias que esto acabara.

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De salida todos me saludaron eufóricos por mí regreso, bueno todos menos el. Lo merecía, yo fui la que escapé, pero no tenía otra opción.

-Bueno creo que será mejor ir a casa, vamos a ver éste lugar un par de días más así que no hay que saturarse- Ruggero abrazó a Karol- ¿Quieres que te llevemos?-

-¡Rugge! Tenemos que ir a... a... a ver eso de... ¿Te acuerdas?- juraría que mi amiga se estaba excusando- ¡Perdón Caro pero no podemos llevarte!-

-No te preocupes por mi, yo pido un taxi y estoy- les sonreí.

-¿Qué cosas?- Ruggero seguía sin entender, pero mi amiga de un codazo le aclaró unas ideas- ¡Ah! ¡Pero no! ¡¿Un taxi?! ¡Pero eso es muy incómodo, Agustín puede llevarte!-

-¿Por qué gritas?- lo regaño Karol, estaba nervioso y yo sabía porque. Como hace años querían que pasará tiempo con el.

-No es necesario... yo puedo...- iba a terminar mi frase pero Ruggero llamó a Agustín. La verdad es que mis piernas flaquearon, tenerlo cerca me daba escalosfrios.

-¿Puedes llevar a Caro? Nosotros tenemos que hacer.... cosas- para mi sorpresa el asintió y tomó mi valija para caminar hasta su auto- ¡Ay! ¡Viva el amor! ¡Suerte!- la parejita me sonrió e indecisa caminé hasta donde el me esperaba.

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El camino era silencioso y pese a querer decirle muchas cosas no podía. Todos los días que estuvo lejos busqué las palabras que mejor quedarán con lo que sentía y ahora no podía decirlas.

Eres Lo Que Necesito Ahora Y Siempre (Aguslina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora